Exposiciones

Por qué los mejores artistas contemporáneos han pasado en algún momento por este pueblo perdido de Cádiz

Por Pilar Gómez Rodríguez

James Turell

En algún momento de las últimas dos décadas Marina Abramović, James Turrell, Santiago Sierra, Cristina Lucas y otros nombres clave para el arte contemporáneo pasaron por Vejer (Cádiz). ¿Por qué? Un libro recoge ahora esa aventura que salió de la cabeza de Jimena Blázquez Abascal, fundadora y directora de la Fundación Montenmedio Contemporánea.

Unos perros que saltan en la playa junto a una señal que les prohíbe estar allí; un ojo semienterrado en el bosque escruta el cielo; un cuerpo flota en el agua, se relaja, tal vez muere; una mujer se refugia en la montaña, ¿acaso huye?; una escultura ofrece descanso y vistas a las aves en sus migraciones… Son algunas de las ‘postales’ escondidas en la Fundación Montenmedio Contemporánea, un lugar perdido en Vejer (Cádiz) que acoge y produce arte de una manera distinta y donde este se ve y se disfruta también de forma diferente.

Hablar de esta fundación es hacerlo también de Jimena Blázquez Abascal. Su fundadora siempre estuvo en contacto con el arte. De niña, recuerda que en su casa entraba mucho arte, y ella decidió primero que tenía que saber más de ello, conocerlo en profundidad. Luego le vino la idea, que tras algunos años y muchas gestiones cristalizaría en la Fundación Montenmedio. “Quería dar forma a un proyecto artístico que me involucrara con artistas de mi generación. Ofrecerles un escenario de reflexión y creación, que no compitiera con los museos habituales”, explica a El Confidencial. “En aquellos años Vejer era la periferia de la periferia y yo, con veintipocos, recuerdo que elaboré una lista de artistas que me gustaría que vinieran. Para mí era como una lista de deseos. Pensaba que me harían caso tres, con suerte, y los nueve dijeron sí”.

Jacobo Castellano

Y qué nueve. De 2001 son las obras de Marina Abramović, Maurizio Cattelan, Gunilla Bandolin o Pilar Albarracín. Enseguida vinieron más, más nombres por los que pasa la historia contemporánea del arte y que iban haciendo crecer la colección permanente al ritmo lento que marcaba la naturaleza que acogería esas obras. También vinieron más proyectos, como la residencia de artistas, los talleres, las becas de creación… En la actualidad la Fundación Montenmedio es un espectacular museo de arte in vivo más que in situ. La diferencia la explica el comisario y agitador artístico Jérôme Sans, del comité asesor de la Fundación: “El artista no se limita a trabajar con el contexto, acude a operar desde el interior con la realidad del territorio”.

Acaba de cumplir veinte años de existencia y ahora lo celebra con el libro ‘La naturaleza como atelier’, editado por Siruela, que recuerda su singularísima historia. Por este motivo hemos elegido siete instantáneas, siete obras inquietantes como no puede dejar de ser el arte que también son siete postales hermosas por el entorno en el que se produjeron o se insertan.

Cristina Lucas

1 Cristina Lucas. ‘Tú también puedes caminar' (2006). Videoinstalación y cinco fotografías.
“Durante mucho tiempo yo era la loca de los perros en Vejer. Me conocía todo el mundo porque muchos habían participado en el vídeo o las fotos…”. Naturaleza, buen rollo y perretes saltarines. ¿Qué puede salir mal? Veamos. De la mano de Virginia Woolf, lo que hace Lucas es recoger una cita de ‘Una habitación propia’ en la que tres señores —muy señores— críticos dicen que “una mujer que se dedica a la cultura es como un perro que anda sobre sus patas traseras. No lo hace bien, pero ya sorprende que pueda hacerlo en absoluto”. Pues ¡vengan esos graciosos perritos caminando sobre sus patas traseras a las playas, la dehesa o el pueblo de Vejer! Vayan a los entornos domésticos y escenas cotidianas donde se desarrolla la vida de las mujeres. Su graciosa presencia enmascara una corrosiva crítica hacia la desigualdad social y la violencia de género todavía existente y vigente en ese territorio y en otros muchos en un tiempo en el que “no se habla de ello como ahora con naturalidad. Eran palabras duras, tabús, pero se consiguió hablar de ello de una manera muy distinta, por ejemplo, a la de los 60, sin gritos y sin angustia. De hecho recuerdo que las personas se reían mientras hablábamos de derechos e igualdad”.

Jacobo Castellano

2 Jacobo Castellano. ‘Viga Madre’ (2019). Madera, metal, yeso, cemento y cal.
Una escultura en el bosque, un marco que encuadra el paisaje y la posibilidad de un descanso para aves en tránsito. Una obra que se resistió y que finalmente emergió tras la visita decisiva al cercano Palomar de la Breña. Las aves y sus procesos migratorios están en el fondo y la forma de esta pieza sobre la que el autor explica: “Es imposible estar en este contexto y olvidarse del conflicto del Estrecho. Sin ir directamente a lo político, elegí el tema del tránsito, del ir y venir, África, Europa… Y pensé en las aves migratorias, que viajan de un continente a otro sin necesidad de pasaporte”. Es la obra que se puede ver en la cubierta de ‘La naturaleza como atelier’, el mencionado libro de Siruela que recupera las más de dos décadas de creación contemporánea en Montenmedio.

