Protagonistas

Christina Quarles: la artista ‘queer’ y racializada que quiere barrer las etiquetas

Por Ana Mª Nimo

Maggi Hambling en su estudio, 2016.
Foto: Luke Walker

La obra de la estadounidense llega por primera vez a España de la mano de Hauser & Wirth. El lugar elegido para exponer sus reflexiones plásticas sobre la identidad y el cuerpo ha sido La Isla del Rey, un islote en Menorca que guarda cierta analogía con su trabajo: una isla dentro de una isla como los cuerpos que pinta que encierran otros muchos.

Cuerpos que se apelotonan, figuras que se contorsionan sobre sí mismas inmersas en una explosión de color, extremidades que lo llenan todo o que surgen de un abismo… No intente adivinar su género ni su raza porque aquí la verdadera pregunta es: ¿y a usted qué le importa? Los cuadros de la artista estadounidense Christina Quarles encierran más preguntas que certezas, preguntas encaminadas a cuestionarse a uno mismo, a plantearse cómo es estar en la piel de otro. “Los elementos de raza, género o sexualidad no están tanto representados a través de atributos físicos como el color de la piel o la forma del cuerpo, sino más a través de la idea de encajar dentro de una composición, dentro del marco y de cómo encontrar un sentido de totalidad a través de la fragmentación o mediante la multiplicidad de un sentido del yo”, explica a El Grito la artista.

Quarles aterriza por primera vez en España con ‘Come in from an endless place’, una exposición que da continuidad a la presentada y aclamada el año pasado en la Bienal de Venecia, ‘The Milk of Dreams’ y que podrá visitarse en La Isla del Rey, en Mahón, hasta el próximo 29 de octubre. En ella, vuelve a explorar de qué forma se construye la identidad a través del diálogo de las formas corpóreas con el espacio y las texturas mezclando el estudio del dibujo, las técnicas experimentales de pintura y la tecnología digital. Para la artista, el nombre de la exposición sugiere “el concepto de expansión y colapso del tiempo, de la naturaleza cíclica de las cosas, esta exploración de lo que es estar dentro de tu propio cuerpo, moverte por el mundo y tener una percepción de ti mismo”.

Christina Quarles

Nacida en Chicago y criada en Los Ángeles, Quarles asistió a clases de arte desde los 12 años. Trabajó como diseñadora gráfica y en su aproximación a las artes visuales se dejó influenciar por las obras de artistas como Marlene Dumas, Leonora Carrington, Jack Whitten, David Hockney y Philip Guston. Más tarde, en su constante búsqueda de herramientas plásticas que le permitieran dar forma a sus visiones artísticas, se matriculó en la Universidad de Yale, donde obtuvo su Máster en Bellas Artes.

Adobe Illustrator, un peine y música folk

Quarles no trabaja sobre un boceto previo. Sus obras son orgánicas, tienen un punto de partida improvisado, instintivo, pero su construcción es meditada y pausada. “Hago un primer trazo sobre el lienzo con pintura y me separo para observarlo. Pienso qué podría ser… Podría ser un codo… A partir de ahí añado marcas gestuales”, rememora mientras señala una de las curvas corpóreas que dan forma a ‘Rain again’, un lienzo de gran tamaño en el que varias figuras enredadas parecen darse cobijo mientras la lluvia se ceba con otros ¿dos? cuerpos fusionados. A continuación, fotografía el trabajo y utiliza Adobe Illustrator para dibujar los patrones, los fondos y las formas que darán contexto a los elementos principales. “Me resulta muy natural porque puedo dibujarlos con los dedos sobre la pantalla”, apunta. Esto supone invertir el orden habitual en el que se construye la composición siendo los cuerpos los que lastran al resto de elementos figurativos.

La paleta de Christina Quarles se nutre de colores vivos: magentas, azules, verdes... Aprovecha su fuerza para aplacar la inercia de asignar clasificaciones binarias a las figuras: hombre o mujer, blanco o negro, abstracto o representativo. “A menudo digo que estos cuadros son retratos pero no son retratos de lo que ves al mirar a esa persona, sino de lo que yo interpreto que es ser esa persona y mirar hacia el mundo”, explica, “me interesa la idea de usar la figura para explorar lo que significa estar en tu propio cuerpo, en un cuerpo generizado, en un cuerpo racializado… Para mí, personalmente, estar en un cuerpo queer…”.

Lift Yew Up, I Wanna Lift Yew Up, I Wanna, 2023

La cultura pop se filtra en su obra a través de los títulos de las mismas. “Están sacados de canciones o de anuncios que escucho mientras estoy en el estudio. Son versiones fonéticas que hago”. Este es el caso de ‘Lift yew up, I wanna lift yew ip, I wanna’, que bien podría estar inspirado en el tema de Sean Koch, aunque el cuadro tenga poco de folk. “A primera vista parece que son tres figuras sobre una manta de picnic, pero si lo observas con detenimiento verás que hay cosas fuera de lugar, sobran extremidades y dónde parece continuar un cuerpo, realmente es la prolongación de otro…”. Este exceso de información invita, paradójicamente, a poder identificarse con los sujetos: “Puede ser la pierna de nadie o la pierna de cualquiera”.

