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Este es Yuri Milner, el magnate que inyectó dinero ruso 'offshore' en Facebook y Twitter
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PARADISE PAPERS

Este es Yuri Milner, el magnate que inyectó dinero ruso 'offshore' en Facebook y Twitter

Nuevas revelaciones de los 'Paradise Papers' muestran cómo funcionaba DST, el fondo de inversiones que ha ayudado a financiar Silicon Valley con dinero próximo al Kremlin

Foto: Milner, fundador de DST Global, en una conferencia de 2015 (Mike Blake / Reuters)
Milner, fundador de DST Global, en una conferencia de 2015 (Mike Blake / Reuters)

El 7 de febrero de 2013, el despacho de abogados hongkonés Stevenson, Wong & Co. se puso en contacto con un fondo de inversión, llamado FB Maitreya y radicado en Islas Caimán, para preguntarles por qué en los últimos tres años no se le había dado a su cliente ningún tipo de información sobre la inversión de 2.400.000 dólares que éstos habían realizado en Facebook a través del fondo.

En 2010, el citado fondo llegó a poseer casi un 10% de Facebook y estaba gestionado por una empresa llamada Digital Sky Technologies o DST, radicada en las Islas Vírgenes Británicas pero cuya sede estaba en Moscú. El ruso Yuri Borisovich Milner, que fundó esta empresa en 2005, fue noticia ayer tras las revelaciones de los 'Paradise Papers' de que había invertido 850.000 dólares en Cadre, una start-up dedicada al negocio inmobiliario y fundada por Jared Kushner, yerno de Donald Trump.

[Consulta el especial sobre los Paradise Papers]

Además de esta revelación, que publicó ayer El Confidencial entre otros medios, estos 'papeles' arrojan algo más de luz sobre el funcionamiento de DST, una de las piezas clave que hizo emerger a muchos gigantes de Silicon Valley y a la que siempre han rondado sospechas por las inyecciones de capital desde círculos cercanos al Kremlin.

Los turbios comienzos de DST

Las aventuras tecnológicas de Milner comienzan en torno a 2001, cuando la burbuja de las puntocom acababa de estallar. Desde una pequeña compañía de internet llamada netBridge, que esencialmente se dedicaba a copiar en Rusia modelos por entonces exitosos como eBay o Geocities, Milner lanzó sus redes al gigante Mail.ru y ganó.

Pocos años después, Milner dimitió de Mail.ru, se marchó para fundar su nueva start-up, Digital Sky Technologies, que luego acabó rebautizando... como Mail.ru, eso sí, ahora con inversores como el empresario uzbeco Alisher Usmanov, ex de Goldman Sachs que devino en propietario del Arsenal y poseedor de hasta un 32% del nuevo proyecto de Milner. Usmanov es el hombre más cercano al Kremlin más allá del propio Milner, que entre 2008 y 2012 formó parte del Consejo de Modernización del presidente Dmitry Medvedev.

placeholder Vladimir Putin y Alisher Usmanov visitan la planta minera de Lebedinsky el pasado mes de julio (Michael Klimentyev / Sputnik / EFE)
Vladimir Putin y Alisher Usmanov visitan la planta minera de Lebedinsky el pasado mes de julio (Michael Klimentyev / Sputnik / EFE)

Una de las anécdotas que mejor resumen a DST en aquellos años la contó Andrey Ternovskiy, el joven de 18 años que fundó la exitosa Chatroulette. Tras ser cortejado por todos los oligarcas rusos y darles calabazas, Ternovskiy se escapó en secreto a Nueva York para reunirse con varios inversores de capital riesgo. Al llegar al aeropuerto, un coche de Digital Sky Technologies le esperaba. "¿Es eso apropiado para un inversor?", se preguntaba Ternovskiy en Gawker. "Acoso y persecución son las únicas palabras que vienen a mi mente".

El nuevo Milner post-2012

Desde que estos oscuros vínculos comenzaron a asomar, Milner se ha esforzado por alejar su imagen pública de los opacos tejemanejes del capital riesgo y acercarla a su gran pasión: la ciencia. Físico teórico por la Universidad Estatal de Moscú, el emprendedor se ha volcado en estos últimos cinco años en visibilizar su labor filantrópica a través de diversas iniciativas, a menudo secundadas por Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook.

