Exposiciones

Freud artista vs. Freud celebrity. ¿Se puede separar al pintor de su obra?

Por Sandrine Ortega

Lucian Freud en su taller

Con la llegada del siglo XXI y el movimiento ‘Me Too' cada vez es más difícil separar al artista de su obra. El Museo Thyssen-Bornemisza inaugura una exposición retrospectiva sobre Lucian Freud en la que quiere que dejemos su faceta más celebrity y controversial a un lado para admirar su arte. ¿Lo conseguiremos?

Si hay una duda que nos ha dejado la entrada en el siglo XXI y el movimiento ‘Me Too' es la siguiente: ¿se puede separar al artista de su obra? En el caso de Lucian Freud (1922-2011), pintor de origen alemán nacionalizado británico y nieto de la leyenda de la psicología Sigmund Freud, es difícil. Mucho se ha hablado ya sobre su vida privada y sus relaciones tumultuosas, sobre su extensa producción artística y filial (tuvo un total de 14 hijos reconocidos con seis mujeres diferentes), y sobre sus negligencias familiares. Con motivo del centenario de su nacimiento, el Museo Thyssen-Bornemisza acogerá desde el 14 de febrero hasta el 18 de junio una retrospectiva sobre el pintor bajo la premisa de disfrutar de sus obras de manera lenta, a la vez que nos anima a que nos centremos en sus obras y que dejemos al personaje construido alrededor de Lucian Freud (y sus escándalos) fuera de la sala.

El recorrido comienza con las primeras pinturas de Freud en las que ya aparecen temas como los autorretratos o los animales, o técnicas como el puntillismo, la pincelada gruesa y los colores expresivos, los cuales serán claves en la obra del artista. Si comparamos dos autorretratos primerizos del pintor, ‘Autorretrato’ y ‘Hombre de noche (Autorretrato)’, podemos ver esta búsqueda estilística inicial. Mientras que en el primero Freud busca desesperadamente el color para dar expresión al rostro, como con el uso del color rosa en la frente, en el segundo la falta de color en su autorretrato hace que se sirva de la técnica puntillista para dar profundidad y textura. En esta primera parte destacan los cuadros que representan a su primera mujer, Kitty Garman, como ‘Muchacha con perro blanco’ donde podemos ver a un primer Freud encontrándose a sí mismo: los ojos grandes, el retrato como medio, la sábana como recurso material que emana intimidad y la presencia de animales.

Autorretrato, Hombre con una pluma
Muchacha con perro blanco

Cabe destacar que desde el principio de su producción Freud plasmó su amor por los animales. Solo en esta primera parte aparecen en sus obras una cebra, un gallo, una garza y un perro. Paloma Alarcó, comisaria de la exposición, cuenta que el mismo artista admitía no haber leído los textos de su abuelo sobre el comportamiento del ser humano, sino únicamente aquellos que hablaban sobre el comportamiento animal. Los animales le unían a su abuelo, pero también a múltiples personalidades a quien retrató. De hecho, Freud también dijo que, cuando retrató a la Reina Isabel II, el amor de ambos hacia los caballos y las carreras fue el gran tema de conversación con la soberana.

Cuando retrató a la Reina Isabel II, el amor de ambos hacia los caballos y las carreras fue el gran tema de conversación con la soberana
Reina Isabel II

En una segunda parte, denominada ‘Primeros retratos’, la muestra recoge el desarrollo de la pintura de Freud quien en la década de los años 50 pierde progresivamente el hieratismo para dar paso a las emociones, intensificadas gracias al uso del color. Uno de esos cuadros, ‘Habitación de hotel’ destaca sobre el resto: de entre las sábanas de una cama de hotel surge el rostro afligido y angustiado de una mujer con la mano en la boca (las manos también serán una obsesión pictórica de Freud), mientras que el pintor se autorretrata al otro lado de la cama, de pie y en la sombra. Si nos acercamos a la ficha de sala vemos que se trata de Caroline Blackwood, su segunda mujer, y que Freud retrata en este cuadro el momento de su trágica y tensa ruptura. Este es un ejemplo de que, aunque intentemos centrarnos en su técnica, es muy difícil no considerar este hecho en la interpretación del cuadro, el cual lo nutre de significado y emotividad.

