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El Barça, la última frontera que todavía sigue sin poder asaltar la independentista ANC
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Bartomeu, un presidente bajo sospecha para el independentismo

El Barça, la última frontera que todavía sigue sin poder asaltar la independentista ANC

A partir de que Joan Laporta dejara la presidencia y entrase en política, el independentismo ha pedido al club una mayor beligerancia a favor de la causa nacional. Algo que se ha evitado

Foto: El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu. (EFE)
El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu. (EFE)

El FC Barcelona es el último espacio transversal que le queda a la sociedad catalana. Así lo define un empresario y exdirectivo de la entidad. La última frontera en la que ni Òmnium Cultural ni la ANC han podido manejarse a su antojo. Lo han conseguido con otras asociaciones deportivas. O incluso con los colegios profesionales. Pero en la Cataluña del tsunami independentista, el Barça es la aldea gala que resiste una y otra vez al invasor. Eso ha convertido al presidente del club, Josep Maria Bartomeu, en un hombre bajo sospecha al que el soberanismo quiere derribar.

La fuerza del Barça es muy grande fuera de Cataluña. Solo comparable a la de otra institución catalana, La Caixa. El Barça ha sido desde su fundación una entidad catalana y catalanista. Pero a partir de que Joan Laporta dejó la presidencia y entró en política, el independentismo ha pedido al club una mayor beligerancia a favor de la causa nacional. Algo que Bartomeu siempre ha eludido, al entender que la importancia azulgrana va más allá de Cataluña, por las numerosas peñas fuera de España y para intentar evitar la politización de la entidad.

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Laporta siempre fue independentista. También lo eran sus vicepresidentes de la época, Alfons Godall y el economista Xavier Sala i Martin. Ficharon como director general a otro independentista: Joan Oliver. Y tuvieron de mascarón de proa al entrenador que más éxitos ha dado al club, quien también se ha convertido en un banderín de enganche para el independentismo: Pep Guardiola.

Finiquitada esta época tras la marcha de Guardiola al Bayern, el cruyffismo se quedó huérfano de símbolos y se fue produciendo la fusión cruyffismo-independentismo. Desde 2016, además, Johan Cruyff está muerto, así que los cruyffistas pueden decir que el holandés genial era independentista, algo del todo discutible. Pero el debate político en Cataluña se mueve más allá de la razón y eso coloca al Barça en la más incómoda de las situaciones.

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ANC, Òmnium y los partidos independentistas critican la tibieza del comunicado con el que saldó el apoyo a los 'consellers' detenidos tras declarar en la Audiencia Nacional. En cambio, sí que gustó la condena de la violencia policial en el referéndum del 1-O. Pero para el independentismo nunca es suficiente. Y, además, en Madrid y el resto de España no convencen, pues esperan que emanen de la directiva textos del estilo 'El FC Barcelona, con la Constitución'. De manera que el actual escenario político resulta incómodo para una institución deportiva que quiere seguir evitando politizarse.

Críticas

El cruyffismo no es solo Guardiola. También lo integra buena parte de la prensa deportiva en Barcelona. Y la poderosa Mediapro, que gestiona los derechos del fútbol, con Jaume Roures y Tatxo Benet al frente. Eso más el apoyo de la Generalitat, cuando estaba presidida por Carles Puigdemont, han convertido el Barça en un campo de minas para cualquier presidente que no se pliegue a los designios del soberanismo.

placeholder Banderas independentistas en el Camp Nou. (EFE)
Banderas independentistas en el Camp Nou. (EFE)

Y da igual lo que haga. Sandro Rosell introdujo una camiseta con la señera como segunda equipación, algo a lo que nunca se atrevió Laporta. Pero el cruyffismo no le perdonó por ello. Por cierto, a día de hoy, Sandro Rosell está a punto de cumplir cuatro meses de prisión preventiva en Soto del Real, la misma cárcel donde se encuentran confinados Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Ahora nadie se acuerda de la jueza que lo envió allí, pero… sí, han acertado, fue Carmen Lamela.

Negativas de la junta

La actual junta, incluso con Rosell, siempre se ha resistido a las presiones del independentismo. No se ha usado nunca la estelada, si bien se ha intentado que la UEFA no sancione por su exhibición en la grada, se evitó que la vía catalana pasara por el césped del Camp Nou y no se dejó el estadio para que sirviese de colegio electoral el 1-O. Demasiadas afrentas para un independentismo que necesita invadir todos los espacios sociales.

Además, a la actual directiva le preocupan más otras cuestiones, como las ofertas que reciben jugadores para marchar del FC Barcelona con dos argumentos de peso: la actuación de Hacienda y la inestabilidad independentista, que dificulta a los jugadores impulsar en la capital catalana negocios por su cuenta ajenos al fútbol. Frenar este tipo de iniciativas es una de las prioridades del club, según explican miembros de la directiva.

Con este clima, el soberanismo ya prepara un candidato. Se trata del empresario y consultor Víctor Font, que en la actualidad reside en Dubái. Tras la derrota de Laporta en 2015 a manos de Bartomeu, el independentismo ha optado por aparcar a su máximo referente y jugar con figuras menos excéntricas, que puedan conectar con una masa social, la del FC Barcelona, que es más transversal y compleja, igual que la propia Cataluña, tal y como se vio en la última asamblea de compromisarios, donde hubo muchas intervenciones independentistas, sí, pero tampoco un aluvión de ellas.

Además, el cruyffismo se llenó la boca este septiembre criticando la política deportiva y los fichajes del Barça tras la marcha de Neymar. Pero la realidad es que dos meses después, el FC Barcelona va líder, con 31 puntos, y le saca ocho de ventaja en la Liga al Real Madrid. Y sin que el entrenador Ernesto Valverde sea independentista. “Vamos primeros porque tenemos más puntos positivos”, como dijo un día.

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Fotter bueno Paradise Papers

El FC Barcelona es el último espacio transversal que le queda a la sociedad catalana. Así lo define un empresario y exdirectivo de la entidad. La última frontera en la que ni Òmnium Cultural ni la ANC han podido manejarse a su antojo. Lo han conseguido con otras asociaciones deportivas. O incluso con los colegios profesionales. Pero en la Cataluña del tsunami independentista, el Barça es la aldea gala que resiste una y otra vez al invasor. Eso ha convertido al presidente del club, Josep Maria Bartomeu, en un hombre bajo sospecha al que el soberanismo quiere derribar.

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