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Aranceles para reducir déficits: la receta equivocada de Trump
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Aranceles para reducir déficits: la receta equivocada de Trump

Más allá del repunte de la inflación, que ya afecta a consumidores y a empresas, el déficit comercial crece un 23% tras los adelantos en las importaciones y los ingresos fiscales adicionales por las tasas no podrán aliviar el elevado déficit fiscal

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Leon Neal Pool)
El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Leon Neal Pool)

La economía estadounidense empieza a notar las políticas económicas de Trump, pero no en la dirección prometida. Su receta pivota sobre la eliminación de los déficits comerciales con otros países mediante aranceles elevados, los cuales lograrían reindustrializar EEUU y obtener ingresos suficientes para bajar impuestos. Los datos de los saldos comerciales y de las cuentas públicas apuntan a que ninguna de las dos premisas se está cumpliendo, mientras la inflación repunta y el crecimiento económico se desacelera, en gran medida por el frenazo en el mercado laboral.

“Trump cree que con los aranceles volverá la industria de los años 50 y lo peor que puede pasar es que lo consiga”, señala a modo de resumen el director ejecutivo de Fedea, Ángel de la Fuente, durante la última edición del Observatorio Económico de El Confidencial y Mapfre. Los expertos coinciden en hablar de “desmoronamiento” del modelo estadounidense, aunque creen que la administración Trump irá rectificando sus medidas de máximos conforme los efectos negativos vayan siendo más palpables.

El primero es la inflación. Las empresas estadounidenses son las que pagan las tasas para importar los bienes que necesitan y solo están trasladando una parte del sobrecoste a los consumidores. Según señaló este miércoles el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, las empresas locales están absorbiendo parte de los aranceles vía márgenes, lo que a su vez está ayudando a contener el crecimiento de la inflación medida en el PCE.

Según explica Judith Arnal, la inflación de los consumidores de julio (2,7%) también está aminorada porque las empresas se adelantaron a los aranceles haciendo acopio de inventarios antes de abril y porque los precios de la energía descendieron en estos meses. En opinión de Manuel Aguilera, director general de MAPFRE Economics, “el impacto de los aranceles aún no se ha mostrado completamente” y en la misma línea se manifiesta José Manuel González Páramo, presidente del Consejo de Administración de European DataWarehouse.

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En opinión de Páramo, “se ve con claridad” cómo hay un impacto de las tarifas en los precios de los bienes y advierte de posibles “presiones salariales” ante la dificultad de las empresas para cubrir vacantes tras la salida del país de casi dos millones de inmigrantes en apenas ocho meses. La combinación de ambos fenómenos puede terminar en presiones inflacionarias tanto internas como externas y, por tanto, en un efecto negativo adicional. Lo cierto es que, con el impacto ya mostrado, la inflación subyacente alcanza el 3,1% y el consumo de los hogares empieza a resentirse.

Los aranceles han producido ya un encarecimiento de los bienes para los ciudadanos y un perjuicio para las empresas, mientras que, paradójicamente, el déficit comercial que se pretendía eliminar ha aumentado. En los primeros siete meses de 2025, el déficit comercial de bienes ha ascendido a 839.640 millones de dólares, un 23% más que en el mismo periodo del año anterior. Aunque el efecto está muy influido por las anómalas importaciones del primer trimestre, Gloria Hernández, consejera de DIA, señala que evolucionará dependiendo de la elasticidad de los bienes importados.

No obstante, reducir el déficit comercial vía aranceles no es tampoco una buena noticia. Según explica este documento de trabajo publicado en el Instituto Peterson de Economía Internacional, el déficit comercial se podría reducir con los aranceles al desacelerar el crecimiento económico y depreciar el dólar. Una estrategia que pone en riesgo la capacidad histórica de Estados Unidos para financiar la deuda externa a bajo coste, lo que aumentaría la carga para las generaciones futuras.

Las bajadas de impuestos elevarán el desajuste fiscal

El déficit comercial de EEUU se financia a través de las elevadas inversiones extranjeras y la teoría económica sostiene que el enfoque correcto para reducirlo comienza por reducir el también elevado déficit fiscal, no por implantar barreras comerciales. En teoría, si se reduce el déficit fiscal sin afectar a la inversión pública productiva, el ahorro público mejora y disminuye la necesidad de financiación externa.

En este sentido, la receta de Trump difiere, pretendiendo financiar con los ingresos por los aranceles el déficit fiscal. Entre enero y julio, los ingresos por las tasas han ascendido a 122.011 millones de dólares, mientras que el déficit fiscal previsto para 2025 por la Oficina del Presupuesto del Congreso (CBO) asciende a 1,865 billones, es decir, que los aranceles solo han cubierto un 6,5% del año y, aunque se duplique, no superaría el 15%.

El problema añadido es que la ley presupuestaria aprobada en julio (conocida como “Big Beautiful Bill”) desajusta aún más las cuentas. Las estimaciones de la citada oficina apuntan a que los ingresos adicionales por los aranceles quedarán más que neutralizados por las rebajas de impuestos de la ley presupuestaria. En concreto, la CBO estima que el déficit público aumentará en los próximos diez años en 3,4 billones de dólares. Por tanto, “la deuda crecerá a pesar de los aranceles”, señala Hernández, como resultado de seguir acumulando más déficits.

Según el último monitor fiscal del FMI, de abril de 2025, el déficit de EEUU cerró 2024 en el 7,3% del PIB frente al 5,8% de 2019, antes de la pandemia, y la deuda pública se disparó del 108,2% al 120,8% en el mismo periodo.

La economía estadounidense empieza a notar las políticas económicas de Trump, pero no en la dirección prometida. Su receta pivota sobre la eliminación de los déficits comerciales con otros países mediante aranceles elevados, los cuales lograrían reindustrializar EEUU y obtener ingresos suficientes para bajar impuestos. Los datos de los saldos comerciales y de las cuentas públicas apuntan a que ninguna de las dos premisas se está cumpliendo, mientras la inflación repunta y el crecimiento económico se desacelera, en gran medida por el frenazo en el mercado laboral.

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