En ‘Cherry Moon (just as the darkness got very dark)’ unas corporeidades parecen afanarse sobre otra a la vez que unas manos sin dueño están a punto de darle un empujón para que se precipite a la oscuridad. “Quería retratar la manera en la que nos enfrentamos a las decisiones. Mientras unas voces te empujan a tomarlas, otras -como estas manos- tratan de frenarte. Son una proyección de uno mismo”. Una de esas presencias tiene el pelo peinado, literalmente, puesto que Quarles emplea peines reales para dar textura a las melenas. Los azulejos que visten el arco que el protagonista duda si cruzar también tiene relieve: “Los límites entre el collage y la pintura se difuminan”.

Cherry Moon (Just As Tha Darkness Got Very Dark), 2023
Cherry Moon (Just As Tha Darkness Got Very Dark) (detail) 
			2023
			Foto: Fredrik Nilsen
Cherry Moon (Just As Tha Darkness Got Very Dark) (detail) 
			2023
			Foto: Fredrik Nilsen
Cherry Moon (Just As Tha Darkness Got Very Dark) (detail) 
			2023
			Foto: Fredrik Nilsen

La fascinación de Quarles por el tema de la experiencia corporal y la identidad nace de su propia necesidad de plantearse desde muy joven una cuestión que para el resto acostumbra a ser obvia: su raza. Quarles tardó unos años en descubrir que su padre era negro: “Eso me llevó a plantearme quién era yo. Por mi aspecto, para todo el mundo era evidente que era blanca, pero no era así. Y eso me dejaba en una posición complicada”. Para la artista, aquella disyuntiva marcó el inicio de un proceso que atraviesa cualquier ser humano en el camino hacia su madurez y en el que se van añadiendo capas hasta configurar la identidad personal. “Hay un momento en el que todos tratamos de definir quiénes somos y nos cuestionamos aspectos como nuestro género, la orientación sexual… Pero nuestra identidad no es algo estático. Tenemos que modificarla continuamente según el lugar, el momento y con quién nos encontremos. Nos equivocamos al pensar en nosotros mismo como algo que no cambia porque estamos en continuo desarrollo”.

Tras convertirse en la comidilla de la pasada Bienal de Venecia, Quarles vio cómo uno de sus cuadros, ‘Night fell upon us up on us (2019)’, se vendía por 4,5 millones de dólares en Sotheby's y unos meses más tarde, en septiembre, debutaba en Nueva York de la mano de la galería Hauser & Wirth. Esta proyección la sitúa, junto a Jordan Casteel y Tschabalala Self, al frente de una nueva generación de jóvenes artistas figurativos negros.

Night Fell Upon Us (Up On Us), 2019

Muchas primeras veces

Junto a los lienzos, Quarles expone por primera vez una serie de pinturas sobre papel en las que aborda temas como el combate, el apoyo y el control. “Es un medio y un formato completamente nuevos para mí”, confirma. En todas parece repetirse la misma dinámica: dos figuras se pliegan la una sobre la otra inmersas en una especie de baile: “Es un tira y afloja entre la competitividad y la resolución y aceptación”.

Al enfrentarse a un nuevo medio como el papel, Quarles aprovechó para experimentar con sus texturas, dejándolo a veces al descubierto o jugando con la forma en la que la pintura lo impregnaba. Para ella el soporte es tan relevante como el contenido, por eso acostumbra a intervenir los espacios expositivos en los que se muestran sus obras, algo que no ha considerado necesario en esta ocasión. “La belleza del lugar, el blanco de las paredes, su textura imperfecta, la luz y los colores que se ven a través de las ventanas… Se complementan con las obras”.

All They Seem, 2023
		Foto: Fredrik Nilsen
And Tell Me Today's Not Today, 2023
		Foto: Fredrik Nilsen

Quarles había estado en Menorca un año antes para visitar el centro que ostenta Hauser & Wirth en La Isla del Rey, un islote frente a Mahón. “El hecho de que tengas que llegar en bote, te permite tener un momento de meditación previo, te prepara para lo que vas a ver”, explica. El edificio, que en otra época se usó como anexo a un hospital construído en el siglo XVIII en la isla, fue reformado por el arquitecto argentino Luis Laplace, habitual colaborador de los Wirth, para crear un centro de 1,500 m2 que se funde con la arquitectura local.

Por último y como contraste a las pinturas, la exposición incluye una sala dedicada a los dibujos de Quarles. En ellos la artista esboza en blanco y negro una suerte de viñetas en las que las figuras están acompañas de pequeños textos inspirados, de nuevo, por canciones, pero también por poesías o conversaciones que Quarles juega a retorcer para encontrar nuevos significados. En uno de ellos puede leerse: “It’s been too hard livin’ (but I’m afraid to die)” (“Ha sido muy duro vivir (pero tengo miedo a morirme)”).

>