El mapa que muestra con crudeza las regiones "que se quedan atrás"
El progreso económico y social, como se sabe, va por barrios. O por ser más precisos, va por territorios en los que existen condiciones materiales para desarrollarse. No ocurre eso en una cuarta parte de los municipios españoles
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El trabajo lo han elaborado dos profesores de la Universidad de Oviedo y lo que refleja, habría que decir con cierta crudeza, son los diferentes niveles de desarrollo regional que existen en España. Mientras unas regiones avanzan, otras, donde se aloja alrededor de la cuarta parte de los municipios españoles, “se quedan atrás”, según la terminología académica utilizada. O, expresado en términos más directos, son las regiones abandonadas que se han descolgado del sistema productivo.
El estudio llega a una primera conclusión: casi uno de cada cuatro municipios (23 %) se pueden clasificar como ‘dejado atrás’ y lo hacen con una intensidad media del 88 %; es decir, se sitúan por detrás de la media nacional en casi todas las variables consideradas.
Las variables consideradas son doce e incluyen el porcentaje de personas mayores de 64 años, los cambios de población, la distancia para acceder a infraestructuras básicas, como redes ferroviarias, colegios o, incluso, las salas de cine, la tasa de educación superior, el nivel de desempleo y ocupación, los hogares unipersonales o el porcentaje de población extranjera. A partir de esta metodología, los autores construyen un índice en el que el cero es un territorio que está siempre por encima de la media y 1 es aquel que está sistemáticamente por debajo. El trabajo, aún en preparación, se refiere a 11 países europeos sobre los que hay información abundante, pero el avance se ha realizado específicamente sobre España.
Lo que sugiere el estudio es que estas desigualdades territoriales no son inocuas. Muy al contrario, producen efectos sociopolíticos relevantes. Las desigualdades territoriales, como ha venido planteando la llamada geografía del descontento, pueden tener efectos indeseables e incluso perniciosos para la salud económica nacional y las democracias europeas, asegura el trabajo. Los lugares que se dejan atrás (‘left-behind places’, por su denominación en inglés) son los rezagados, los últimos de la fila, que, aun dentro de un marco de cohesión, “son los perdedores que no consiguen recuperarse”.
Geografía del descontento
La geografía del descontento es un fenómeno reciente y se refiere al sentimiento de agravio o insatisfacción percibido por una parte relevante de la población que habita en territorios que se sienten abandonados, fundamentalmente del núcleo rural, por parte de los gobiernos. El catedrático de Geografía Económica de la London School of Economics (LSE), Andrés Rodríguez-Pose, lo ha definido como “lugares que no importan”.
Los autores del estudio, los profesores Ricardo Martínez de Vega Perancho y Alberto Díaz Dapena, del laboratorio de Análisis Económico Regional de la Universidad de Oviedo, llaman la atención sobre la existencia de lo que denominan “cinturón de rezago” alrededor de Madrid, que se extiende desde la cordillera Cantábrica, al norte, hasta Sierra Morena, al sur, mientras que, por el contrario, los litorales del Cantábrico oriental y el Mediterráneo, junto con el bajo Ebro, se dibujan como “oasis de prosperidad”.
No es el caso de las regiones que hacen frontera con Portugal: Galicia, Castilla y León, Extremadura y Andalucía, que dibujan una línea de pobreza diáfana. Justo lo contrario que en el arco del Mediterráneo, donde se concentran las comarcas más dinámicas del país junto a la Comunidad de Madrid y sus alrededores y el entorno del País Vasco. En el mapa, los núcleos menos prósperos se dibujan en rojo y los más desarrollados en azul.
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Utilizar la figura de los clústers para identificar el grado de desarrollo de una región es más útil que el análisis tradicional, como los que hace la Unión Europea sobre las regiones, ya que gana en granularidad. Esto es así porque, dentro de una misma región o, incluso, comarca, pueden existir importantes diferencias en términos de prosperidad. Esta heterogeneidad es la que identifica con precisión el trabajo de los profesores de la Universidad de Oviedo, que forman parte del proyecto EXIT sobre desigualdades territoriales.
Las razones del menor desarrollo son múltiples y complejas, pero, sobre todo, asegura el profesor Ricardo Martínez de Vega, tienen que ver con la ausencia de economías de escala. Es decir, las dificultades que tienen las empresas para reducir costes aprovechando mayores niveles de producción. Una empresa es más rentable si tiene acceso a poblaciones más grandes. Y la realidad es que, según el INE, entre 2011 y 2022, el 81 % de los municipios españoles continuó perdiendo población. Las grandes áreas que se salvan son las que Martínez de Vega denomina el triunvirato, constituido por Madrid, Barcelona y el entorno de Bilbao.
El trabajo lo han elaborado dos profesores de la Universidad de Oviedo y lo que refleja, habría que decir con cierta crudeza, son los diferentes niveles de desarrollo regional que existen en España. Mientras unas regiones avanzan, otras, donde se aloja alrededor de la cuarta parte de los municipios españoles, “se quedan atrás”, según la terminología académica utilizada. O, expresado en términos más directos, son las regiones abandonadas que se han descolgado del sistema productivo.