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La IA ensancha las dos Españas: el 50% de las empresas están en Madrid o Cataluña
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EL IMPACTO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

La IA ensancha las dos Españas: el 50% de las empresas están en Madrid o Cataluña

Un estudio realizado por la Fundación Areces y el IVIE muestra que Madrid y Cataluña son hegemónicas en cuanto a empresas y empleo relacionados con la inteligencia artificial. Esto supone ensanchar las diferencia regionales

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Los avances tecnológicos no son neutrales en términos de equilibrio territorial. Muy al contrario, la literatura económica ha acreditado que en numerosas ocasiones la introducción de nuevas tecnologías en el sistema productivo ha ensanchado las diferencias entre regiones o comarcas y, por supuesto, entre países.

Este es el caso de una tecnología tan disruptiva como es la inteligencia artificial (IA). Un estudio realizado por la Fundación Ramón Areces y el IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) muestra que, en el caso español, Madrid y Cataluña son hegemónicas en cuanto a empresas y empleo relacionado con la inteligencia artificial. Nada menos que más del 50% de ambas variables se concentra en ambas regiones, muy lejos de Castilla-La Mancha, La Rioja y Canarias, donde la inteligencia artificial es irrelevante. En ambos casos, el porcentaje es superior a su peso en relación con el PIB global y la población.

El estudio parte de una realidad. La implantación de IA no ha dejado de crecer desde 2012, lo que explica que ya existan 2.825 empresas nativas que emplean a 109.200 trabajadores. Es decir, fueron creadas para desarrollar distintos aspectos de la IA y adaptarla a las necesidades de las empresas. Esto supone un fuerte crecimiento del 127% en apenas una década, lo que es coherente con los avances en la innovación. Ahora bien, desde la pandemia, y pese a que desde entonces la IA se ha desarrollado de forma intensa, sobre todo con la irrupción de la inteligencia artificial generativa, tanto el número de empresas como de empleados se ha estabilizado. El resultado es que el tejido empresarial español todavía es muy limitado (0,36% de las empresas y el 1,16% del empleo del país en 2022), como admiten los autores del estudio, Juan Fernández de Guevara y Consuelo Mínguez.

España, sostiene el trabajo, “no está en la vanguardia de la IA”, sino que se encuentra en una posición intermedia, muy por detrás de los dos líderes: EEUU y China. Se destaca, sin embargo, que la posición española en el número de publicaciones sobre IA es relevante, toda vez que ocupa la octava posición mundial en términos per cápita. Por lo tanto, tiene más relevancia a nivel teórico que práctico. Algo, por cierto, que ocurre en otras cuestiones científicas. La producción literaria es más potente que la real adaptada a las empresas.

Robots industriales

España, igualmente, se encuentra en el puesto 16 de los países con mayor número de patentes de la IA per cápita, con 0,2 patentes por cada 100.000 habitantes, lejos de los países líderes, pero con niveles similares a otros países como Francia (0,3). España, de la misma manera, se encuentra rezagada en la instalación de robots industriales. Ocupa, en concreto, la posición 20 mundial (174 robots por cada 10.000 trabajadores), cerca de Francia (186), pero muy alejada de los líderes mundiales en máquinas inteligentes: Corea, 1.012; China, 470; o Alemania, 429.

Esto es importante porque existe un cierto consenso entre los expertos en que hay un antes y un después en el nacimiento de la IA, ya que el carácter disruptivo de la inteligencia artificial debería aumentar la productividad. Es decir, producir más con menos.

Ahora bien, reconoce el estudio, también existen riesgos derivados de los cambios profundos que se pueden llegar a producir en el mercado de trabajo asociados a ocupaciones o actividades que pueden quedar obsoletas porque sean sustituidas por la IA. Esto afecta a la evolución de los salarios y a la redistribución de rentas hacia el capital en menoscabo del trabajo. O expresado en otros términos, la IA no solo ensancha las distancias regionales, sino que también aumenta la desigualdad en favor de quienes más la utilizan, ya que favorece la rentabilidad de los sistemas productivos. A ello hay que añadir el incremento del poder de mercado que obtienen las grandes empresas tecnológicas frente a las medianas y pequeñas, sin contar los riesgos éticos y de ciberseguridad.

Las causas del retraso

El estudio identifica las causas del retraso español en IA y, en parte, lo achaca a los bajos salarios. Lo que sostienen los autores es que las retribuciones de quienes trabajan en proyectos empresariales relacionados con la IA son menores que en otros países continentales europeos y, por supuesto, en comparación con EEUU, Alemania y el Reino Unido, “lo que supone un freno para la captación de talento en un área donde existe una elevada movilidad de trabajadores y donde la competencia, en muchos casos, es global”.

