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ÁLVARO CATALÁN DE OCÓN: “El diseño es más honesto cuando responde a una necesidad”

Por Diana Arrastia

Álvaro Catalán

Su proyecto PET Lamp, que combina cestería y reutilización de botellas de plástico para diseñar y crear lámparas de colgar, celebra su décimo aniversario con una exposición en DIMAD.

Álvaro Catalán de Ocón (Madrid, 1975) entiende el diseño de una manera muy particular. “Autoproduzco mis piezas: de la A a la Z. Esto te obliga a medir mucho lo que haces. Piensas cada decisión y hasta la necesidad del objeto, por qué sacarlo cuando el mercado está ya tan saturado. Le doy al diseño una visión más personalista. Me parece una manera muy honesta de trabajar y creo que lo hace más responsable, más a conciencia”, reflexiona el diseñador industrial a la cabeza del estudio ACdO, cuyo edificio, en el madrileño barrio de Carabanchel, constituye un proyecto en sí mismo (“Habilitar el exterior/ Naturalizar la ciudad”) que acaba de ser reconocido con el III Premio Mini de Diseño, en la categoría Profesional, en el marco del Madrid Design Festival 2023. Por eso, que PET Lamp haya forjado buena parte de la carrera del estudio era casi un paso natural que tenía que darse. Y esto se dio hace ya una década.

“Fue una respuesta a un encargo para una exposición en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en la que se trataba de concienciar en torno al residuo plástico en el Amazonas colombiano. El plástico reciclado no necesariamente es el tema de mi carrera, pero sí lo es de dos de mis proyectos (el segundo, Plastic Rivers para Gan Rugs, es una colección de cuatro alfombras que representan los cuatro ríos más contaminados del planeta que acaba de ver la luz). Es interesante cómo al final cada proyecto responde a una problemática distinta. En el caso de PET Lamp, más que de resolver el problema del PET, se trata de concienciar en torno a él”.

Plastic Rivers Nº2 Indus. © Studio Catalan de Ocon
Plastic Rivers Nº6 Ganges. © GAN Rugs

En el verano de 2011, Álvaro Catalán de Ocón fue invitado por la artista francesa Hélène Le Drogou a formar parte de un atractivo proyecto centrado en la reutilización de botellas de plástico PET. El encuentro fue revelador. “Fue una exposición muy alternativa, no surgió de la institución, sino que se le propuso a esta. Éramos un artista plástico, un arquitecto, un paisajista y un diseñador que tratábamos de dar respuesta, desde cada una de nuestras profesiones, a una necesidad. Yo al final no expuse, no me dio tiempo a desarrollar el producto para entonces, pero al año siguiente volví e hice el primer taller. Estuvimos un año gestando el proyecto. Todo surgió de una manera muy espontánea, como una chispa que empieza a prender y no la paras”.

El objeto manifiesto

Una lámpara fabricada a partir de tejidos naturales y botellas de plástico, que se compra porque bonita y colorida, y que contribuye a concienciar sobre un terrible problema medioambiental global: los millones de toneladas de residuos plásticos flotando en nuestros mares y océanos. Sobre una relación antagónica, la de un material contemporáneo como el plástico y una tradición ancestral como la cestería, se articula PET Lamp.

“Me parece que el diseño es muy honesto cuando responde a una necesidad. Este año, por ejemplo, me han propuesto hacer un objeto con madera y he respondido de manera distinta. Si trabajo con plástico reciclado, quisiera volver a hacerlo con un objetivo. Luego, yo ya empujo para que ese diseño sea un poco un manifiesto, porque, igual que hay música de protesta en los 70, ¿por qué no también un diseño de protesta? Es decir, generar objetos manifiesto que hablen de una problemática contemporánea desde la perspectiva del diseño. A mí me aporta mucho más que simplemente responder de manera formal o funcional a una necesidad, que también. Parte del éxito de PET Lamp es que es un objeto contemporáneo con una estética, que la gente compra porque le gusta, más allá de que tenga una botella. De hecho, muchos se enteran después”.

