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Hilma af Klint y Mondrian, las obras extrañamente parecidas de dos artistas que nunca se conocieron

Por Sandrine ortega

Salón del aeropuerto del presidente en Bratislava, Eslovaquia
                Foto: Lívia Pemáková

Durante muchos años el trabajo de Hilma af Klint estuvo oculto, pero durante la década de 1980 sus obras resurgieron para exhibirse en los más importantes museos. Ahora, la Tate Modern presenta una exposición en la que la compara con Mondrian, reflejando ambas vidas extrañamente parecidas.

Como escribió el crítico de arte del New Yorker, Peter Schjeldahl, citando a su vez a Thomas B. Hess para referirse a la vanguardista abstracción de Hilma af Klint: “El arte abstracto siempre ha existido, pero hasta este siglo nunca se supo de su existencia”. B. Hess escribió esto en 1951 precisamente para referirse a todos aquellos artistas que la historia del arte ha pasado por alto, que fueron pioneros y no los conocimos en su día. Hilma af Klint, artista sueca de finales del siglo XIX y principios del XX, es una de ellas. Sin embargo hoy su obra triunfa en exposiciones como “Hilma af Klint and Piet Mondrian: Forms of Life”, en la que la Tate Modern de Londres y Kunstmuseum den Haag la comparan con Piet Mondrian, artista al que nunca conoció.

Si bien de Piet Mondrian los aficionados al arte tenemos registro (creador del movimiento holandés De Stijl, considerado uno de los padres de la abstracción junto a Vasili Kandinsky y Kazimir Malévich), de af Klint no tenemos registradas tantas fichas. Pero esto, que en un primer momento podría parecer el fruto del olvido del mundo del arte a las mujeres en su historia, fue por propia petición de la artista, quien se consideraba a sí misma una adelantada a la época. Y tenía razón. Hilma af Klint fue la primera mujer matriculada en la Academia de Bellas Artes de Suecia. Fue también una de las primeras de su clase, lo que le valió el acceso gratuito a un estudio en el centro de Estocolmo para pintar y donde conoció a sus cuatro amigas artistas con las que formó el colectivo Las Cinco.

Af Klint, nacida en 1862, y Mondrian, nacido en 1872, una vez graduados en la universidad, empezaron a pintar el mundo natural. Pintaban paisajes, flores y nubes como en un intento de reproducir y descifrar la realidad que les rodeaba y continuar con la estética imperante de la época. Prueba de su paralelismo pictórico son los cuadros ‘Botanical Drawing’ y ‘Red Amaryllis with blue background’. En estos primeros bocetos, los artistas se acercan a la obra como un par de botanistas se acercan a sus especímenes de estudio, como un investigador en un laboratorio intenta llegar al secreto del mundo natural y de sus posibilidades. Mondrian y af Klint exploran con sus pinceles tallos, pétalos y pistilos. Pero si bien el paralelismo es obvio hay que remarcar que casi 20 años separan una obra de la otra: af Klint pinta estas flores en 1890, mientras que Mondrian lo hace en 1909-1910.

Botanical Drawing, 1890. Hilma af Klint
Red Amaryllis with blue background, 1909-1910. Piet Mondrian

Af Klint fue también la primera en alejarse del mundo natural para intentar reflejar las fuerzas que se esconden detrás de él. La artista usó la abstracción en un primer momento para simbolizar estas fuerzas, y sus formas y colores estuvieron influenciados a su vez por los movimientos espirituales occidentales. Podemos ver este primer alejamiento poniendo obras del mismo periodo en comparación como ‘Evolution’ de af Klint y ‘Evolution’ de Mondrian. Mientras que la pintora sueca buscaba el sentido de la evolución humana y su psique en formas geométricas que juegan con el concepto de lo infinito, lo cíclico o lo cósmico; Mondrian se encontraba en 1911, tres años después, analizando este mismo concepto desde un punto de vista figurativo, con apenas unas estrellas plasmadas para referenciar a la iluminación propia de un estado evolutivo. Es por ejemplos como este que muchos la han considerado la precursora de la abstracción. Af Klint ya era madre de la abstracción mucho antes de que Mondrian, Malévich o Kandinsky pudieran adjudicarse el título paternal.

Evolution, 1908. Hilma af Klint
Evolution, 1911. Piet Mondrian

LA INFLUENCIA DE LA TEOSOFÍA EN AMBOS ARTISTAS

Lo que sí es cierto es que tanto Klint como Mondrian evolucionaron en su carrera hacia un mismo punto: la religión teosófica. Ambos artistas se convirtieron al teosofismo, una religión creada por la filósofa y pensadora rusa Helena Blavatsky. El teosofismo cobró fuerza durante los comienzos del siglo XX y caló en la vida de una gran cantidad de artistas de vanguardia al ser una mezcla de cristianismo, budismo e hinduismo que defendía el conocimiento para llegar a una verdad más objetiva. Esta verdad era el requisito fundamental para alcanzar la sabiduría y entender la vida misma. El teosofismo además hablaba del mundo natural como la fuente suprema de dicho conocimiento y generó, en el intento de llegar a él, una gran cantidad de material grafico donde destacan diagramas como los de Rudolf Steiner, creador de la antroposofía y la doctrina Waldorf, y cuyos escritos también corrieron como la pólvora entre artistas e intelectuales de la época. Los diagramas de Steiner, a los que se les ha dedicado hasta un libro, también se muestran en la exhibición como una fuente de inspiración para ambos artistas. En las obras ‘Adulthood’ (1907) y ‘Composition in colour B’ (1917), vemos estas influencias de la geometría aunque otra vez con 10 años de diferencia entre una obra y otra.

