Protagonistas

Eugenio Merino: “Que se entienda o no una obra en ARCO no es el problema. El fracaso es no vender”

Por Guillermo Martínez

Eugenio Merino

El artista que metió a Franco en una nevera de Coca-Cola recibe a El Grito en su estudio. Ahí conversa sobre las obras que presentará este año en ARCO, la situación actual del arte contemporáneo y los límites de la creación.

Con los dedos de la mano izquierda, en cuyas falanges se puede leer la palabra inglesa “CRAP”, se toca cuidadosamente su barba canosa mientras habla. Hace algo de frío en su estudio y parece que Picasso no se esté dando cuenta. Una figura realista realizada a semejanza del artista malagueño, ya cadáver, yace junto al hombre que la trajo al mundo. Él es Eugenio Merino, uno de esos creadores cuyas obras suelen estar salpicadas de polémica. Estamos en su taller, en Madrid, unos días antes de la inauguración de ARCO, la feria en la que todo parece tener cabida, desde vasos de agua medio llenos que se venden por 20.000 euros hasta un par de mecheros enamorados que funden sus llamas por 28.000 euros, pasando por una lechuga de 55.000 euros.

A poca distancia de Merino descansa la misma cabeza de Franco que fue ensartada en el Monumento al Legionario en Madrid. A escasos metros, el rostro de Lorca, moldeado con sus propias manos, lo que llegará a ser el Monumento al Desaparecido, el monumento de todos. Hace tiempo Merino metió a Franco en un frigorífico de Coca-Cola y presentó la pieza en ARCO. Como no podía ser de otra forma, la Fundación en honor al dictador le denunció. El artista, que asegura no haber contado con el apoyo de IFEMA (donde se celebra ARCO) ni de la propia feria, ganó el juicio.

ADN Galeria
ADN Galeria

El gran público, en ocasiones, dice no entender las obras que se exponen en ARCO, y que además tienen un coste elevadísimo. ¿Fracasa el artista si no transmite su mensaje?

El fin último de ARCO y de todas las galerías que participan en la feria es vender y dar una buena imagen de la cultura en España. Que se entienda o no una obra no es el problema. El fracaso es no vender, ya que los costes de participación son muy altos.

Recuerdo una obra valorada en 19.000 euros que consistía en una naranja amarillenta con dos pequeñas mandarinas clavadas… Muchos dicen que algunas de las obras que se exponen en ARCO las podría hacer un niño de 6 años. Usted, cuando escucha este tipo de comentarios, ¿qué piensa?

ARCO es, básicamente, un mercado de arte contemporáneo, y el arte contemporáneo no tiene que ver con la destreza o la dificultad. El arte se democratiza con Marcel Duchamp, y desde ese momento los artistas dejan de estar atados a las técnicas y las formas tradicionales. Cuando escucho algo así pienso lo mal que está la educación en España

¿Qué le parece que el arte esté tan ligado al mercado?

El arte es un trabajo más dentro del sistema capitalista. Los artistas viven de vender su trabajo en el mercado o de subvenciones de diferentes instituciones. Yo personalmente considero que el arte es una herramienta de transformación social, y lo que vendo tiene que ver con esto.

Este año ha presentado dos obras a ARCO. Una de ellas es la máscara de Federico García Lorca, preludio de lo que será el monumento al cuerpo desaparecido. El poeta se ha llegado a despolitizar por parte de algunas administraciones públicas cuando le han rendido homenaje. ¿Qué quiere transmitir exactamente con ello?

La celebración del Año Lorca en Madrid (2019) consistió en despolitizar al autor. Esto ha permitido que incluso la ultraderecha española reivindique su figura. Federico García Lorca fue un poeta comprometido con su tiempo, firmó el manifiesto del frente popular, contra la encarcelación de los escritores en la Alemania nazi, el manifiesto contra la dictadura de Salazar o de los amigos de la Unión Soviética, entre otros muchos. Su despolitización es una forma de no ligar el asesinato con su ideología y así generar dudas sobre la causa de su muerte. Pero en un informe oficial de la jefatura Superior de Policía de Granada de 1965 se define al poeta como “socialista y masón” y se le atribuyen “prácticas de homosexualismo”. No hay duda de que a Federico lo asesinaron por ser rojo y homosexual, y esto es lo que me interesa que muestre el monumento.