Petlamp Chimbarongo © Petlamp
Petlamp Pikul © Petlamp
Petlamp Bolgatanga © teresa_piensos

En una década han nacido ocho colecciones de PET Lamp desarrolladas en Colombia, Chile, Etiopía, Tailandia, Japón, Ghana y Australia. Cada una de ellas es única por las técnicas aplicadas, los patrones, la diversidad de los materiales, la amplia gama de texturas, colores y la cultura de las manos expertas que las tejen: las de los artesanos locales. “Nosotros no somos diseñadores textiles sino parte del diseño industrial y lo que decidimos, desde la primera colección en Colombia, fue trabajar con artesanía en vez con la industria. Es mucho más rica y, además, en esas zonas donde pretendíamos actuar, que era en el Amazonas, tampoco pensábamos contar con la industria del reciclaje. Por eso surgió la reutilización, lo que en inglés se llama el upcycling: darle una segunda vida y mejorar el uso de ese primer objeto”.

Una vez que entablaron conversaciones con los artesanos indígenas colombianos, fue surgiendo la magia. “Empezamos a trabajar con ellos desde su sabiduría y saber hacer ancestral, y nos dieron a entender el potencial que tenía el proyecto. Fuimos con una idea de cómo se podía tejer de una manera muy básica y ellos empezaron a proponer formas más complejas, dibujos, la manera de transmitir su tradición textil… En vez de en el acabado final del objeto, nos concentramos en la metodología de trabajo. Nosotros definíamos las formas, pero no los dibujos ni los colores. Se convirtió en un proyecto colaborativo muy bonito y empezamos a darnos cuenta de que ese objeto adquiría una personalidad propia de la cultura que lo había desarrollado y que esa metodología se podría replicar en distintas culturas. Y eso hicimos”.

Hoy en día, una gran lámpara de 22 pantallas configura un objeto único fruto del trabajo de las distintas comunidades artesanas, a lo largo y ancho del planeta, que han hecho posible el proyecto. “PET Lamp es, un poco, un milagro como diseño. Hemos vendido 25.000 lámparas en 10 años. Es un objeto que se come todos los demás y que se lleva gran parte del tiempo del estudio, pero, por otro lado, nos ha permitido trabajar en el diseño de una manera muy transversal y arriesgarnos con productos que son más conceptuales que al uso. En definitiva, hacer una carrera de diseño muy alternativa”.

Petlamp Abyssinia © Petlamp
Plastic Rivers Nº6 Ganges. © GAN Rugs

Un relato visual: “PET Lamp, 10 años tejiendo historias”

Ahora, la “cara B” del proyecto se materializa en la exposición “PET Lamp, 10 años tejiendo historias”, desde el miércoles 15 de febrero hasta el domingo 19 de febrero y desde el miércoles 22 hasta el domingo 26 de febrero, en la Central de Diseño (DIMAD), en el marco del Madrid Design Festival 2023.

“Tenemos un archivo de unas 30.000 fotos espectaculares que hemos ido sacando en todos nuestros viajes, así que proponemos una especie de viaje a través de esas fotos en grandes cartelas que cuelgan, de manera que te metes en casi un laberinto que, cuando lo atraviesas, te descubre una gran PET Lamp (de 35 pantallas) en medio del espacio. También hay unas cajas donde se explica más el detalle del objeto, los distintos componentes o cómo a partir de la pantalla desarrollamos una lámpara, donde mostramos publicaciones o nuestro periódico. Una parte vocacional del objeto es esa voluntad de divulgar”.

PET Lamp The Collection © Petlamp

Así lo hace PET Lamp desde los distintos espacios donde las lámparas son parte de las colecciones permanentes: el Victoria and Albert Museum de Londres, la National Gallery of Victoria de Melbourne en Australia, el Museo del Diseño de Barcelona, el Musée des Arts Décoratifs (MAD) y el Centre Pompidou entre otros centros de diseño y arte mundiales. “Es un reconocimiento y un premio para todos, no me gusta apropiarme del producto. Sí que coloqué la primera pieza, pero esto es un puzzle de 1.000 en que, si falla una pieza, fallan todas. Siempre pongo en primera fila a los artesanos, son ellos los que muestran la lámpara en las fotos. Para nosotros han sido un regalo y es una manera de premiarles”.