En 2012, cuando DST Global aún tenía parte de Facebook y Twitter, Milner creó el premio Breakthrough, una distinción anual que premia con tres millones de dólares —tres veces más que un premio Nobel— al ganador de cada una de las tres categorías: matemáticas, física y ciencias de la vida. Tras este premio figuran como benefactores nombres como Sergey Brin, Mark Zuckerberg o Jack Ma, fundadores de Google, Facebook y el grupo Alibaba respectivamente, y sus respectivas novias o esposas como parte de la mesa directiva.

placeholder Yuri Milner y su esposa, Julia (Debray Riveros)
Yuri Milner y su esposa, Julia (Debray Riveros)

Tras esto, la carrera de Milner ha seguido este camino. En 2015 fundó Breakthrough Initiatives con la idea de invertir muchos millones más durante los próximos años en investigar acerca de la vida extraterrestre o enviar una pequeña nave espacial propulsada con rayos láser a Proxima b, el exoplaneta que orbita a la estrella más cercana al Sistema Solar.

Para este último proyecto Milner ha contado, además, con Stephen Hawking, quien se prestó a presentar junto a él en la Royal Society londinense el Breakthrough Starshot, visionario proyecto que pretende lanzar una nave a una velocidad de 60.000 kilómetros por segundo, un 20% de la velocidad de la luz. Lo primero que dijo al público aquel día es que sus padres le pusieron su nombre de pila por Yuri Gagarin.

placeholder El multimillonario ruso Yuri Milner y el científico británico Stephen Hawking durante la presentación de 'Breakthrough Starshot' en Nueva York (Jason Szenes / EFE)
El multimillonario ruso Yuri Milner y el científico británico Stephen Hawking durante la presentación de 'Breakthrough Starshot' en Nueva York (Jason Szenes / EFE)

Claramente, Milner se encaminaba hacia un panorama futuro muy distinto al de su vida anterior, cuyas empresas seguían funcionando, pero en segundo plano. Sin embargo, cuando el magnate estrenaba esta reciente vida de filántropo, el pasado llamó a su puerta con la forma de una carta de Stevenson, Wong & Co. En la correspondencia, desvelada ahora tras una nueva filtración realizada al diario muniqués 'Süddeutsche Zeitung' y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el cliente de este bufete de abogados exige al fondo de inversión dirigido por Milner información sobre sus acciones de Facebook.

El misterioso cliente no era otro que Sharp Gain International, empresa que sirve de pantalla a la pesquera China Ocean Resources. Según documentos del Tribunal Supremo de las Islas Caimán accesibles 'online', la demanda de los chinos no fue satisfecha por DST, ya que se vieron obligados a presentar una orden de liquidación ante la justicia de este país caribeño en febrero del año siguiente.

El pasado llamó a la puerta en forma de carta de Stevenson, Wong & Co, desvelada ahora tras una nueva filtración al diario 'Süddeutsche Zeitung'

Una vez más, Milner ha tenido que dejar aparcada la ciencia para dar explicaciones sobre sus antiguos negocios. En respuesta a las informaciones publicadas ayer por partners del ICIJ como The New York Times, The Guardian y otros medios, DST ha emitido un comunicado: "No hay nada inusual en una empresa internacional de inversión —DST Global tiene su cuartel general en Hong Kong— aceptando inversiones de fondos internacionales, incluidos soberanos", explican.

La empresa fundada por Milner recordó que tiene inversiones en muchas otras tecnológicas como AirBnB, Spotify o Zalando, y que abandonaron su participación en Facebook y Twitter entre 2013 y 2014, "poco después de la oferta pública de venta inicial de esas empresas y bastante antes de las elecciones estadounidenses de 2016", en respuesta a quienes han especulado sobre la contribución de DST en la injerencia rusa durante el proceso electoral que dio como ganador a Donald Trump.

El 7 de febrero de 2013, el despacho de abogados hongkonés Stevenson, Wong & Co. se puso en contacto con un fondo de inversión, llamado FB Maitreya y radicado en Islas Caimán, para preguntarles por qué en los últimos tres años no se le había dado a su cliente ningún tipo de información sobre la inversión de 2.400.000 dólares que éstos habían realizado en Facebook a través del fondo.

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