Esculturas de cabezas

¿Cómo es posible despolitizar todo eso? ¿En qué consiste exactamente su obra?

Despolitizar es negar la ideología para así poder instrumentalizar su capital simbólico en el lavado de imagen de las instituciones culturales. El monumento al cuerpo desaparecido es una pieza que hace referencia a los asesinados y desaparecidos en la guerra civil española. El más universal de todos ellos es Federico García Lorca, cuyo cuerpo aún no ha sido hallado y constituye un crimen de lesa humanidad que no prescribe. Con lo que el estado debería estar buscándolo todavía. Si Lorca sigue desaparecido, tiene sentido que el monumento dedicado al autor no tenga cuerpo, o por lo menos, no hasta que haya aparecido. Por eso es solo una máscara del poeta en bronce. Únicamente sin mostrar el cuerpo se puede representar la memoria de Lorca.

Si Lorca sigue desaparecido, tiene sentido que el monumento dedicado al autor no tenga cuerpo

El monumento, o contramonumento, está comisariado por Javier Hirschfeld y Alfonso Silva, y la instalación completa se presentará en 2023-2024. Para la documentación del proyecto hemos estado en contacto con Víctor Fernández, uno de los investigadores más importantes de la figura de Lorca.

Hacer este tipo de arte, más comprometido que otro, quizá le ha acarreado algún tipo de represalia.

Hacer un arte comprometido tiene consecuencias, existe la censura, pero también hay formas de sortearla. En España tenemos un arte político muy sólido, con artistas como Santiago Sierra, Democracia, Nuria Güell, Paloma Polo, Cristina Lucas, Rogelio López Cuenca, Olaia Gómez, Avelino Sala o Fernando Sánchez Castillo.

La otra obra que presenta es una reproducción del cuerpo de Pablo Picasso yaciendo sobre una peana, de 1,68 metros de longitud, es decir, a tamaño real. Precisamente, este año se cumplen 50 años del fallecimiento del artista. Seguro que llegarán los homenajes, en España y Francia. El caso es: ¿quién le querría ver muerto?

Aquí murió Picasso se presentó el 2017 en la Alianza Francesa de Málaga. La idea fue generar una atracción turística fake para cuestionar la identidad del artista y su instrumentalización por parte del sector turístico e institucional. La visita guiada que propusimos comenzaba en el Museo Casa Natal Picasso en la ciudad de Málaga, pero acababa en suelo francés, La Alianza Francesa de Málaga, poniendo en evidencia el posicionamiento político del artista, que afirmó que no volvería a España hasta ser una república o hasta restablecerse las libertades.

Esculturas de cuerpo presente

La vuelta del Guernica en 1981 también fue una forma de instrumentalizar a Picasso, ya que en febrero de ese mismo año España había sufrido el intento de golpe de estado de Tejero. Esta idea de la instrumentalización de la cultura está muy presente tanto en ARCO como en Ifema, por eso Aquí Murió Picasso tiene mucho sentido como atracción turística en el contexto de la feria. Y, ¿quién le querría ver muerto? A Picasso se le ha empezado a instrumentalizar una vez muerto.

Colaboró con Sierra en el gran ninot del rey Felipe que debería quemarse un año después de su venta. ¿Dónde están los límites de ARCO?

Es el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid los que están detrás de ARCO, con lo que puedes imaginar lo que se puede o no mostrar en la feria. Los límites en la libertad de expresión y creación están claros, otra cosa es la censura o la autocensura. No se puede negar que hay censura en las instituciones culturales españolas, y que esta se lleva a cabo sistemáticamente.

Como artista, usted también es cercano a movimientos sociales, como el anticolonialista.

El colonialismo, el feminismo, el extractivismo o el ecologismo son temas que están presentes desde los años 70 en el campo del arte y son clave en el arte político actual. La transformación social es la función en la que el arte y los movimientos sociales coinciden.