Arquitectura & diseño

Los arquitectos que no amaban a las aves

Por Alberto G. Luna / Lorena Bustabad

Depot Boijmans Van Beuningen

En los últimos años se ha multiplicado la presencia de estructuras de cristal en las grandes ciudades. Un material que, según varios estudios, está propiciando un menoscabo en la población mundial de aves, además de un efecto invernadero a su alrededor conocido como “isla de calor urbano”.

Cada año, millones de pájaros mueren al chocar contra innumerables edificios, a menudo de día, por el simple reflejo de sus flamantes fachadas de cristal. En otras ocasiones de noche, distraídos por las brillantes luces que proyectan hacia el cielo. Hablamos de cientos de especies de aves, algunas comunes y otras más raras, estampadas contra este frontón silencioso, símbolo de la arquitectura moderna, que inunda el skyline de cada vez más ciudades.

De acuerdo con los datos de Audubon Society -que debe su nombre al primer ornitólogo norteamericano John James Audubon-, las aves muertas cada año por esta causa ascienden, solo en la ciudad de Nueva York, a 230.000 ejemplares. En 2021 de hecho, un voluntario del programa Project Safe Flight, registró casi 300 pájaros muertos en una sola mañana en el pavimento del World Trade Center (WTC) de Manhattan. Pero son muchos más. Desde Chicago (Torres Willis) a Filadelfia (Comcast Center), pasando por San Francisco, Los Ángeles, Houston o Atlanta, donde se ubican los 30 rascacielos de vidrio más altos del continente.

Canadá también cuenta con su particular muro a lo largo de la costa noroeste del lago Ontario. Una barrera que tratan de atravesar varias rutas migratorias, no siempre con éxito. American Bird Conservancy va un paso más allá y asegura que el impacto de esta soberbia urbanística ya ha supuesto la disminución de la población mundial de las aves.

Torres Willis, Chicago

Hagamos un inciso.

Si llegados a este punto del artículo, a usted querido lector, le importa más bien poco el hecho de que unos cuantos pájaros mueran cada año, le damos otro motivo para cambiar de opinión. Según varios estudios, como por ejemplo ‘Why Birds Matter: Avian Ecological Function and Ecosystem Services', la disminución del número de aves provoca una pérdida de valiosos recursos ecológicos para el ser humano, al ser responsables de dispersar las semillas de hasta el 92% de las especies de árboles y plantas leñosas que hay en el mundo, o controlar plagas como la del gusano cogollero del abeto, entre otros. Y todo esto se traduce en dinero.

¿Por qué hay ahora tantos edificios de cristal?

El vidrio comenzó a utilizarse tímidamente en los edificios a comienzos del siglo XX, en los inicios de la llamada arquitectura moderna, aunque ha sido mucho más tarde cuando ha vivido un ‘boom’ hasta acaparar íntegramente sus fachadas. Hoy, ocho de los 10 rascacielos más altos del mundo están envueltos en este material. Pero son innumerables los que se reparten ya por las grandes ciudades consumiendo toneladas mensuales de energía en aire acondicionado y calefacción, y propiciando un efecto invernadero a su alrededor conocido como “isla de calor urbano” (por cierto, no deja de ser curioso que una compañía te explique lo malas que son estas islas y al mismo tiempo tenga una torre de cristal en Bilbao que la esté propiciando).

Además del 3 World Trade Center y el 4 World Trade Center, entre las estructuras más mortíferas de Nueva York por colisiones de aves se encuentra el Centro de Convenciones Jacob K. Javits y el Centro Hospitalario Bellevue. El nuevo edificio de viviendas de vidrio diáfano diseñado por Richard Meier en la Grand Army Plaza de Brooklyn, también ha despertado la preocupación de distintas organizaciones, por la multitud de colisiones que se producen al día. Exactamente igual que el Circa Central Park, un brillante edificio de 11 pisos con apartamentos multimillonarios que reflejan los árboles de un gran parque que tienen justo enfrente, en este caso obra del estudio FXFowle Architects.

4 World Trade Center
En Nueva York se ha aprobado una ley que exige a los nuevos edificios usar vidrio apto para aves

Los nuevos proyectos que están por venir tampoco son muy diferentes: el Tour Triangle del estudio de arquitectura Herzog & Meuron (una descabellada pirámide transparente, por supuesto, toda de cristal); la Jeddah Tower de Adrian Smith + Gordon Gill, The Spiral llevada a cabo por BIG... Otro que merece una mención aparte es el recién inaugurado Depot Boijmans Van Beuningen, un edificio totalmente de vidrio espejado en Róterdam del estudio de arquitectura holandés MVRDV. El edificio Shard de Londres del italiano Renzo Piano, el Prada Store de Herzog & Meuron, el edificio Aldar en Abu Dabi de MZ Arquitects... En definitiva, son tantos que se antoja complicado encontrar uno que no incluya este elemento decorativo. Y como no tenemos ni idea de arquitectura, lo primero que hemos hecho es preguntar a los expertos: ¿de dónde viene esta obsesión?

