Actualidad

MÁS ALLÁ DE HOKUSAI O POR QUÉ NOS ATRAE TANTO SU GRAN OLA

Por Sofía Guardiola

La gran ola de Kanagawa, de Treinta y seis vistas del monte Fuji. Katsushika Hokusai

El artista japonés Katsushika Hokusai alcanzó recientemente su récord en Christie's Nueva York con una impresión de su grabado más reconocido, ‘La gran ola’. Pero la trascendencia y vigencia de su obra está más presente de lo que pensamos.

En su época, las obras de Katshusika Hokusai (1760-1849) no se consideraban piezas pertenecientes a las bellas artes. En realidad, los grabados que se realizaban sobre madera mediante la técnica conocida como Ukiyo-e, se utilizaban para decorar los hogares. Y es que la técnica permitía cierta democratización, pues podían realizarse multitud de copias de una misma imagen y venderse a buen precio.

Hoy sin embargo, la obra de arte conocida como ‘La gran ola’ –cuyo nombre completo es, en realidad, ‘La gran ola de Kanagawa’–, forma ya parte del imaginario colectivo. Desde camisetas, paraguas, un emoji en Whatsapp, calcetines o agendas, hasta la emblemática marca Lego o incluso Doctor Marten's para realizar ediciones limitadas de sus calzados más emblemáticos. La razón la podemos encontrar, además de en sus indudables cualidades artísticas, en su temática atemporal: la naturaleza embravecida frente al hombre, a su mortalidad, a su finitud.

Abstraktes Bild, Gerhard Richter. 1932
Femme au Chignon Dans un Fauteuil, Pablo Picasso. 1948

Hoy en día el hombre ha conseguido pisar la Luna, conectar entre sí prácticamente todos los rincones del planeta y curar y erradicar multitud de enfermedades, entre otros muchos avances técnicos y tecnológicos, pero sigue encontrándose desarmado frente a la naturaleza que se yergue ante él en actitud destructora. Prueba de ello es, de hecho, el terremoto y posterior tsunami que las mismas costas niponas sufrieron en 2011, más de dos siglos después de que Hokusai representase de una forma tan expresiva este clásico y desigual enfrentamiento.

La pieza pertenece a la serie ‘Treinta y seis vistas del Monte Fuji’, que dan cuenta de la habilidad del autor como paisajista, aún a su avanzada edad, pues pintó su gran ola pasados los 70. En su representación, pueden verse tres embarcaciones de remos que luchan contra el temporal, surcando las olas de forma dramática, casi temeraria y abrumadora, mostrando así cómo la naturaleza puede resultar al mismo tiempo bella y aterradora.

Colina Goten-yama, Shinagawa en el Tokaido, de Treinta y seis vistas del monte Fuji. Katsushika Hokusai

Otra de las peculiaridades de la obra fue el interés que despertó en numerosos artistas, tanto en la época de Hokusai como posteriormente. Desde Monet, que llegó a adquirir 23 de los grabados originales; hasta Van Gogh, que quedó cautivado por esas figuras ondulantes que posteriormente cuajarían sus cielos estrellados; pasando por artistas japoneses como Utagawa Hiroshige y Utagawa Kuniyoshi, que comenzaron a emular a Hokusai pintando sus propias escenas de maremotos. Actualmente, el Museum of Fine Arts (MFA) de Boston tiene activa la exposición ‘Hokusai: inspiration and influence’, en la que se muestran, junto a 100 obras del artista, otras 200 piezas de pupilos, admiradores, rivales y otros artistas inspirados, de un modo u otro, por sus paisajes de colores sólidos y tan delicadas formas.

Sin embargo, aunque es la faceta de él que más ha trascendido, durante gran parte de su vida Hokusai destacó como ilustrador de libros, desde historias de caballeros a libros técnicos, como enciclopedias o manuales. Un claro ejemplo de ello fueron los 106 dibujos que realizó para una enciclopedia que nunca llegó a realizarse, y que el British Museum mostró en su exposición ‘The great picture book of everything' entre finales de 2021 y principios de 2022.

India, China, Korea, del gran libro ilustrado de todo. Katsushika Hokusai
Gatos e hibisco, del gran libro ilustrado de todo. Katsushika Hokusai

La pieza de ‘La gran ola’ que se subastó en Christie's Nueva York el pasado 21 de marzo es una de las copias de mayor calidad que se han conservado –hoy en día seguirían existiendo unas 200, de las 8.000 que se estima que habría en principio–, y además se trata de una copia muy temprana. Obtuvo un resultado de 2,8 millones de dólares, a pesar de que la estimación inicial era considerablemente inferior, pues se situaba entre los 500.000 y los 700.000. De este modo, el artista supera con creces el mayor precio obtenido hasta el momento, con otra de sus vistas del Monte Fuji en 2002. Esta fue adquirida por 1,35 millones, no alcanzando la estimación que esta obra tenía en 2002, situada entre los 1,4 y los 1,8 millones–.

El experto en arte coreano y japonés de Christie's, Takaaki Murakami, afirma que “con ‘La gran ola’ los compradores surgen de la nada”, por lo que quizá volvamos a hablar pronto de otra de estas representaciones en las que el ser humano se enfrenta, al mismo tiempo, al goce estético y a la fuerza destructora de la naturaleza.