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LA OBRA CONTROVERTIDA DE MAGGI HAMBLING LLEGA POR PRIMERA VEZ A ESPAÑA

Por María de la Peña Fernández-Nespral

Maggi Hambling en su estudio, 2016.
Foto: Luke Walker

Maggi Hambling está considerada una de las mejores retratistas de su generación. Su exposición en la galería Marlborough de Madrid coincide con la muestra de Lucien Freud, en el Museo Thyssen, del que es heredera.

La ropa que lleva le queda dos tallas grandes. Tiene el pelo blanco despeinado, zapatillas de deporte y un rimel negro que resalta sus enormes ojos azules. Maggi Hambling (Sudbury, Reino Unido) tiene 77 años pero se siente de 15. Es una de las artistas británicas de la primera línea de la escena artística de su país, considerada de las mejores retratistas de su generación. Su obra está presente en las colecciones del British Museum, la Tate Modern o la National Gallery.

Por primera vez expone en España y no puede estar más satisfecha. Su exposición en la galería Marlborough de Madrid coincide con la muestra de Lucien Freud, en el Museo Thyssen, del que es heredera. También lo fue de Francis Bacon, que en 2009 mostró en el Museo del Prado lo mejor de su producción. Es quizás junto a Frank Auerbach, la artista viva inglesa que ha seguido esa estela del arte que sale de las entrañas, difícilmente clasificable. Controvertida, como todo gran artista, sus 24 cuadros y pequeñas esculturas de la muestra respiran holgadamente en un recorrido que va a más. En la penúltima sala, se expone la obra que da título a la muestra: ‘4AM’. Puntual hora para la artista a la cual suele despertarse con sus peores temores y preocupaciones.

Lion in enclosure, 2019
Self-portrait, bad day I, 2017

Su compromiso social con el medio ambiente, el maltrato animal, las guerras y el feminismo han ocupado parte de esa zozobra que asalta de madrugada y refleja en su obra. Varios lienzos en la primera sala hacen alusión al sufrimiento de un león en postura retorcida y extraña, un rinoceronte sin cuerno o varios elefantes, uno de ellos bebé y otro sin colmillo.

Cuando Maggi estudiaba en la misma excéntrica escuela que Lucien Freud eran muy pocas las mujeres artistas y se congratula de que las cosas hayan mejorado, aunque según ella parece que ahora prima lo contrario cuando es solamente la calidad de la obra lo que debería importar. Pero tiene claro que es el trabajo duro y la suerte lo que han marcado su prolífica trayectoria. Su rutina cambia según la estación. En verano se levanta a las 5 de la mañana y lo primero que hace es un dibujo a modo de calentamiento. A partir de ahí pinta hasta las 14:00 de la tarde. A las 18:00 (y nunca antes) se toma un whisky y se acerca al estudio a echar un vistazo a lo que ha pintado. Fue su profesor y mentor Arthur Lett-Haines, el que le dijo que tenía que convertir su trabajo en su mejor amigo. Estuviese contenta o triste, le aconsejaba irse a trabajar y mantener una conversación con su obra. “Es así como he vivido", afirma.

Galería Marlborough

Y también lo ha hecho de espaldas a las críticas que ha recibido a sus esculturas públicas. En 1998, hizo un homenaje a Oscar Wilde retratándole en un sarcófago de bronce y granito verde instalado como un banco en el centro de Londres. La cabeza de Wilde sobresale y tiene la mano alzada fumando un cigarrillo. La obra despertó una crítica encendida por haber representado al escritor en una tumba. Pero no fue la primera vez que hacía su personal interpretación a un personaje muerto. Lo hizo con Henrietta Moraes, su amante y la modelo de muchas obras de Bacon. Después de su fallecimiento, en 1998, la dibujó en su ataúd y más tarde comiéndose un merengue. Fue para ella una forma positiva de vivir el duelo. “Me gusta pintarlos una vez muertos porque permanecen vivos dentro de ti”, explica Hambling. Henrietta Moraes era una fuerza de la naturaleza. En palabras de Hambling, una de esas personas que cuando entran en una habitación está 50 veces más viva que nadie. Fue uno de los amores de su vida junto con su actual pareja, la artista Tory Lawrence. Después de su impactante muerte, empezó a pintar cuadros del mar, ‘un mar sexy que cada vez que explota una ola es como un orgasmo’.

Es posible que las críticas a sus esculturas, también a la de la activista del feminismo Mary Wollstonecraft, realizada en 2020 y también expuesta en Londres, en un parque del norte, le hayan ayudado a ser todavía más conocida. Y a ella le gusta responder a las críticas con una cita precisamente de Oscar Wilde: “Cuando las críticas difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo”. Es su forma de defenderse, ser su propia crítica tal y como le recomendó una profesora de arte cuando tenía 14 años.

COVID solstice, 2021

LA SEXUALIDAD EN LA OBRA DE HAMBLING

La sexualidad recorre su obra. Varios retratos en la exposición son cabezas que ríen a carcajadas. Le atrae la forma de reírse de la gente cuando lo hace de forma abandonada, como en el sexo. Y es para ella un reto porque podría confundirse con el gesto del grito.

Tiene previsto visitar el Prado al día siguiente de la inauguración de la exposición. Quiere ver a Goya, el artista donde la muerte también es una constante. Le interesa especialmente su época final, las pinturas negras, pues sobre todo conecta con su humanidad. No es que Hambling se haya inspirado en sus obras, sino que tiene “la capacidad de captar como Goya, la idea de la muerte y de la tragedia que le rodea”, escribe Manuela Mena en el texto del catálogo de la exposición. Al igual que Bacon, al que conoció, ambos “logran juntar la vida y la muerte para cohabitar juntas”. Es lo que intenta conseguir todos los días en su estudio, donde transcurre “el tiempo verdadero” y lo demás es “el resto”.

Laughing, 2018
Laughing V, 2018
Self-portrait, Drawing, 2018
Invitacion MMA, 2023, Skulls
Self-portrait, Busy, 2018
Night of the Lotus Eaters, 2019

Conocida al igual por sus ataques y críticas que por sus exposiciones en todo el mundo y elogios de quienes la admiran, su personalidad y su peculiar presencia no dejan indiferente. Es consciente de su fama de controvertida sin buscarlo. También lo es de lo incorrecto de su defensa a las corridas de toros porque según ella tienen la posibilidad de ser una obra de arte.

Maggi Hambling para Beauty Papers
Foto: Harley Weir

No sabe si ha llegado al éxito a sus 77 años, pero lo que sí sabe es que sigue trabajando con la esperanza de ser mejor diciendo más con cada vez menos. Durante años tuvo una norma de no dejarse fotografiar sin un cigarrillo en la mano y el ceño fruncido. Esta vez, en Madrid, delante del imponente cuadro ‘Alepo’ de 2016, lo hace con un vaso de whisky y tan seria como se esperaba. En un bolsillo de su chaqueta está su vapeador electrónico. Tuvo un infarto el año pasado.