El BCE traza una estrategia para la batalla del euro por la posición privilegiada del dólar
El eurobanco explicita las políticas que aplicará y sus recomendaciones a los gobiernos para aprovechar la debilidad del dólar en la lucha por la hegemonía del mercado de divisas
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El Banco Central Europeo se ha topado, de forma inesperada, con la opción de ganarle terreno al dólar. La llamada excepcionalidad del dólar generan algunos costes a la economía estadounidense pero, sobre todo, proporciona importantes ventajas. La principal es que puede soportar las crisis financieras mucho mejor que el resto del mundo gracias a que siempre recibe flujos monetarios. No hay más que ver que, cuando hay turbulencias financieras, los inversores se refugian en EEUU, generando un paraguas para el país.
El eurobanco ha trazado una estrategia para potenciar a la moneda común durante los próximos meses y tratar de explotar la debilidad del dólar. La ha explicitado en su informe El papel internacional del euro publicado este miércoles. La introducción, firmada por la presidenta de la entidad, Christine Lagarde, subraya la "importancia de que los responsables políticos europeos creen las condiciones necesarias para que esto ocurra".
El BCE cree que los aspectos positivos que ofrece ser una moneda refugio global supera ampliamente a los costes que ello implica. Y eso que el coste es relevante: tener una moneda permanentemente cara que perjudicaría al sector exportador, clave en la economía europea. Pero los beneficios de tener una financiación barata (en comparación con los fundamentales) y protección ante las crisis financieras, son más importantes para la entidad.
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El BCE traza una estrategia en un doble plano: por un lado, las medidas que puede tomar directamente para impulsar al euro y, por otro, una batería de recomendaciones a los gobiernos nacionales y a la Comisión Europea para que también arrimen el hombro. Lagarde no puede ser más explícita: "El BCE jugará su papel".
La aportación del BCE
La estrategia trazada por el BCE cuenta con cuatro áreas de acción. La primera, y más relevante, es impulsar el euro digital. Al menos en lo que a sus competencias se refiere: culminar el diseño y las pruebas técnicas para que la Comisión Europea pueda diseñar la arquitectura legal.
El BCE considera que el euro digital servirá para dar autonomía estratégica frente al dominio actual del sistema de pagos por grandes multinacionales estadounidenses (principalmente Visa y Mastercard) y la amenaza de la popularización de las stablecoins también para transferencias dentro de la UE. En este sentido, también busca potenciar sistemas de pago transfronterizos, que bien puede ser el euro digital o sistemas nacionales que existen ahora pero que no están integrados, como es Bizum en España.
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La tercera herramienta que quiere impulsar es potenciar líneas de liquidez a terceros países para que puedan operar con facilidad en euros. El objetivo es que todos los países que quieran, puedan utilizar la moneda europea para sus operaciones comerciales o financieras y así promocionar su implantación. Al contrario de lo que ocurre con Estados Unidos, donde hay rumores de que Trump podría imponer algún tipo de restricción a la acumulación de dólares por parte de terceros países. Y la cuarta herramienta, muy técnica, es que el BCE ofrezca soluciones de liquidación a plataformas de tecnología mayorista.
Deberes a los gobiernos
Todas estas medidas que quiere impulsar el BCE tendrán poca trascendencia si las autoridades políticas no hacen sus deberes. El BCE plantea básicamente dos cuestiones que son prioritarias. Sin ellas, no hay ninguna posibilidad de que el euro compita con el dólar.
La primera es "impulsar la unión del ahorro y la inversión (savings and investment union)". Las barreras financieras dentro de la UE provocan que existan mercados pequeños y poco líquidos. Sin ir más lejos, muchos de los países europeos no tienen referencias de bonos básicos como Croacia, que no tiene bono a 2 ni a 30 años.
Los grandes inversores institucionales necesitan mercados profundos, ya que mueven grandes montantes de dinero. El problema no es sólo que su entrada (o salida) genere grandes fluctuaciones de precios en mercados estrechos, sino que en un momento dado, sus órdenes podrían no ejecutarse por falta de oferta o demanda en el mercado.
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En línea con la unión del mercado de ahorro e inversión, el BCE considera fundamental la creación de un gran activo paneuropeo seguro: los bonos públicos de la eurozona, los populares eurobonos. La entidad cree (y celebra) que a medida que la Unión Europea avance en la financiación de una Defensa conjunta, la emisión de eurobonos permita crear este nuevo mercado.
No hay que olvidar que, cuando un inversor extranjero quiera invertir en euros, necesita comprar también un activo (no sólo almacenar euros en una caja). Ese activo tiene que tener mucha liquidez y bajo riesgo, para que los inversores puedan proteger su inversión (con una pequeña rentabilidad) sin miedo alguno por quedarse atrapadas. No hay alternativa a los eurobonos. Y, por el momento, los eurobonos no son alternativa a los ‘treasuries’ estadounidenses.
"La emisión prevista de bonos a nivel de la UE, a medida que Europa asume las riendas de su propia Defensa, podría contribuir significativamente a la consecución de estos objetivos", indica el BCE. Sin embargo, no está nada claro que algunos de los países más reacios a la financiación comunitaria acepten este sistema. Al fin y al cabo, creen que es repartir dentro de la eurozona los riesgos individuales que haya acumulado cada país de forma individual.
La advertencia del BCE de que los eurobonos para financiar bienes públicos europeos son clave para impulsar el papel del euro puede decantar la balanza. La posibilidad de comerle terreno a la moneda de reserva global es una oportunidad que pasa sólo una vez. Es posible que tras el mandato de Trump, EEUU vuelva a una posición más ortodoxa y esta ventana se cierre para siempre. Es más, es posible que Trump rectifique sus políticas y cierre esta ventana él mismo.
El Banco Central Europeo se ha topado, de forma inesperada, con la opción de ganarle terreno al dólar. La llamada excepcionalidad del dólar generan algunos costes a la economía estadounidense pero, sobre todo, proporciona importantes ventajas. La principal es que puede soportar las crisis financieras mucho mejor que el resto del mundo gracias a que siempre recibe flujos monetarios. No hay más que ver que, cuando hay turbulencias financieras, los inversores se refugian en EEUU, generando un paraguas para el país.