Santiago Sierra

3 Santiago Sierra. 3.000 huecos de 170 X 70 X 70 cm cada uno excavados en la tierra (2002).
Las dudas: nunca es fácil llamar a Santiago Sierra y plantear una obra. Nunca sabes por dónde va a salir ni qué va a salir. Pero así es el arte: nunca se sabe. En la Fundación sí sabían una cosa y era que jamás dejarían de llamar a alguien que les interesara de verdad por las dificultades que pudiera plantear su obra. Podían ser dificultades técnicas, éticas… Y este segundo caso es la especializad de Santiago Sierra. Lo llamaron.

El proyecto: durante tres semanas un grupo de inmigrantes de origen magrebí y subsahariano contratados y asegurados para la ocasión excavaron con palas 3.000 huecos de 180 x 70 x 70 cm cada uno en una colina de la dehesa Montenmedio, desde donde se divisa el continente africano. Sierra tomó fotografías aéreas de los huecos y realizó una edición de tres imágenes y un vídeo para la Fundación. Los 3.000 huecos alineados ocupaban 25.000 m2, unas dos hectáreas y media, en un terreno árido. La estructuración de los huecos, su posicionamiento y numeración permiten, quizá, hablar de minimalismo, porque al final esto va de arte, pero lo que cavaron fueron tumbas, un megacementerio para ellos mismos, para otros como ellos, para compatriotas. Tumbas de bienvenida en el supuesto país de la abundancia al que llegaban y que les daba así el primer revés.

La reacción: “Había gente que lloraba el día de la inauguración al ver esos 3.000 huecos delante del Estrecho”, nos comenta Jimena Blázquez Abascal. El proyecto muestra de nuevo una “zona dramática fronteriza de llegada y salida, de ilusión y decepción. Esta realidad no es otra que la muerte de muchas personas en su búsqueda de una vida mejor, de un sueño y un trabajo”.

Marina Abramović

4 Marina Abramović. ‘Nidos humanos’ (2001). Siete agujeros en una cantera.
Siete agujeros de un tamaño suficiente para que quepa una persona sentada, siete madrigueras excavadas en las paredes de una cantera de arena abandonada. Siete lugares en suspensión, separados del mundo para sentirse y volverse pájaro. Los siete nidos del título. Pero cuidado, el hueco envuelve a la persona y la protege pero al mismo tiempo la expone, la enfrenta con su fragilidad e inseguridad. De cada agujero se ha colgado una escalera de cuerda realizada por artesanos locales con fibra vegetal autóctona. ‘Nidos humanos’ es una de las dos obras que Marina Abramović ha llevado al terreno de la Fundación. También realizó ‘El Héroe’, un vídeo, performance y fotografía que muestra una imagen de la artista montada en un caballo blanco en el campo sujetando una gran bandera blanca.

Berni Searle
Berni Searle

5 Berni Searle. ‘Hogar y exilio’ (2003). Videoinstalación y seis fotografías.
Situada en algún lugar del estrecho de Gibraltar, entre Tarifa y Tánger, la artista sudafricana se filmó flotando en el agua, sola, entre las dos orillas que la cámara deja ver de vez en cuando. El proyecto es específico por su gestación y su ubicación, pero remite a cualquier lugar del mundo fronterizo y a los conflictos derivados de esta posición. Con todo, Berni Searle no quiso una pieza explícita sobre esta problemática, sino una interpretación lírica de un lugar, un espacio y unas identidades concretas, pero a la vez mutables, universales.

Fernando Sánchez Castillo

6 Fernando Sánchez Castillo. ‘Fuente’ (2003). Camión antidisturbios.
Fiel a sus maneras de hacer del juego y los juguetes materias primas básicas de su producción, Fernando Sánchez Castillo realizó un proyecto efímero —efímero, pero de larga duración: iba para tres meses y se quedó años y años— que consistió en sumergir parcialmente un camión antidisturbios en el centro de un estanque a modo de fuente. Una obra que reflexiona sobre los símbolos del poder y sus formas de vigilancia y control, convertida en el centro de atención de paseos familiares y jornadas campestres. Bien. Punto para la ironía, que hace posible un mejor —y más divertido— entendimiento de las contradicciones de la realidad en la que existimos.

James Turrell

7 James Turrell. ‘Second Wind 2005’ (2009). Cemento, agua, mármol y madera.
Otro de los artistas que también generó controversia fue James Turrell y sus arquitecturas de luz. Artistas, ya se sabe: una tiene sus esquemas temporales para las estancias, la producción… y llega otro y monta una obra de gran complejidad y casi 300 m2 que tarda siete años en construirse. Moraleja: “Entendimos que la calidad siempre es lo primero y que lo sublime tarda”, añade Jimena Blázquez.

El artista californiano se describe a sí mismo como escultor de la luz. Y lo es. Tiene ese talento y además el de la desaparición: crea un arte sin objeto que recrea una escena, un escenario o una escenografía en la que el visitante se ubica, transformando así una obra que resulta que estaba realizada expresamente para él. No hay imagen, no hay ningún punto en concreto hacia donde mirar: lo que el visitante ve junto con su figura constituye la propia obra.

Hecha esta introducción, ‘Second Wind 2005’ forma parte de la serie de espacios conocidos como ‘Sky Spaces’ (espacios para el cielo). Muchos de ellos surgen a raíz de los estudios realizados en el Roden Crater, el volcán extinguido que, desde hace tres décadas, Turrell está transformando en laboratorio en Arizona. ‘Second Wind 2005’ es una obra ubicada bajo tierra que comporta túneles, pasadizos, una pirámide en la que están presentes los tres elementos (tierra, agua y aire) y una cúpula de piedra o estupa —el término procede de la arquitectura budista— que invita a contemplar los cambios de luz y la ambivalencia respecto a los límites de la percepción. Spoiler: no es fácil saber dónde acababa la luz y dónde empieza la estructura.