Juan Coll-Barreu, cofundador y director de Coll-Barreu Arquitectos, nos transmite un patrón que parece repetirse en la mayoría de estudios: “En muchos de los proyectos que trabajamos hay vidrio. Lo quieren los clientes. Es cierto que el auge de este material puede responder a razones puramente estéticas, pero también prácticas. Ofrece una mayor iluminación y vistas del exterior, lo que contribuye a que los espacios de trabajo sean más amables. A todos nos gusta que nuestra casa tenga ventanas grandes, ¿verdad? Es muy humano. Otra razón puede tener que ver con los procesos y certificaciones. Cuantos menos elementos haya, más trazable será la ejecución del proyecto”.

© TOUR-TRIANGLE.COM
Jeddah Tower
The Spiral
Depot Boijmans Van Beuningen
The Shard, Renzo Piano
Prada Store, Herzog & Meuron
Aldar, MZ Arquitects

Según nos reconocen desde una conocida consultora inmobiliaria, actualmente “todas las empresas quieren tener su oficina de cristal. Y cuanto más grande, mejor. Al igual que existió un ‘boom’ en la época del brutalismo, en el futuro hablaremos de cuando construimos con cristal todos nuestros edificios”.

Sea por razones prácticas o estéticas, lo cierto es que son tantas las colisiones que se producen por culpa de este material que en Nueva York se ha aprobado una ley que exige a los nuevos edificios usar vidrio solo apto para aves. Normativa que también afecta a los reemplazos de los antiguos.

En España -sorpresa- no disponemos de ninguna ley. Tampoco de informe alguno. Pero si hay edificios de cristal. Y muchos.

Los edificios españoles menos respetuosos con las aves

Las colisiones de aves son especialmente frecuentes en el norte de Madrid, donde se ubican las principales moles de cristal de la ciudad: La Vela de Herzog & Meuron, una estructura de hormigón acristalada rodeada por un anillo de acero inoxidable; la Torre de Cristal de César Pelli, que también firma la Torre Iberdrola de Bilbao con idéntica estética acristalada, y la Torre de Sevilla, que casi le cuesta a la ciudad su condición de Patrimonio de la Humanidad; la Torre Cepsa, de Norman Foster; la Torre PwC de los españoles Carlos Rubio y Enrique Álvarez-Sala; la Torre Espacio, de Henry Cobb; y Caleido, que firma Fenwick Iribarren Architects.

Pero, como no podía ser de otra forma, el cristal se ha propagado por otros edificios de oficinas de la capital. Tan solo dos ejemplos: EAS y Aybar Mateos han rehabilitado la antigua sede de la Dirección General de Seguros en Castellana 44. La fachada se ha revestido -esto les va a sonar- con una tersa piel de vidrio. Exactamente igual que su vecina Castellana 40 bis del arquitecto Carlos Rubio Carvajal, cuya web luce, en un alarde de originalidad, la siguiente frase: “Castellana 40 bis se reinventa, haciéndose transparente”.

La Vela
Castellana 40Bis
Castellana 44
Torre de cristal, Madrid
Torre Cepsa, Madrid
Caleido, Madrid
Torre Iberdrola, Bilbao

Barcelona es otra de las ciudades que mayor número de edificios de vidrio ostenta, concentrados principalmente en el tramo de costa que va desde el Fórum hasta la playa de la Barceloneta. La hilera de nuevas construcciones en Diagonal Mar, como la torre de pisos que ideó la francesa Odile Decq, coincide con una de las rutas migratorias que discurre en paralelo al Mediterráneo. En ese corredor plagado de edificaciones transparentes impactan aves de todo tipo y tamaño, propias y foráneas, especialmente en primavera y otoño, señalan desde Seo Bird Life. “El vidrio del edificio que refleja la espesa arboleda, le sugiere a un pájaro que la naturaleza continúa por ese camino. Por lo que irá directamente hacia allí”, añaden.

Entre todo ese cristal traslúcido del que nos hablan en la Sociedad Española de Ornitología se encuentra el Hotel Arts Barcelona de Bruce Graham, que consiste en una torre de, una vez más, vidrio, rodeada de una estructura de hierro de color blanco. No muy lejos se puede apreciar la Torre Glóries de Jean Nouvel y b720 Arquitectos, anteriormente llamada Torre Agbar, formada por 52.744 lamas de cristal transparente. Y por supuesto la sede de Gas Natural, que merece una mención aparte.

Torre Antares Barcelona por Odile Decq
“El vidrio del edificio que refleja la espesa arboleda, le sugiere a un pájaro que la naturaleza continúa por ese camino”

Con el deseo de “reencontrarse con sus raíces históricas”, la compañía de Gas Natural erigió su nueva sede en la Barceloneta, en los mismos terrenos en los que hace 160 años se hallaba instalada la primera fábrica de gas de España. Y no les vamos a decir de qué material decidieron revestir la nueva estructura, porque por desgracia ya lo saben. Estamos hablando de una mole diseñada por los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliablue, compuesta de tres bloques que, en su conjunto, forman un muro de cristal espejado que refleja los incontables árboles plantados a su alrededor.

