La construcción de 60 reactores lleva a la industria nuclear a una nueva edad de oro
Un informe de Goldman Sachs avanza una nueva edad de oro para la construcción de centrales nucleares. Tras varias décadas sin crecimiento de la oferta de producción nuclear, a la vista están nuevas instalaciones
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Los tiempos están cambiando, como en la canción de Dylan, y, tras décadas de contención en la expansión de la industria nuclear en el mundo, los próximos quinquenios volverán a ser una especie de edad de oro en la construcción de nuevos reactores. Goldman Sachs, en concreto, estima que dentro de quince años, en 2040, la capacidad mundial de generación nuclear aumentará de los 378 gigavatios actuales a 575 gigavatios, lo que representa un aumento de la participación de la energía nuclear en la generación eléctrica del planeta de aproximadamente el 9% al 12%.
Para entender este avance sólo hay que tener en cuenta que el parque nuclear mundial pasará de los 440 reactores actuales hasta aproximadamente 500 en 2030. Es decir, 60 reactores más en los próximos cinco años, de los cuales la mitad se construyen en China. Unos se encuentran ya en fase de construcción y otros con la propuesta muy avanzada, según la Asociación Nuclear Mundial.
Lo que han detectado los analistas de Goldman es que el clima de apoyo a las centrales nucleares está creciendo en el mundo, por lo que no cabe esperar reacciones en contra como en el pasado. La energía nuclear, sostienen los autores del estudio, “se ha convertido en un área clave de atención a nivel mundial a medida que los países vuelven a considerar esta tecnología después de muchos años de infrainversión”, escriben.
Desde que se puso en marcha el primer reactor nuclear comercial en 1954, el apoyo a la energía nuclear ha fluctuado a medida que cambiaban las percepciones sobre la seguridad y la fiabilidad de esta fuente de energía. En su apogeo, en la década de los 80, recuerda Goldman Sachs, la energía nuclear representaba alrededor del 17% de la combinación total de generación de electricidad mundial, pero su participación comenzó a disminuir después de la catástrofe de Chernóbil en 1986. Después del desastre de Fukushima en Japón en 2011, la energía nuclear cayó a aproximadamente el 9% del suministro eléctrico mundial y se ha mantenido en ese nivel desde entonces [ver gráfico].
El desinterés
Como consecuencia de ello, el parque mundial de reactores nucleares ha envejecido rápidamente debido a la falta de inversión y al desinterés por lo nuclear por parte no sólo de los gobiernos, sino también de las empresas privadas, cuya atención por las tecnologías renovables ha crecido de forma muy relevante. El reactor nuclear promedio tiene alrededor de 32 años.
En el caso de España, en estos momentos existen en funcionamiento siete reactores nucleares situados en cinco centrales nucleares: Almaraz 1 y 2 (Cáceres), Trillo (Guadalajara), Cofrentes (Valencia), Vandellós 2 (Tarragona), Ascó 1 y 2 (Tarragona). Cada uno de estos reactores cuenta con una potencia de generación eléctrica en el entorno de 1.050 megavatios (MW). España llegó a ser en 1975 el tercer país occidental en porcentaje de generación nuclear sobre el total de generación eléctrica y el séptimo en producción nuclear total. Según un trabajo publicado en Fedea por el ingeniero Javier Revuelta, el Plan Energético Nacional de 1975, aprobado tras el primer choque petrolero de 1973, apuntaba a la producción de 21,7 gigavatios (GW) nucleares instalados para 1985: unos 25 reactores nucleares en operación.
El cambio de posición sobre la energía nuclear se ha acelerado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, que ha firmado diversas órdenes ejecutivas para aumentar la producción. La administración estadounidense ha reducido las barreras regulatorias y los costes de entrada al proporcionar financiación para las centrales nucleares. Este impulso debería hacer posible, según los planes, aumentar la producción en EEUU de aproximadamente 100 GW actuales a 400 GW para 2050. En la misma línea, China planea construir 150 reactores nucleares en los próximos 15 años, con el objetivo de alcanzar 200 GW de energía nuclear en 2035, según su último plan quinquenal.
