La riqueza de las familias alcanza un máximo histórico gracias a la vivienda
La vivienda es, con diferencia, el principal activo de las familias. El 71% del patrimonio de los hogares se compone de bienes inmuebles. Debido a ello, la riqueza de las familias ha alcanzado un máximo histórico, según McKinsey
La riqueza alcanza máximos históricos por la revalorización de los precios de la vivienda. (iStock)
La riqueza de los hogares españoles crece, y lo hace de una forma robusta. En concreto, ha alcanzado un máximo histórico de 310.000 dólares en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Es decir, reflejando la diferencia de precios entre países. Mil dólares, por ejemplo, no permiten comprar los mismos bienes en EEUU o Francia que en España, que es un país más barato. Eso significa un fuerte incremento respecto de los 90.000 dólares del año 2000. Por lo tanto, en poco más de dos décadas, la riqueza de las familias se ha multiplicado por algo más de tres veces.
No es que los hogares españoles se hayan beneficiado de una súbita llegada de riqueza a la economía, sino que la causa de este fuerte incremento se asocia a la intensa revalorización del precio de la vivienda. La vivienda es, con diferencia, el principal activo de las familias. Nada menos que el 71% del patrimonio de los hogares se compone de bienes inmuebles. Ahora bien, con algunos sesgos muy importantes.
Según la Encuesta Financiera de las Familias que elabora el Banco de España, mientras que en las generaciones nacidas entre 1945 y 1965 las tasas de vivienda en propiedad a los 42 años se situaban por encima del 81%, en 2022, para los nacidos entre 1975 y 1985, este porcentaje había bajado hasta el 67%, es decir, catorce puntos porcentuales menos. Esta reducción de la vivienda en propiedad no ha acabado y todo apunta a que se está intensificando para los nacidos después de 1985. Es decir, quienes tienen hoy menos de cuarenta años. En definitiva, una cosa es el análisis global y otra muy distinta por cohortes generacionales.
Es más, según esta misma fuente, las generaciones nacidas en torno a 1960 tenían algo más de 200.000 euros de riqueza neta mediana a los 45 años, casi el doble que las nacidas en torno a 1980 a la misma edad (107.031 euros). Si lo que se mira es la concentración de la riqueza, también según el Banco de España, entre 2011 y 2021 el porcentaje de la riqueza neta (eliminando las deudas contraídas por las familias) en manos del 5% de los hogares más ricos ha aumentado en casi 7,3 puntos porcentuales, algo menos que en Italia. El porcentaje, sin embargo, y en idéntico periodo, se redujo en Alemania, Francia y Portugal. Por lo tanto, hay menos desigualdad en la distribución de la riqueza.
Riqueza y pandemia
En cuanto a los datos de McKinsey Global Institute, lo que muestran es que el patrimonio total de los hogares representó el año pasado 5,4 veces el producto interior bruto (PIB). Es decir, ligeramente por encima de los 8,1 billones de euros. Se trata de un múltiplo inferior al registrado en 2020, cuando el PIB cayó de forma severa a consecuencia de la irrupción de la pandemia, pero si se compara con el año 2000, el avance es considerable. A comienzos de este siglo, la riqueza de los hogares era equivalente a 4,3 veces el PIB.
Los datos originales de McKinsey proceden de la OCDE y del Banco Mundial, y, en el caso de España, se destaca, pese al aumento de la riqueza, que el valor de los bienes inmuebles respecto del PIB “se encuentra actualmente en su nivel más bajo en 25 años”. Esto reduce, sostienen los analistas de la consultora estadounidense, “el riesgo de un colapso del valor de los activos, pero también indica una menor demanda futura de los hogares”.
El descenso se debe, fundamentalmente, a que el precio de la vivienda en términos reales todavía no ha alcanzado los niveles registrados inmediatamente antes de la burbuja. También influye que el PIB en términos nominales (con inflación) ha crecido de forma relevante en los últimos años. Según McKinsey, los activos reales españoles alcanzaron su máximo alrededor de 2010, mientras que los activos financieros alcanzaron su máximo durante la pandemia. El patrimonio de las familias, en concreto, supone un 80% de la riqueza total del país; el resto es propiedad de las empresas o del sector público.
