‘El legado que seremos’: futuro y memoria de la transición energética en España

‘El legado que seremos’ es, ante todo, un desafío. El inmenso reto de documentar los cambios sociales y ambientales que siguen a cualquier revolución industrial como transformación del modelo económico y tecnológico. La transición energética, dice Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979), “es la revolución industrial de nuestro tiempo” y su reto es ser testigo silencioso de estos cambios a través del objetivo de su cámara y plasmarlo en imágenes a lo largo de los años y a lo ancho del paisaje ibérico, de As Pontes (A Coruña) a Sedéis (Andorra) y de Compostilla (León) a Litoral de Carboneras (Almería).

El camino, cuenta Ybarra en conversación con El Confidencial, ya ha empezado y es un recorrido a futuro de varios años en cuatro bloques: la descarbonización, la transformación del territorio, la revolución energética y el autoconsumo, además del ‘legado’ de Endesa a través de su historia y planes de regeneración ambiental y futuro en las renovables.

La transición energética está cambiando nuestro mundo y sienta las bases del planeta futuro

“Estamos en una fase super embrionaria de un proyecto que es ingente y llegará hasta el 2026. La transición energética está cambiando el mundo que conocemos y sienta las bases del planeta en el que vivirán las próximas generaciones”, reflexiona el fotoperiodista, curtido en mil batallas de Colombia a Ucrania, pasando Líbano, Darfur, Haití; pisando los territorios Konyaks -los cortadores de cabezas de la India-, el reino de los gorilas del Congo hasta las rías del Norte, donde se baten contra el salitre las bravas mariscadoras gallegas.

¿Y cómo nace la idea? “Llevo toda mi vida fotografiando conflictos armados, revoluciones, grandes catástrofes ambientales y caí en la cuenta de que la transición energética es un proceso tremendamente complejo y significativo, con muchas aristas, del que pretendo ser testigo”, expone Ybarra, con cinco publicaciones y muchos premios a sus espaldas en 20 años de carrera e incontables kilómetros dando la vuelta al mundo.

Esta serie fotográfica es un guiño a la maravillosa novela de Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos, al que Javier Cámara dio vida en la gran pantalla en 2020, recuperando la historia del médico y político colombiano Héctor Abad Gómez, que fue amigo, padre, científico y activista en defensa de la salud pública y universal.

“He tenido la suerte de que Endesa se ha querido implicar a fondo con un proyecto independiente y tremendamente ambicioso que aborda la transición energética desde muchos prismas para dejar un testimonio visual y abrir un debate serio sobre este momento histórico; sobre lo que se quiere hacer, lo que se pudo hacer y lo que dejaron hacer”, explica Ybarra, que ha trabajado en más de 40 países con publicaciones para TIME, el New York Times, Le Monde, Liberation, XLSemanal o Vanity Fair.

Ybarra abre un diálogo visual que está presente tanto en su fotografía documental como en su fotografía más introspectiva y aborda el proceso de la descarbonización de una comarca interior y minera como As Pontes (A Coruña) en los rostros de Elicio y Víctor Gómez, padre e hijo; hacia los de Miquel y Marc Miret, en la central hidroeléctrica de Camarasa (Lleida).

El ADN energético también está presente en los Bielsa, en el municipio de Andorra (Teruel), con hasta cuatro generaciones de la misma estirpe ligadas a la multinacional eléctrica a lo largo de los años y que ilustran esta transformación que transita desde la mina (bisabuelo y abuelo), la central térmica (padre) hasta a las energías renovables (hija). El álbum familiar de Sonia Bielsa, ingeniera técnica y supervisora de parques eólicos, es una síntesis de este proceso que arranca casi un siglo atrás con su bisabuelo trabajando en la mina, pasa por su abuelo Paco, su padre, Francisco Javier -jefe de turno en Operaciones- y llega hasta ella, la primera generación en dar el salto en la transición energética del carbón al viento.

La columna vertebral del testimonio visual que nos propone Ybarra Zavala serán las imágenes, pero también se incorporan nuevos lenguajes narrativos a través de las redes sociales para acercar el proyecto a todos los públicos.

Especialmente espectacular es la imagen de la voladura de la chimenea de la central térmica de Andorra, el pasado 16 de febrero, que se quiebra en dos como un hueso en una imágen icónica que rompe con el pasado industrial y flota hacia nuevos horizontes energéticos más limpios y sostenibles.

Humanidad, paisaje, profundidad y transformación se dan la mano en un proyecto que quiere convertirse en un reflejo de “esa muda da piel” de nuestro tiempo que ya está siendo la transición energética en los rostros de sus protagonistas; las personas y los territorios como memoria y conciencia.