Exposiciones

Por qué, siglos después, seguimos hablando de San Francisco de Asís

Por María de la Peña Fernández-Nespral

Exposición 'Shaped by Air'

Este santo, nacido en la zona central de Italia, en la región de Umbría al final del siglo XII y canonizado en 1228, ha inspirado películas, cómics de Marvel, la encíclica del Papa Francisco y también ha sido objeto de fascinación por parte de los artistas. De eso trata esta exposición, la primera celebrada en la National Gallery sobre su figura.

La National Gallery de Londres llevaba trabajando en ella desde 2005 pues, según nos reconoce Gabriele Finaldi, comisario de la exposición y director de la pinacoteca, “San Francisco está muy presente en nuestras colecciones y es una figura importantísima de la historia del arte ". El museo estrena una exposición del santo que consta de 40 piezas venidas del mundo entero y otras muchas propias que incluyen obras maestras de Caravaggio, Murillo, Zurbarán o el Greco.

Pero lo interesante no es solo admirar la interpretación que estos maestros antiguos hacen de San Francisco, sino el diálogo con la obra de artistas contemporáneos igualmente atraídos por él porque “su influencia llega hasta el día de hoy”, añade Finaldi.

La primera y más espectacular sala de la muestra recibe al espectador con una imponente escultura de plomo del británico Antony Gormley, un yeso del cuerpo entero del propio artista con los brazos abiertos, inspirado en el ‘San Francisco en éxtasis’ de Giovanni Bellini perteneciente a la Frick Collection de Nueva York. Gormley visitó la ciudad de Asís en los años 20 y le impresionaron el fresco de Giotto de ‘San Francisco predicando a los pájaros’ en la basílica de San Francisco y también los hábitos del santo expuestos en una vitrina.

Untitled (for Francis) Antony Gormley, 1985.

Con su escultura, Gormley nos invita a mirarnos en el santo, como si quisiera decirnos que cualquiera de nosotros es un potencial San Francisco. Despojado de cualquier adorno, con las manos, pies y parte del pecho perforados está aludiendo a los estigmas, las señales que aparecieron en el cuerpo de San Francisco similares a las que Cristo sufrió durante su crucifixión.

Esta primera sala incluye otra de las obras más sobresalientes de la muestra, proveniente de la National Gallery, ‘San Francisco meditando’, 1635, de Zurbarán. Una vez más, nos miramos en su imagen, arrodillado, absorto en la concentración de la meditación, y casi anhelamos conseguir esa tranquilidad que falta en la vida actual de prisas y tecnología. El austero y agujereado hábito marrón de San Francisco en esta pintura -el pintor español lo retrató más de 15 veces-, representa un símbolo en sí mismo. Zurbarán retrata brillantemente la caída del ropaje, sus pliegues y el tejido gastado, las sombras de color ámbar y ocre. El artista consigue crear la ilusión física de su presencia y a la vez transmite la sensación de que, espiritualmente, está en otro lugar.

Untitled (for Francis) Antony Gormley, 1985.

Este comienzo tan potente de la muestra incluye una obra del artista británico Richard Long, uno de los referentes del ‘land art’ en Reino Unido. Creó ‘Un paseo para San Francisco’ para esta exposición, después de andar durante ocho días por el Monte Subasio, la montaña que se eleva por encima de la ciudad de Asís. El artista quiso emular la experiencia de San Francisco durmiendo a la intemperie, observando la naturaleza, el cielo nocturno o la luna. El resultado es una pieza circular donde el artista graba con frases y palabras la vivencia de esos días.

ASÍS, UNO DE LOS PERSONAJES MÁS REPRESENTADOS

Después del Concilio de Trento, entre 1545 y 1563, San Francisco se convirtió en uno de los santos más representados. Su misticismo fue explorado por artistas como El Greco, cuya obra ‘San Francisco recibiendo los estigmas’ también se encuentra en la muestra gracias al préstamo de la Galería Nacional de Dublín. El Greco lo pintó en éxtasis, meditando o con las señales de los estigmas. De ahí que se le considere como el más riguroso y mejor pintor de San Francisco. Sobreviven más de 135 cuadros del santo atribuidos a El Greco o sus colaboradores.

En esta nueva sala se puede admirar además el extraordinario y elegante ‘San Francisco abrazando a Cristo en la cruz’ de Murillo, procedente del Bellas Artes de Sevilla, una obra encargada para la iglesia de la primera comunidad Capuchina asentada en la misma ciudad. El propio Esteban Murillo fue un ferviente seguidor de los ideales franciscanos y se convirtió en miembro laico de la orden en 1662. Muy cerca de esta obra maestra, se expone otra de no menor calidad de Caravaggio, otro artista que también pintó a San Francisco varias veces durante su carrera. Probablemente ‘San Francisco de Asís en éxtasis’ sea de las primeras obras religiosas que sobreviven de Caravaggio. Representa al santo tumbado y exhausto, con la mano en una herida en su pecho, estableciendo el paralelismo con la imagen de la Pasión de Cristo. Un ángel arrodillado, con una escala bastante mayor que la del Santo, le sujeta tiernamente.