A Madrid y Barcelona les siguen otras ciudades como Sevilla, Bilbao o Benidorm. Grandes concentraciones urbanas que han adoptado las torres de cristal como símbolo de modernidad para sus centros de negocios y hostelería como la Torre Iberdrola de Bilbao de la que ya hemos hablado, la sede de Sanidad del Gobierno Vasco de Coll-Barreu Arquitectos o el esperpéntico Edificio Kronos, con un maravilloso vidrio azulado.

Hotel Arts Barcelona
Torre Glóries, Barcelona © Angela Compagnone
MC 2
Edificio Kronos, Benidorm © GFA

El Confidencial ha tratado de contactar con algunos de los estudios de arquitectura citados en este artículo como el de Carlos Rubio y Enrique Álvarez-Sala, Benedetta Tagliablue, Jean Nouvel o Fenwick Iribarren Architects, con el propósito de hablar sobre el impacto de sus proyectos en el medio, especialmente en las aves, y las medidas para mitigarlo. Ninguno de ellos respondió a nuestra solicitud.

"Los edificios no tienen por qué ser exterminadores de pájaros"

La asociación American Bird Conservancy ha publicado una guía de diseño de edificios amigables con las aves y una lista de los mismos que ya han dado sus primeros pasos al respecto. El Centro de Convenciones Jacob K. Javits es uno de ellos, al haber renovado todo el exterior, lo que ha reducido las colisiones en más de un 90%. Lo ha logrado incorporando una serie de paneles de vidrio recubiertos con pequeños puntos de cerámica casi imperceptibles para el ojo humano, pero no para el de los pájaros. Una reforma que supuso una inversión de 500 millones de dólares. Otros edificios han instalado vidrios que reflejan la luz ultravioleta, que es tenue o imperceptible para las personas, pero una vez más no para las aves.

El edificio Consorcio de Borja Huidobro y Enrique Browne incorpora una especie de celosía que permite el crecimiento de una enredadera caduca que marca las estaciones del año y controla el acceso de la radiación solar al interior. En verano lo cubre y en invierno permite que le de más el sol al caer la hoja caduca. Al mismo tiempo, sirve para alertar a las distintas especies de aves y evitar colisiones. El edificio Simonetti por su parte, de Cristián Undurraga, incorpora una piel de piedras de cuarzo. Y el arquitecto holandés, Ton Venhoeven, incluye elementos como hábitats de techos verdes o nidos construidos en las paredes. “Tenemos que enseñar a las personas que no son el centro del universo. Los edificios no tienen por qué ser exterminadores de pájaros”, ha dicho al respecto.

Edificio Consorcio Santiago
Edificio Simonetti

El edificio Chrysler, el Rockefeller Center, el Citigroup Center o el de Morgan Stanley, entre otros de Nueva York, también han aceptado atenuar o apagar la iluminación no esencial por la noche -atrae a las aves-, al menos dos veces al año: durante los picos de la temporada migratoria de otoño y primavera.

A la espera de una legislación que exija que los edificios sean más amigables con las aves, en España algunas empresas han empezado a tomar medidas por su cuenta como colorear las cristaleras de modo que los pájaros puedan esquivarlas. Así lo ha hecho el Hotel Barceló Torre Arias y también la sede de Vodafone en Madrid. Aragón colocó vinilos en las paradas del tranvía para evitar los choques, y la Oficina de Medio Ambiente de la Universidad de Vigo diseñó pegatinas (lo que está muy bien pero no es muy respetuoso con el medio, al no ser reciclables) con siluetas coloreadas de aves rapaces con el mismo objeto: alertar a los pequeños pájaros y evitar que se estampen en las ciudades gallegas. También Valencia cubrió con redes las pistas de pádel donde se estrellan a menudo.

Seo Bird Life ha lanzado una campaña llamada Aves y Cristales para tratar de paliar las colisiones, además de habilitar una app, Mortalidad en Infraestructuras, con el propósito de denunciar y ubicar las muertes de las aves en los distintos edificios, líneas de alta tensión, parques eólicos… Pero aún nos falta mucho camino por recorrer.

Los científicos han relacionado la disminución de la población de aves a nivel mundial con la contaminación lumínica, la pérdida de hábitat e incluso la jardinería ornamental, todos ellos construidos pensando exclusivamente en el ser humano. En una era del teletrabajo en la que la tendencia debería ser precisamente reducir el gasto de oficina, las empresas tienen que saber que la arquitectura no es una cuestión de elegir: se puede tener vidrio (aunque esto suponga no ser especialmente original) y al mismo tiempo ser respetuosos con el medio que nos rodea. Si los pájaros apenas cantaban en las ciudades, acabarán por incluso no sobrevolarlas. Protegerlos es salvarnos, también, a nosotros mismos.