La globalización no se frena, pero el mundo se ha partido en dos
El comercio y las inversiones empresariales descienden entre los bloques mientras se produce una ampliación de los vínculos con países menos alineados en el tablero geopolítico
Una terminal de contenedores en China. (EFE/Xinhua Yu Fangping)
Las últimas perspectivas sobre el comercio mundial apuntan a un escenario más favorable del pronosticado a principios de año por la entrada en vigor de los aranceles de Trump y, más allá de los factores coyunturales que explican el dinamismo en la primera mitad de 2025, se están produciendo una serie de cambios que apuntan hacia una mayor fragmentación económica. Paradójicamente, la globalización se está adaptando al nuevo escenario en vez de disminuir.
Tras los aranceles iniciados por Trump en primavera, los vínculos entre EEUU y China se han debilitado, profundizando el “desacoplamiento” que ya se inició en el primer mandato del republicano por su primera guerra arancelaria. De hecho, el distanciamiento ha sido incluso más rápido en esta segunda ocasión. El otro punto de inflexión clave en la mayor fragmentación económica se produjo en 2022 con el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Las economías alineadas con Occidente se han desacoplado de la rusa casi por completo, aunque siga habiendo relaciones indirectas a través de otros países.
Para medir cuál es el grado de fragmentación de la economía global, se ha popularizado en los últimos años el modelo desarrollado por Capital Economics, una consultora británica de análisis macroeconómico. Esta divide el mundo en dos bloques principales liderados por las dos superpotencias, EEUU y China, y sus economías aliadas más cercanas. En el primero se encuentran la mayor parte de los países de la UE (incluida España), Japón, Reino Unido, Canadá, Taiwán, Austria, Suiza, Israel y Ucrania, fundamentalmente. En el segundo, Rusia, Irán, Pakistán, Bangladesh, Etiopía, Sudán, Myanmar, Uganda, Nepal, Yemen y Mozambique.
Siguiendo esta categorización y con los datos de comercio del FMI y de Naciones Unidas, los economistas Steven A. Altman y Caroline R. Bastian, investigadores de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, han elaborado un cálculo actualizado de la participación en los flujos internacionales totales entre y dentro de los bloques. Uno de los principales resultados es que el comercio de bienes entre los bloques rivales de aliados cercanos ha descendido del 12,7% en 2019 al 10,2% esperado para 2025, con datos hasta junio. La mayor caída se produjo entre 2022 y 2023, cuando marcó un 11,9% y un 10,7%, respectivamente, y desde entonces el descenso ha sido más progresivo.
De la misma manera, la proporción del comercio mundial de bienes realizada directamente entre Estados Unidos y China ha caído de un pico del 3,6% en 2015 al 2,2% en los siete primeros meses de 2025, un descenso importante, pero modesto en términos globales. Los datos se incluyen en el DHL Global Connectedness Tracker publicado este martes y reflejan una creciente “fragmentación geoeconómica” a medida que el comercio y la inversión se ven más influenciados por consideraciones geopolíticas.
Aunque la tendencia más clara se da en el comercio, también hay una progresiva fragmentación en los ámbitos empresariales y sociales. Por ejemplo, la inversión extranjera directa anunciada para 2025 entre bloques es solo el 4,6% de la global, frente al 8,3% de 2019. La misma evolución registran las fusiones y adquisiciones anunciadas, que caen al entorno del 3% entre bloques frente al 5,7% de 2019. También se reducen a la mínima expresión los viajes y caen al 10,9% los artículos de investigación con autoría de miembros de ambos bloques.
Un artículo reciente publicado por el economista Mark Williams en Capital Economics señala que “los temores de que la estrategia de Trump impulsara a los aliados hacia China no se han materializado”, a pesar de que China está compensando su caída de exportaciones a EEUU con más ventas a los países de ASEAN, África y la UE. “La mayoría de aliados han aceptado acuerdos comerciales con EEUU que incluyen compromisos para restringir el comercio y la inversión con China”, añade. Por ello, considera que el regreso de Trump ha traído consigo una política exterior "más transaccional y algunas rupturas diplomáticas", pero que el mundo profundiza su división en los bloques predefinidos.
La globalización se abre camino por otras rutas
Cabría pensar que en una economía más fragmentada, el comercio se realiza más entre bloques o con países cercanos aliados, pero varios datos no apuntan en esta dirección. El primero es la distancia media recorridapor las mercancías, que ha crecido en 2024 hasta los 4.980 km, y el informe calcula que marcará un nuevo máximo en 2025, con 4.990 km. El segundo es un nuevo descenso del porcentaje del comercio global de bienes realizado dentro de las regiones, un 50,8% en 2024 y un 50,7% en 2025, frente a más del 50% en 2023.
La foto la completa el crecimiento del peso del bloque de países “no alineados”, a los que se dirige en torno al 47% del comercio de bienes global en 2024 y 2025. También lideran o están cerca de liderar buena parte del resto de indicadores, como la inversión extranjera directa anunciada, superando desde 2024 la realizada entre los países del bloque estadounidense.
En este contexto se enmarca el reciente acuerdo de libre comercio entre la UE e Indonesia y el impulso al tratado con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), que está pendiente de ser ratificado por los parlamentos de los respectivos países y por las instituciones de la UE. “Hay menos comercio entre los bloques, pero no se ha desplazado hacia un mayor comercio con los aliados. En cambio, el crecimiento se produce en mayor medida con los países alineados de forma intermedia o con alineamientos geopolíticos flexibles”, ha explicado Altman durante la presentación del informe.
“Soy bastante optimista y creo que no estamos al borde de un gran retroceso de la globalización”, ha continuado el economista. En su opinión, solo hay un país relevante que está aumentando sistemáticamente las barreras comerciales, EEUU, que tiene un 13% de las importaciones mundiales y un 9% de las exportaciones, por lo que “es una parte importante del comercio mundial, pero no la mayor parte”.
Según las últimas proyecciones de la OMC, de octubre, el comercio de bienes crecerá un 2,4% en volumen este año, cuatro décimas menos que en 2024, y muy por encima de la caída del 0,9% de 2023, por lo que será un año mucho más favorable que lo previsto en algunos momentos (la OMC llegó a anticipar una caída del 0,2% tras el llamado Día de la Liberación). Las sombras permanecen para 2026, cuando se espera tan solo un avance del 0,5%, aunque la elevada variabilidad de la política comercial y la reconfiguración de las economías hacen que este cálculo esté sujeto a mucha incertidumbre.
Las últimas perspectivas sobre el comercio mundial apuntan a un escenario más favorable del pronosticado a principios de año por la entrada en vigor de los aranceles de Trump y, más allá de los factores coyunturales que explican el dinamismo en la primera mitad de 2025, se están produciendo una serie de cambios que apuntan hacia una mayor fragmentación económica. Paradójicamente, la globalización se está adaptando al nuevo escenario en vez de disminuir.