En la COP29 de Azerbaiyán, seis países —El Salvador, Kazajistán, Kenia, Kosovo, Nigeria y Turquía— se comprometieron a triplicar la capacidad nuclear para 2050. Estas naciones forman parte ahora de una coalición de 31 países comprometidos con la expansión de la energía nuclear. Y en tan solo los últimos dos meses, tres de las empresas tecnológicas más grandes del mundo —Google, Amazon y Microsoft— han firmado acuerdos directos para asegurar la generación de electricidad nuclear.
Lo nuclear es ‘verde’
La propia Comisión Europea ha aprobado la llamada “taxonomía verde europea”, que no es otra cosa que una vía para que inversores y empresas puedan diferenciar qué proyectos afectan negativamente al clima. La energía nuclear, como se sabe, no emite gases de efecto invernadero a la atmósfera, pero a cambio el combustible usado de los reactores nucleares es muy radiactivo y debe procesarse, reciclarse o eliminarse de forma segura. Buenas parte de los residuos españoles se han depositado temporalmente en centrales francesas a cambio de una retribución,
En la nueva taxonomía, se han incluido de manera transitoria el gas natural y la energía nuclear. De esta manera, la industria nuclear podrá recibir fondos de organismos como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), mientras que un buen número de fondos de inversión podrá invertir al tratarse de energía limpia de emisiones de CO2. Esto explica en parte que la inversión mundial en generación de energía nuclear haya crecido a una tasa anual del 14% entre 2020 y 2024, después de casi cinco años sin crecimiento de la inversión.
El Banco Mundial, que otorga préstamos a tipos más bajos que los de mercado, igualmente, ha modificado su estrategia de política energética para satisfacer la creciente demanda de energía limpia y promover los objetivos de desarrollo sostenible.
Además de apoyar nuevos desarrollos, como los reactores modulares pequeños, el Banco Mundial garantiza la ampliación de los reactores nucleares existentes y financia la modernización de la red eléctrica. Según sus planes, invertir en la cadena de valor de la energía nuclear permitirá triplicar la capacidad mundial de energía nuclear para 2050. La última vez que el Banco Mundial financió la construcción de un reactor en Italia fue en 1959, en plena Guerra Fría.
Como recuerdan los autores del informe de Goldman Sachs, los países están destinando fondos no solo a grandes reactores nucleares, sino también a nuevas variantes, como los reactores modulares pequeños (SMR). Los SMR tienen un tamaño mucho menor que el de una central nuclear de mayor tamaño y están compuestos por componentes estandarizados que pueden producirse en masa en instalaciones tradicionales y enviarse al emplazamiento, a diferencia de los reactores tradicionales, que se construyen in situ con componentes más grandes.
Los SMR suelen tener una menor capacidad de generación de energía (entre 20 y 300 megavatios), en comparación con aproximadamente 1 GW de los reactores nucleares tradicionales. Sin embargo, también suelen ser más económicos de construir y, una vez que su diseño esté completamente estandarizado, deberían generar electricidad a un menor coste durante toda su vida útil que los reactores tradicionales de mayor tamaño. Goldman Sachs Research proyecta que el coste normalizado de la electricidad para un SMR promedio podría ser inferior a 100 dólares por megavatio-hora, mientras que los reactores tradicionales suelen tener un coste normalizado de la electricidad de alrededor de 125 dólares por MWh.
Los tiempos están cambiando, como en la canción de Dylan, y, tras décadas de contención en la expansión de la industria nuclear en el mundo, los próximos quinquenios volverán a ser una especie de edad de oro en la construcción de nuevos reactores. Goldman Sachs, en concreto, estima que dentro de quince años, en 2040, la capacidad mundial de generación nuclear aumentará de los 378 gigavatios actuales a 575 gigavatios, lo que representa un aumento de la participación de la energía nuclear en la generación eléctrica del planeta de aproximadamente el 9% al 12%.