Esta curiosidad sobre los retratados, el enigma que Freud crea alrededor de ellos, el querer saber más y acercarnos a estas personas como el pintor mismo se acercaba a ellos cuando los retrataba, se condensa en la siguiente sala de la exposición llamada ‘Intimidad’. Una intimidad que Freud creaba en su estudio, otro de los protagonistas de sus obras, al que invitaba a sus mujeres y amantes, amigos y familiares a posar para él. Es aquí donde Freud se perfila como Freud, donde hay color y textura, donde hay carne humana y pelaje animal, donde hay expresión facial y corporal, donde reside, en definitiva, el realismo desfigurado, intenso pero de sencillez abrumadora, de su obra. Pero si bien Freud es un experto en rostros, cabe destacar su cuadro ‘Doble retrato’, en el que el pintor es capaz de transmitirnos la paz de ese descanso, lánguido y delicado, sin necesidad de enseñarnos los ojos de la retratada, Susanna Chancellor.

Doble retrato
Habitación de hotel

A medida que avanza la exposición los protagonistas de sus cuadros van tomando vida propia y se genera una contradicción. Por mucho que Freud quisiera desligarse del cuadro y desvincular el cuadro del retratado al no poner sus nombres en los títulos, sus cuerpos y rostros, al inundarnos de sensaciones, nos provocan curiosidad. ¿Quiénes eran Susanna, Penny, Raymond o Angus? ¿Qué relación tenían con el pintor? Esta curiosidad se ve saciada en la siguiente sala, en la que se relaciona a Freud con el poder.

Los retratos de personalidades importantes que ahora ya no se ocultan en los títulos aparecen dejando ver las conexiones del pintor con la familia Rothschild o la familia Thyssen-Bornemisza. En el retrato del barón Thyssen ‘Hombre en una silla. Barón H. H. Thyssen-Bornemisza’ destacan sus manos exageradas y teatrales, el montón de sábanas que esta vez Freud usa para relacionarlas con los cortinajes típicos de los cuadros renacentistas, y la mirada perdida y nostálgica de su modelo.

Los desnudos

La última fase de la exposición recupera uno de los temas favoritos de Freud: los desnudos. En este grupo de cuadros la carne se une a las sábanas y la madera del estudio para dar realismo y naturalidad a sus retratados, a quienes exageraba para crear cuerpos no normativos que provocaran al espectador. Su último cuadro, ‘Retrato del lebrel’, es probablemente su obra cumbre dado que condensa a la perfección todos los elementos freudianos: el estudio, la madera, la sábana, la carne, el perro, la textura, los colores, las manos, la majestuosidad del retratado y del formato. Es freudiano hasta en lo inacabado: dejó la obra sin terminar dejándonos ver una vez más que empezaba su obra en el centro y luego la expandía hasta los bordes. Es freudiano hasta en el título, en el que no menciona que el retratado es David Dawson, su asistente durante 20 años y hasta el final de sus días.

Hombre en una silla, Barón H. H.)
Retrato del lebrel

Tras casi 29 años más tarde de la última gran retrospectiva de Freud en el Museo Reina Sofía en 1994, el Thyssen-Bornemisza nos trae ahora de la National Gallery y de manos de colecciones privadas este paseo por la obra del pintor donde la obra misma quiere ser la protagonista. Pero uno no puede negar que Freud sigue siendo una celebrity del mundo del arte. Sin ir más lejos, durante la inauguración el pasado 13 de febrero, Francesca Thyssen-Bornemisza, la hija del barón Thyssen, donó en directo el retrato de su padre a la colección del museo debido a que la obra del pintor se ha revalorizado tanto en los últimos años que ya no puede pagar lo que le pide el seguro por tenerla colgada en su casa de Viena.

Un Freud celebrity que contrasta con un Freud artista cuyo objetivo era retratar a personas y no a personajes, y quien no deja de levantar interrogantes sobre cuál será el verdadero motivo de las expresiones de sus retratados. Expresiones de dolor, de incomodidad, de hastío, de calma, de angustia o de indiferencia que todos alguna vez hemos sentido, ya sea como personas o como personajes.