Adulthood, 1907. Hilma af Klint
Composition in colour B, 1917. Piet Mondrian

En la década de 1920 el trabajo de ambos pintores se acercó más que nunca cuando empezaron a plasmar su propia evolución mística en sus pinturas y a buscar, tal y como predica la teosofía, lo absoluto en lo esencial. Mondrian creó entonces sus cuadros más famosos entre los cuales está ‘Composition with red, black, yellow, blue and gray’ (1921) en el que ya vemos la estética con la que el pintor será recordado: cuadrículas asimétricas negras y blancas (lo que él llamaba los “no-colores”) rellenas de los colores primarios rojo, azul y amarillo. A su vez, af Klint ahondó en su misticismo, especialmente desde que en 1908 conociera a Steiner y, tras años de búsqueda espiritual y pictórica, creó cuadros como ‘The Swan, The SUW Series, Group IX, No. 17’ (1914-1915), un cuadro que bien podría compararse no solo con la obra abstracta de Mondrian, sino también con la de Malévich, otro de los considerados “padres de la abstracción”.

De hecho, Af Klint y Malévich hacían en los mismos años las mismas experimentaciones artísticas, y para verlo solo hay que poner a un lado ‘Black Square’ (1915) con ‘Starting Picture (Utgangsbild), Series II, No. 1’ (1920) de la artista sueca.

Black Square, 1915. Kazimir Malévich
Starting Picture (Utgangsbild), Series II, No. 1, 1920. Hilma af Klint

UNA OBRA ESCONDIDA A PETICIÓN DE SU AUTORA

Pero de que no nos hayamos dado cuenta hasta hace 40 años de esto, de lo pionero de af Klint y de su profunda y estética obra, tienen la culpa solo dos personas: Rudolf Steiner y la misma af Klint. Cuando Steiner y af Klint se conocieron en 1908 y ella le mostró su obra, el consejo del filósofo y líder espiritual fue que guardara sus obras hasta 50 años después de su muerte. Af Klint le hizo caso (a medias) porque decidió que hasta 20 años después del día de su muerte nadie podría ver sus pinturas. Un deseo que cumplió su sobrino, Erik, quien heredó de ella alrededor de 1.000 obras y creó su fundación en el año 1972.

Desde el año 1984 (pasado el doble de tiempo establecido por Hilma para exponer su obra), la Fundación Hilma af Klint no hace otra cosa que prestar sus cuadros para ser expuestos en exhibiciones por todo el mundo. En estos casi 40 años, a Hilma af Klint se le han dedicado exposiciones, ya sean colectivas o individuales, en los mayores museos del mundo: el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, el Moderna Museet y el Museum of Modern Art de Estocolmo, el Bozar de Bruselas, la Neue Nationalgalerie de Berlín, el Pompidou y el Orsay de París y ahora, la Tate Modern de Londres. En España, el Museo Picasso de Málaga acogió en 2013 la exposición itinerante ‘Hilma af Klint – A Pioneer of Abstraction’, donde ya se exploraba el trabajo de la artista como pionera de la abstracción.

Juventud, 1907. Hilma af Klint

Lo más sorprendente de ver las carreras pictóricas de Mondrian y af Klint juntas es que, a pesar de que la pintora sueca ganara temporalmente en modernidad e inventiva, ambas evolucionaron hacia las mismas formas y estéticas viniendo de lugares diferentes y sin haber tenido posibilidad de conocerse. Cada quien con sus intereses y estilo tuvieron grandes coincidencias. La última de ellas fue la fecha de su muerte, dado que ambos murieron en 1944 (año en el que también murió Kandinsky, otro de los llamados “padres de la abstracción”). Pero lo más triste en este caso no sea tal vez su muerte, sino descubrir que af Klint no gozó en vida del éxito de Mondrian, ni de ser entendida o celebrada como la pionera que fue y que sabemos que es a día de hoy.

Sin embargo, lo más emocionante está por venir dado que esta carrera no ha acabado y af Klint está tomando ventaja: la muestra que le dedicó el Guggenheim de Nueva York en 2018 fue la más vista en toda la historia del museo y más de 600.000 visitantes acudieron a ver su retrospectiva. Todo gracias al trabajo de la fundación con su nombre y al trabajo de museos como la Tate Modern que, a través de generar analogías artísticas como la de esta exhibición de alrededor de 250 piezas, vierte frescura y nuevas líneas de investigación en un mercado de exposiciones temporales plagado de conservadurismo, y recupera el trabajo de grandes artistas ocultas como lo fue Hilma af Klint.

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