Saint Francis Receiving the Stigmata
Saint Francis embracing the Crucified Christ

San Francisco creía que la naturaleza misma era el espejo de Dios; lo veía reflejado en la naturaleza. Llamaba a todas las criaturas sus “hermanos” y “hermanas” e incluso predicaba a los pájaros. Muchas de las historias que rodean la vida de este personaje están relacionadas con su amor hacia los animales y el medio ambiente, y son precisamente estos relatos los que fueron una tremenda fuente de inspiración artística. La conexión de Francisco con la naturaleza la recogieron artistas como Giovanni Costa en un óleo en el que San Francisco tiene los brazos en alto en absoluta admiración del paisaje de Umbría y al mismo tiempo está dando la bienvenida al ‘Hermano Sol’ que está a punto de aparecer por encima del Monte Subasio.

Dialogando con la obra de Costa del siglo XIX, en la quinta sala, destaca la escultura del árbol-puerta en madera de cedro de 2012 del artista asociado al movimiento Arte Povera, Giuseppe Penone. Conocido por sus esculturas de árboles a gran escala, la incluida en la exposición mide más de tres metros y tiene la parte central tallada como si fuese una puerta tan grande que la podríamos atravesar. Los conceptos del Arte Povera y el espíritu de San Francisco tienen mucho que ver con el trabajo de Penone, como él mismo reveló. “Mi necesidad de simplificación y radicalidad se aproximan mucho a los principios de la pobreza, del rigor practicados por San Francisco. También mi elección de dar el mismo valor a mi cuerpo que a un árbol”, escribe en el catálogo de la exposición.

Albero porta-cedro / Door Tree-Cedar, Giuseppe Penone, 2012
Saccom Alberto Burri, 1953

En 1226, año de la muerte de San Francisco, sus seguidores ya predicaban su mensaje por Europa y más allá. Sin embargo, San Francisco había renunciado al liderazgo de su orden, consternado por el creciente rumbo materialista que había adoptado. Hacia el final de la muestra, se exhibe la obra ‘Sacco’, de 1953, del pintor abstracto también de la región de Umbría y seguidor del Arte Povera Alberto Burri junto al hábito de San Francisco que viene de la comunidad francisca de la Basílica de la Santa Cruz en Florencia. “Una reliquia al lado de una pintura de los años 50 con un impacto visual muy poderoso”, sentencia Finaldi.

El cuadro de Burri es una suerte de collage hecho con tela de saco o arpillera y óleo que dialoga a la perfección con el humilde y parcheado hábito de San Francisco. De alguna forma, este brillante contraste, eleva ese austero ropaje del santo a la máxima expresión artística. Al igual que hizo Zurbarán retratando tan hermosamente su textura y sus pliegues, el hábito visto en directo, con su cordón incluido, se convierte en un auténtico objeto de culto.

SAN FRANCISCO, SEGÚN LOS CONTEMPORÁNEOS

No falta la obra en papel en la muestra, la más contemporánea del proyecto expositivo. Una serie de dibujos en tinta negra del artista australiano Arthur Boyd muestran 16 escenas de la vida de San Francisco con un enfoque menos ortodoxo y más original. Figuras grotescas, poco idealizadas, casi sacadas de un cuadro de El Bosco trasladan la escena medieval al siglo XX. El interés del artista por el santo nació a finales de los años 60 cuando ilustró una de las biografías de San Francisco escrita por el historiador del arte T.S.R. Boase.

St Francis Being Beaten by his Father
Beggars Suite (1-9)

De 2016 es la serie de grabados en madera de la artista alemana Andrea Büttner titulada ‘Mendigos’ que cierra la exposición. Cada uno muestra una figura encapuchada, de un fraile probablemente, simplificada a la máxima expresión, cercana a la abstracción, pero absolutamente sugerente con la imagen de San Francisco. Explora diferentes posturas, de rodillas la mayoría, que podrían interpretarse como una encarnación de la vulnerabilidad, la humildad o la dignidad. Fue la forma de explorar de la artista su interés por la “iconografía de la pobreza” en la historia del arte.

La exposición es de arte, pero nos invita a pensar más allá y a rescatar valores hoy más olvidados, los ideales de San Francisco que parecen más vivos que nunca. Seamos o no religiosos, todos conectamos con el cuidado del medio ambiente, los animales y aspiramos a una vida más sencilla, de menos lujo, pero de más autenticidad y espiritualidad. A lo largo de la historia, San Francisco ha sido admirado, ha sido un ejemplo a seguir y ha sido percibido de diferentes formas. Esta exposición rinde homenaje a todos los San Franciscos, a una personalidad que se ha demostrado inolvidable. “Es como una gran luz que aporta una alegría y esperanza para el futuro. Un hombre pequeñito del siglo XIII que puede hablar como un gigante en el siglo XXI”, afirma rotundamente Gabriele Finaldi.