Como escribió el crítico de arte del New Yorker, Peter Schjeldahl, citando a su vez a Thomas B. Hess para referirse a la vanguardista abstracción de Hilma af Klint: “El arte abstracto siempre ha existido, pero hasta este siglo nunca se supo de su existencia”. B. Hess escribió esto en 1951 precisamente para referirse a todos aquellos artistas que la historia del arte ha pasado por alto, que fueron pioneros y no los conocimos en su día. Hilma af Klint, artista sueca de finales del siglo XIX y principios del XX, es una de ellas. Sin embargo hoy su obra triunfa en exposiciones como “Hilma af Klint and Piet Mondrian: Forms of Life”, en la que la Tate Modern de Londres y Kunstmuseum den Haag la comparan con Piet Mondrian, artista al que nunca conoció.
Si bien de Piet Mondrian los aficionados al arte tenemos registro (creador del movimiento holandés De Stijl, considerado uno de los padres de la abstracción junto a Vasili Kandinsky y Kazimir Malévich), de af Klint no tenemos registradas tantas fichas. Pero esto, que en un primer momento podría parecer el fruto del olvido del mundo del arte a las mujeres en su historia, fue por propia petición de la artista, quien se consideraba a sí misma una adelantada a la época. Y tenía razón. Hilma af Klint fue la primera mujer matriculada en la Academia de Bellas Artes de Suecia. Fue también una de las primeras de su clase, lo que le valió el acceso gratuito a un estudio en el centro de Estocolmo para pintar y donde conoció a sus cuatro amigas artistas con las que formó el colectivo Las Cinco.
Af Klint, nacida en 1862, y Mondrian, nacido en 1872, una vez graduados en la universidad, empezaron a pintar el mundo natural. Pintaban paisajes, flores y nubes como en un intento de reproducir y descifrar la realidad que les rodeaba y continuar con la estética imperante de la época. Prueba de su paralelismo pictórico son los cuadros ‘Botanical Drawing’ y ‘Red Amaryllis with blue background’. En estos primeros bocetos, los artistas se acercan a la obra como un par de botanistas se acercan a sus especímenes de estudio, como un investigador en un laboratorio intenta llegar al secreto del mundo natural y de sus posibilidades. Mondrian y af Klint exploran con sus pinceles tallos, pétalos y pistilos. Pero si bien el paralelismo es obvio hay que remarcar que casi 20 años separan una obra de la otra: af Klint pinta estas flores en 1890, mientras que Mondrian lo hace en 1909-1910.