Actualidad

El origen del mundo: ¿quién es la mujer que se esconde detrás del cuadro de courbet?

Por ALBERTO G. LUNA

‘El origen del mundo, 1866. Gustave Courbet

Quién se esconde detrás del famoso cuadro de Gustave Courbet es algo que ha traído de cabeza a los críticos de arte. Analizamos el negocio detrás de algunas de las teorías más destacadas y por qué nos debería de importar más bien poco qué mujer había detrás del lienzo.

En 1866 Gustave Courbet pintó el torso desnudo de una mujer acostada sobre una cama, con las piernas abiertas, encuadrada de tal manera que no se viera nada más por encima de sus senos (cubiertos por una sábana) ni debajo de sus muslos. El resto del cuerpo, cabeza, hombros, brazos, pies o manos serían sacrificados en beneficio de un gran coño ubicado en el centro, protagonizando inevitablemente el cuadro.

El inventor del realismo acababa, así, de un plumazo, con los desnudos artísticos académicos y mostraba la anatomía sin tapujos, todo lo que los demás se habían esforzado tanto en disimular (desde Botticelli, Miguel Ángel, Giorgione, Tiziano o El Bosco hasta Velázquez, Rubens, Rembrandt, Juan Carreño o el revolucionario Goya): una verdadera mujer de carne y sangre en lugar de óleo y lienzo, con su sexo en primer plano y, en el centro de la tela, un vello púbico oscuro sobre un cuerpo blanco el cual, quieras o no, resulta imposible dejar de mirar

Uno de los cuadros más famosos de la historia de la pintura en definitiva, una apología del vello púbico, sin ornamentos, sin excusas narrativas alrededor de un cuerpo femenino recreado en toda su crudeza que Courbet prácticamente te obliga a observar. El origen del mundo.

El nacimiento de Venus, 1485. Sandro Botticelli
La Creación de Adán, 1511. Miguel Ángel
Venus dormida, 1508. Giorgione
Venus de Urbino, 1538. Tiziano
El jardín de las Delicias, 1480-1490. El Bosco
Venus del espejo, 1644. Diego Velázquez
Las tres Gracias, 1630-1635. Pedro Pablo Rubens
Betsabé con la carta de David, 1654. Rembrandt
Eugenia Martínez Vallejo, desnuda, 1680. Juan Carreño de Miranda
La maja desnuda, 1795-1800. Francisco de Goya

Pero, al margen de la indudable calidad artística de la obra y su trascendencia en la historia del arte, quién era la mujer detrás de ese cuadro es algo que ha traído de cabeza a los críticos de arte, sucediéndose todo tipo de teorías (y negocios) como si de la muerte de Kennedy se tratase. Hacemos un repaso a las que mejor se han posicionado (hasta el momento, claro).

Una hipótesis surrealista sobre el vello púbico de las irlandesas

La conjetura más extendida es que la modelo del cuadro era Joanna Hifferman por la sencilla razón de que fue la amante del artista en 1866 y ya había posado en alguno de sus cuadros, además de para James Abbott McNeill Whistler. Tiene todo el sentido que también lo hiciera para este.

Symphony in White, No. 1: The White Girl (Joanna Hifferman), 1862. James Abbott McNeill Whistler

Según la navaja de Ockham , principio según el cual en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable, esta sería la hipótesis más plausible. Pero resulta que la modelo era irlandesa, además de pelirroja, por lo que muchos historiadores de arte (que por lo visto también saben de tipos de vellos púbicos) lo han considerado incompatible con la complexión del cuerpo aparecido en el cuadro y, sobre todo, el pelo oscuro de su pubis. ¿Demasiado negro para las irlandesas?

¿Y si se hubiera inspirado en una foto erótica?

En 1839 la Academia de Ciencias Francesa anunció al mundo la creación del daguerrotipo , el primer proceso fotográfico capaz de plasmar una imagen real sobre una superficie de manera eficaz para su explotación comercial. Pocos años después apareció la fotografía estereoscópica. Y con ambas, las primeras imágenes eróticas. Según Michael Koetzle y Uwe Scheid (Frivolidades Parisinas, Taschen), entre 1840 y 1855 se recogen en París alrededor de 5.000 daguerrotipos eróticos protagonizados por improvisadas modelos salidas de los burdeles y cabarets parisinos. Su precio era elevado, por lo que iban destinados a las clases acomodadas. Sin embargo, con la aparición de la fotografía estereoscópica y, sobre todo, de las copias en papel de albúmina, este tipo de imágenes se popularizaron pasando de mano en mano como lo hiciera la Playboy en los 80 o los VHS en los 90.

Auguste Belloc. 1854
Jaques Moulin. 1849
Jaques Moulin. 1850
Jaques Moulin. 1851
Jaques Moulin. 1851
Durieu. 1853-1854
Durieu. 1853-1854
Durieu. 1853-1854
Durieu. 1853-1854

Entre los daguerrotipistas eróticos más conocidos se encontraban Jean Louis Marie Eugéne Durieu (1800-1874) y Auguste Bello (1800-1867) cuyas imágenes, modelos e incluso encuadres sospechosamente similares a los de sus pinturas se cree que podrían haber inspirado a artistas como Courbet o Delacroix.

