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La España sin turistas: diez provincias reciben menos viajeros extranjeros que en 2019
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Unos tanto y otros tan poco

La España sin turistas: diez provincias reciben menos viajeros extranjeros que en 2019

Los esfuerzos de las provincias del interior para potenciar los viajes culturales, gastronómicos o naturales no funcionan. Ni siquiera consiguen aprovechar la inflación de los servicios turísticos de las zonas más demandadas

Foto: Vega de Brañagallones en el parque natural de Redes, en Asturias. (EFE/J.L. Cereijido)
Vega de Brañagallones en el parque natural de Redes, en Asturias. (EFE/J.L. Cereijido)
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De cada 10 turistas que han dormido en Baleares este año, algo más de 9 son extranjeros. La llegada de viajeros internacionales está ahogando a los vecinos con una subida de precios que está comiendo su poder adquisitivo. Sin embargo, hay otra mitad de España en la que el turismo internacional es una quimera. Hay una decena de provincias que tienen incluso menos visitantes extranjeros que antes de la pandemia, casi la totalidad son del interior del país.

Los datos son tozudos. Las comunidades, diputaciones y municipios han destinado grandes presupuestos públicos para restaurar y promocionar su rico patrimonio cultural y natural, pero ha sido en vano. Ni siquiera están pudiendo aprovechar el gran momento que vive el turismo.

El conjunto de España ha registrado, hasta el mes de agosto, casi 170 millones de pernoctaciones hoteleras de extranjeros, lo que supone un 9% más que antes de la pandemia. Esta presión de la demanda ha venido acompañada de un fuerte aumento de los precios, de más del 40% en estos seis años. Pero los destinos del interior tampoco han podido aprovechar el encarecimiento de los destinos más demandados para quedarse con una parte de los viajeros. Sencillamente, no hay demanda.

En Zamora, las pernoctaciones de extranjeros este año son nada menos que un 25% inferiores a las del año 2019. Es el peor registro de toda España, pero no es el único negativo. Cuenca, Zaragoza, Toledo o Granada también tienen menos pernoctaciones de extranjeros que antes de la pandemia. Es otro indicador económico más que muestra la agonía del interior del país.

En muchos casos son incluso provincias que tienen una alta dependencia del turismo. En Cuenca, por ejemplo, 2025 está siendo el decimotercer año con menos pernoctaciones de extranjeros. En todos los años entre 2007 y 2012 tuvo más visitas de extranjeros que en 2025.

Sólo Baleares y Canarias concentran un tercio del crecimiento del turismo internacional. Pero la mayor parte de provincias costeras participan de este rápido crecimiento. Los viajeros buscan playa como condición prioritaria para elegir su destino en España. Por ejemplo, Pontevedra ya tiene más pernoctaciones de extranjeros que una provincia histórica como Córdoba.

Las provincias del interior están asumiendo, poco a poco, que tienen la batalla perdida. El atractivo de la oferta de sol y playa de España radica en que la mayor parte de Europa no tiene esta posibilidad. Alemania o el Reino Unido no pueden competir con España en este sentido. Sin embargo, sí compiten en destinos culturales, gastronómicos o de naturaleza. Para un viajero alemán, Rótemburgo compite directamente con Cuenca con una gran ventaja: su cercanía.

Soria es la provincia con menos turismo internacional. Apenas 0,7 noches de cada 10 vendidas este año han tenido un comprador extranjero. Un porcentaje que lleva más de dos décadas inalterado. Sencillamente, no hay forma de conseguir una ganancia.

La provincia con menos pernoctaciones de extranjeros en relación a su población es Jaén. Por cada 1.000 habitantes apenas ha tenido media noche de pernoctación hotelera. O lo que es lo mismo, la media de 2025 es una media de un turista extranjero por cada 2.000 habitantes. Hay otras seis provincias con menos de un turista/noche por cada 1.000 habitantes: Ciudad Real, Albacete, Zamora, Guadalajara, Ourense y Cuenca. En el extremo opuesto está Baleares, con un turista por cada 7 habitantes. Una diferencia abismal que muestra, como ninguna otra, que el turismo no permea entre territorios.

Lo que reflejan los datos de los últimos años es que es más probable que un destino de costa atraiga turistas internacionales en temporada baja que lo consiga un destino de interior en la temporada alta.

Se apaga así la esperanza de conseguir una diversificación del turismo en España. Los destinos menos visitados no son una sustitución posible para las zonas saturadas. El turismo seguirá siendo un motivo de incomprensión entre las dos Españas: la que quiere expulsar a viajeros y la que ansía que lleguen más.

De cada 10 turistas que han dormido en Baleares este año, algo más de 9 son extranjeros. La llegada de viajeros internacionales está ahogando a los vecinos con una subida de precios que está comiendo su poder adquisitivo. Sin embargo, hay otra mitad de España en la que el turismo internacional es una quimera. Hay una decena de provincias que tienen incluso menos visitantes extranjeros que antes de la pandemia, casi la totalidad son del interior del país.

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