Los profesionales de la IA son fundamentalmente jóvenes, entre 25 y 44 años, y varones, existiendo un claro sesgo de género en contra de las mujeres. De los 36 países que se incluyen en el índice HAI de la Universidad de Stanford, España se encuentra en la posición undécima en términos absolutos, aunque desciende a la posición 28 en términos per cápita. La mejor situación se da en algunas dimensiones concretas del índice, como en política y gobernanza o en infraestructuras. Sin embargo, en otras dimensiones muy relevantes para el desarrollo de la IA, como la I+D, la economía o la educación, se detectan diferencias importantes con otros grandes países de nuestro entorno. En el caso de la I+D, el retraso tiene más que ver con el comportamiento del sector privado que con el público, que invierte más.

Esto explica que apenas el 11,3% de las empresas españolas de más de 10 empleados utiliza tecnologías de IA, lo que supone dos puntos porcentuales por debajo de la media de la UE. Este porcentaje es inferior al de los países europeos líderes, fundamentalmente los nórdicos, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos y Eslovenia, todos ellos por encima del 20%. Sin embargo, España se sitúa con mayor penetración que Francia o Italia.

La mejor situación se da en algunas dimensiones concretas del índice, como en política y gobernanza o en infraestructuras

El tamaño importa y lo que revela el trabajo publicado por la Fundación Areces y el IVIE es que las empresas nativas de la IA tienen una mayor dimensión que la media de la economía. Las grandes empresas son mayoritarias (64,9% del empleo total), mientras que las empresas medianas aglutinan el 16,5% de los puestos de trabajo, ligeramente por encima del 14,4% de las pequeñas y el 4,2% de las microempresas.

Solo cuatro regiones españolas se sitúan por encima de la media nacional en la adopción de la IA. La Comunidad de Madrid es la líder regional, pues el 17,8% de sus empresas emplean la IA. Le siguen Cataluña (15,3%), País Vasco (12,7%) y la Comunitat Valenciana (12,6%). Las regiones con menor implantación de la IA son Canarias, donde únicamente el 6% de las empresas la utilizan, Castilla-La Mancha (7,6%) y La Rioja (7,8%). Por tanto, existen diferencias muy sustanciales entre regiones (diferencia de tres veces entre la región con mayor y menor implantación de la IA). La distancia se debe a la especialización productiva de las regiones.

Grandes empresas

En general, la penetración de la IA en las grandes empresas es superior que en el conjunto de la economía. Esto se debe a que son las que tienen la capacidad, los datos y los recursos humanos y económicos como para que sea más fácil su desarrollo. Como consecuencia de ello, la concentración geográfica de las grandes empresas que realizan IA es muy elevada. En la Comunidad de Madrid se sitúa el 59% de las empresas y el 66% del empleo, mientras que en Cataluña se sitúa el 12% de las empresas y el 8% del empleo. Aunque Madrid ya tiene un mayor peso de grandes empresas que el resto, en el caso de la IA, todavía es mayor.

De hecho, la Comunidad de Madrid es la región en la que mayor peso tiene en su economía los sectores de alta exposición a la IA gracias a su especialización productiva, lo que permite que le sea más fácil adoptar tecnologías que en otras regiones. Cataluña y el País Vasco siguen a Madrid. En estas dos regiones el 16,5% de su VAB está en sectores catalogados como de alta exposición a la IA.

El estudio, por último, identifica en qué medida las grandes empresas utilizan la inteligencia artificial, y los resultados son, al menos, sorprendentes. El 53,2% de las grandes empresas españolas no realiza actividad relacionada con la IA, lo que supone el 42,5% de su empleo. Por lo tanto, 234 empresas ya estarían desarrollando este tipo de tecnologías.

En las 500 grandes empresas españolas, sostiene el estudio, no hay un sector de actividad que domine a los demás a la hora de aplicar la IA, sino que es bastante transversal: actividades administrativas y servicios auxiliares (19% de las empresas y 24% del empleo); la programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática (11% y 9%, respectivamente); transporte y almacenamiento (10% y 9%); comercio al por menor (6% y 19%); y otros sectores como la fabricación de material de transporte, sanitarios, telecomunicaciones o construcción.

Los avances tecnológicos no son neutrales en términos de equilibrio territorial. Muy al contrario, la literatura económica ha acreditado que en numerosas ocasiones la introducción de nuevas tecnologías en el sistema productivo ha ensanchado las diferencias entre regiones o comarcas y, por supuesto, entre países.

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