LA BAILARINA, QUIZÁS TAMBIÉN PROSTITUTA, QUE DESPUÉS FUE FILÁNTROPA

En su libro 'El origen del mundo. Vida de una modelo' de la editorial Libros del Zorzal, el historiador Claude Schopp sostiene que dio fortuitamente con la identidad de la mujer detrás del cuadro de 'El origen del mundo' mientras examinaba la correspondencia entre los escritores Alejandro Dumas hijo y George Sand. Se llamaba Constance Quéniaux y era bailarina de la Ópera de París. En 1866 tendría 34 años, no bailaba desde hacía siete años pero todavía era una de las amantes mantenidas de Khalil Bey, diplomático y coleccionista de arte erótico que le encargó la obra al pintor.

Lo cierto es que en la Francia de Courbet proliferaban las bailarinas que, generalmente, provenían de clases desfavorecidas. La Ópera de París representaba la única esperanza de muchas de ellas, en ocasiones, menores. Un trampolín hacia el mundo de los más poderosos. La señorita Quéniaux fue bailarina y probablemente también prostituta, en cualquier caso mantenida de Khalil Bey. Tras su muerte, donó su elevada herencia a sus criados y al Orfanato de las Artes, acordándose de los que no tenían cuando los ricos no lo hacían. Entre sus pertenencias se encontró un cuadro de Courbet ('Flores'), una simbólica composición con camelias rojas y blancas (la flor de las cortesanas). Fuera o no la mujer tras el lienzo de Courbet, por lo que hizo ya se merece todo nuestro reconocimiento.

LA CABEZA DECAPITADA

Otra de las versiones sostiene que la pintura formaría parte de una obra de mayor tamaño. En 2010 apareció un retrato atribuido a Courbet en el que se puede ver la cabeza de una joven reclinada hacia atrás con ciertos cortes en los bordes que llevaron a pensar que fue separado de una tela más grande. Un estudio publicado en Paris Match, radiografías, rayos X, los colores utilizados, los pigmentos, la capa marrón de los contornos, un coleccionista anónimo que aseguró haber comprado el cuadro en una tienda de objetos antiguos por 1.400 euros, una inscripción en la parte de atrás del lienzo... En fin, un culebrón que apuntaba a que se trataba de la continuación de la controvertida obra del pintor francés.

En un comunicado, el Museo de Orsay, poseedor del cuadro original, calificó de fantasía esta hipótesis. Y ni que decir tiene que se negó a prestar la obra para cotejarla. "'El origen del mundo' no ha perdido la cabeza", señaló de forma brillante la institución cultural, que añadió que el lienzo "es una composición terminada y en ningún caso el fragmento de una obra mayor. Los estudios técnicos que se hicieron en los años 90 no permiten pensar que se hubiera sometido a ninguna modificación para hacer desaparecer el rostro. Por otra parte, los testimonios de la época referidos a la pintura confirman que la imagen era de una mujer desnuda sin pies y sin cabeza". Fin del debate.

Aunque fue pintado en 1866, 'El origen del mundo' no se exhibió en público hasta 1995. La razón la pueden encontrar en que Courbet no pintó el controvertido cuadro para representar su versión cosmogónica del origen del universo (de hecho, en un principio ni lo firmó ni le puso un nombre). Sencillamente Khalil Bey se plantó en su estudio y se lo encargó, este aceptó, tendió a Joanna en la cama -o a Constance Quéniaux, o la cabeza decapitada, o a lo que buenamente crean- la pintó y se lo entregó. El coleccionista lo guardó en su casa y dos años después se arruinó, por lo que el lienzo vivió una auténtica odisea viajando hasta el almacén de un anticuario, después a Budapest, fue requisado por los soviéticos, pasó por las manos deJacques Lacan y finalmente terminó en el Museo de Orsay.

La mujer desnuda con perro, 1862
La mujer con medias blancas, 1864
Venus y Psique, 1864
La mujer con loro, 1866
El sueño, 1866
La mujer en las olas, 1868

¿Importa realmente saber que la protagonista de la obra fuera una antigua bailarina, su amante, una prostituta o las tres cosas a la vez? Courbet pintó numerosos cuadros de desnudos: 'La mujer desnuda con perro'(1862), 'La mujer con medias blancas' (1864), 'Venus y Psique' (1864), 'La mujer con loro'(1866), 'El sueño' (1866), 'El origen del mundo' (1866) o 'La mujer en las olas' (1868) por citar algunos. Unos retratos que de lo que tratan no es otra cosa que una reivindicación contra el academicismo que él execraba. Una manifestación del virtuosismo, el talento y la transgresión del propio pintor. Que fuera Joanna Hifferman, Constance Quéniaux o la vecina del tercero nos tendría que dar igual. Por suerte, el misterio se perdió con ellas. A nosotros nos queda la obra maestra.