Si la mirada es global y no nacional, los datos de McKinsey son impactantes. La riqueza mundial asciende a 600 billones de dólares, pero, al contrario que en España, la revalorización de los precios de la vivienda tiene un menor impacto. Las ganancias bursátiles, de hecho, cobran mayor relevancia en la creación de riqueza que los inmuebles, lo que está detrás del incremento de la desigualdad. Y lo que censura la consultora es que ese aumento del valor de los activos se ha financiado con deuda, en lugar de hacerlo con ahorro o inversión.
El 1% tiene el 35% de la riqueza en EEUU
Hoy, según los analistas de la consultora, el 1% más rico de la población posee al menos el 20% de la riqueza, con un fuerte aumento de los desequilibrios transfronterizos. El ejemplo más significativo es el de EEUU, donde el 1% más rico poseía el 35% de la riqueza, lo que equivale al 5% de la riqueza mundial en términos de paridad de poder adquisitivo (y al 9% en dólares). En concreto, la riqueza per cápita general en EEUU era de 470.000 dólares, pero con una amplia diferencia: el 1% superior poseía 16,5 millones de dólares, mientras que el 50% inferior dispone de tan solo 9.000 dólares. En términos de poder adquisitivo, esto era inferior a la riqueza promedio de un hogar situado en el 50% inferior en China.
El otro factor es el avance de la productividad. Según McKinsey, si Alemania permanece en un “estancamiento secular”, con crecimientos cercanos a cero, su brecha con EEUU en relación con el PIB per cápita podría ampliarse en 19.000 dólares.
Lo que destaca el estudio, en todo caso, es el crecimiento de la economía financiera en detrimento de la economía real. De hecho, aseguran sus analistas, los hogares que poseen el 90% de la riqueza mundial ganaron 400 billones de dólares desde el año 2000. Ahora bien, el 36% de esas ganancias —uno de cada tres dólares o euros— fueron nominales. Es decir, desvinculadas de la economía real.
Una parte de esa riqueza, alrededor del 40%, tiene que ver con el incremento de la inflación, lo que significa que menos del 30% reflejó nuevas inversiones reales en la economía o inversión interna neta. Por cada dólar de nueva inversión neta en los últimos 25 años, el mundo creó 3,5 dólares de nueva riqueza para los hogares.
Por cada dólar de nueva inversión neta en los últimos 25 años, el mundo creó 3,5 dólares de nueva riqueza para los hogares
Ahora bien, al mismo tiempo, también generó 1,9 dólares en forma de nueva deuda. De hecho, la deuda global se acerca a máximos históricos, alcanzando 2,6 veces el PIB. Como recuerda el informe, hay algunos nichos particularmente importantes, como la deuda pública de Japón y la deuda corporativa no financiera de China, que se encuentran cerca de niveles sin precedentes.
En definitiva, la diferencia entre la economía real y la financiera produce un ‘efecto riqueza’ que, como sostiene McKinsey, impulsa el consumo, principalmente de los hogares con mayores recursos, pero avalado con nueva deuda. Este ‘efecto riqueza’ es particularmente pronunciado en EEUU, donde más de un tercio del patrimonio neto de los hogares se mantiene en acciones. Los hogares europeos, por el contrario, tienen más patrimonio en propiedades inmobiliarias, mientras que en China la moneda y los depósitos desempeñan un papel más importante. ¿El problema? Como aseguran los analistas de McKinsey, el aumento de la riqueza gracias al papel (mercados bursátiles) “deja a los hogares y a la economía expuestos a fluctuaciones de mercado”. También la vivienda está expuesta a burbujas que acaban por estallar.
La riqueza de los hogares españoles crece, y lo hace de una forma robusta. En concreto, ha alcanzado un máximo histórico de 310.000 dólares en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Es decir, reflejando la diferencia de precios entre países. Mil dólares, por ejemplo, no permiten comprar los mismos bienes en EEUU o Francia que en España, que es un país más barato. Eso significa un fuerte incremento respecto de los 90.000 dólares del año 2000. Por lo tanto, en poco más de dos décadas, la riqueza de las familias se ha multiplicado por algo más de tres veces.