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Las deducciones fiscales son clave en la declaración de la Renta y ayudan a pagar menos a Hacienda. Sin embargo, no todas son conocidas por los contribuyentes, y algunas pasan desapercibidas pese a ofrecer ventajas notables. El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) grava los ingresos obtenidos durante el año, pero contempla rebajas que permiten reducir la base imponible en función de gastos personales o familiares.

Estas deducciones se recogen tanto en la normativa estatal como en la autonómica. Aunque las más conocidas suelen centrarse en vivienda, maternidad o planes de pensiones, existen otras menos populares pero igualmente útiles.

Deducciones por ir al gimnasio

Una de las deducciones más llamativas es la posibilidad de desgravar gastos en actividades deportivas. Solo está disponible en la Comunidad Valenciana y en La Rioja. En ambos casos, se busca fomentar hábitos de vida saludable mediante incentivos fiscales aplicables a servicios como el gimnasio o clases de ejercicio físico.

En Valencia, es posible deducir el 30% del gasto relacionado con el deporte, hasta un máximo de 150 euros. La deducción aumenta al 50% para mayores de 65 años o personas con una discapacidad igual o superior al 33 %, y alcanza el 100% si se superan los 75 años o si la discapacidad es del 65 % o más. Eso sí, se deben cumplir ciertos requisitos de renta: el límite se sitúa en 32.000 euros en tributación individual y 48.000 euros en conjunta.

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Mónica Millán Valera

En el caso de La Rioja, la deducción es del 30% hasta un máximo de 300 euros por unidad familiar. Al igual que en Valencia, se eleva al 100% para mayores de 65 años o personas con discapacidad. Solo se incluyen los servicios prestados por gimnasios y centros deportivos registrados en la región. Es imprescindible conservar la factura y que los servicios se hayan realizado dentro del ejercicio fiscal.

Deducciones por residencia en municipios en riesgo de despoblación

Otra deducción poco conocida tiene que ver con el lugar de residencia. Algunas comunidades, como Andalucía, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana, ofrecen beneficios fiscales a quienes viven en municipios con baja densidad de población. En Andalucía, por ejemplo, los residentes en alguno de los 426 municipios con menos de 3.000 habitantes pueden deducirse 400 euros por cada hijo nacido, adoptado o acogido, así como aplicar un tipo reducido del 3,5% en la compra de una vivienda habitual si no supera los 150.000 euros.

En Castilla-La Mancha, las deducciones varían según la zona: hasta el 25% del IRPF por vivir en áreas de despoblación, 15% por compra o rehabilitación de vivienda y 500 euros por traslado de residencia por motivos laborales. La Generalitat Valenciana, por su parte, contempla una deducción base de 330 euros, que puede incrementarse en función del número de descendientes.

Deducción por obras de eficiencia energética

A nivel estatal también existe una deducción interesante, especialmente para quienes han realizado reformas para mejorar la eficiencia energética de su vivienda. En concreto, se puede deducir el 20% de las cantidades invertidas en obras que reduzcan en al menos un 7% la demanda de calefacción y refrigeración, hasta un máximo de 5.000 euros.

Para poder beneficiarse, es necesario contar con un certificado de eficiencia energética emitido por un técnico antes y después de la obra, y que esta se haya realizado entre el 6 de octubre de 2021 y el 31 de diciembre de 2024. La deducción es válida tanto para la vivienda habitual como para inmuebles destinados al alquiler, siempre que estén arrendados antes de finalizar 2025.