La Seguridad Social rellena hasta dos años sin cotizar para que puedas tener la pensión al completo: así funciona

Muchos trabajadores desconocen que los meses sin cotizar no siempre se traducen en una pérdida automática de dinero al jubilarse. La Seguridad Social cuenta con un mecanismo conocido como “integración de lagunas”, pensado para proteger la cuantía de la pensión de quienes han tenido interrupciones en su carrera laboral. En pocas palabras, el sistema “rellena” los huecos sin cotización dentro del periodo de cálculo de la pensión con una base mínima, evitando que esos vacíos reduzcan la cuantía final.

La integración de lagunas está regulada en el artículo 209.1.b) de la Ley General de la Seguridad Social, y su finalidad es clara: mantener la base reguladora —el promedio sobre el que se calcula la pensión— cuando existen meses en los que no se ha cotizado. No sirve para sumar años de cotización ni para alcanzar el mínimo de 15 años exigido para jubilarse, sino para evitar que la pensión se vea mermada por la falta de aportaciones.

Por ejemplo, si una persona ha cotizado 13 años, la Seguridad Social no “añadirá” dos más para cumplir con la carencia mínima, pero sí puede mejorar el cálculo de su base reguladora, de modo que la pensión resultante sea más alta dentro de los derechos que ya tenga adquiridos.

Cómo funciona la integración de lagunas

El sistema actúa directamente durante el cálculo de la pensión. La base reguladora se obtiene sumando las bases de cotización de los últimos 25 años (300 meses) y dividiendo entre 350. Si en ese periodo hay meses sin cotizar, la Seguridad Social los sustituye con valores simulados:

• Los primeros 48 meses (cuatro años) sin cotización se rellenan con el 100% de la base mínima vigente en cada momento.
• A partir del mes 49, el resto de lagunas se cubren con el 50% de esa base mínima.

De esta manera, si un trabajador ha estado, por ejemplo, un año sin cotizar, esos 12 meses no contarán como “cero” en el cálculo de su pensión, sino con el valor mínimo de cotización que esté en vigor en ese periodo.

Este mecanismo se aplica de oficio en el Régimen General de la Seguridad Social, es decir, el trabajador no tiene que solicitarlo. Está diseñado principalmente para asalariados, no para autónomos, quienes solo pueden beneficiarse parcialmente —por ejemplo, en los seis meses posteriores a un cese de actividad—.

Tampoco se aplica a empleados del hogar ni a los trabajadores del sistema agrario por cuenta ajena, cuyas lagunas no se rellenan de forma automática. Además, solo se consideran los periodos posteriores al 1 de enero de 1967, fecha en la que entró en vigor la Ley de la Seguridad Social.

Qué no se considera una laguna de cotización

No todos los periodos sin cotizar entran en este mecanismo. Las excedencias por cuidado de hijos o familiares, los periodos de desempleo con prestación contributiva o los años de servicio militar (solo válidos en jubilaciones anticipadas) ya tienen su propio reconocimiento legal o cotización asimilada. Tampoco se integran los periodos en los que el trabajador no estaba dado de alta en ningún régimen o se encontraba en el extranjero sin convenio bilateral.

En un mercado laboral cada vez más inestable, con periodos de desempleo o contratos intermitentes, la integración de lagunas se ha convertido en una red de seguridad esencial para los trabajadores con trayectorias discontínuas. Permite que la pensión refleje mejor el esfuerzo real de cotización a lo largo de los años, sin castigar de forma desproporcionada los momentos sin trabajo.

Eso sí, los expertos recuerdan que este mecanismo no sustituye la necesidad de cotizar. Cuantas más bases completas y continuas se acumulen, mayor será la pensión, pero contar con la integración de lagunas puede marcar la diferencia entre una jubilación justa o una prestación reducida por lagunas inevitables.