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Los campesinos se frotan las manos tras las lluvias: "Será la mejor cosecha en años"
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Algunos productos podrían abaratarse

Los campesinos se frotan las manos tras las lluvias: "Será la mejor cosecha en años"

Las copiosas lluvias de los últimos meses podrían revertir la precariedad que vivieron muchos agricultores españoles durante años. Los más beneficiados serán los productores de aceite de oliva y todos los que tengan cultivos leñosos.

Foto: Francisco Vañó, director de Castillo de Canena, inspeccionando un olivo en su finca de Jaén. (Alfredo Herrera Sánchez)
Francisco Vañó, director de Castillo de Canena, inspeccionando un olivo en su finca de Jaén. (Alfredo Herrera Sánchez)
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Las aceitunas ya tienen un par de milímetros de tamaño en la Finca Conde de Guadiana, el olivar de 1.500 hectáreas ubicado en los cerros de Úbeda, Jaén. La empresa regente de este campo, Castillo de Canena, espera que una buena cosecha dispare su producción de aceite de oliva virgen extra. No es un caso aislado. La provincia de Jaén, epicentro mundial de la producción del mejor aceite comestible, está reverdeciendo a medida que pasan los días y cuajan los efectos de las cuantiosas lluvias de los últimos meses.

Tanta agua no es beneficiosa para todo tipo de cultivos. Los más favorecidos serán los leñosos, aseguró la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) a la agencia EFE a principios de marzo. Los olivares ocupaban 2,8 millones de hectáreas de las 5,4 de cultivos leñosos que estaban plantadas en 2023 por toda España. Por eso Francisco Vañó, director de Castillo de Canena, traza estrategias para aprovechar el creciente verdor de sus campos. Acaba de organizar unas jornadas de intercambio entre los equipos de la plantación y la almazara, tienen que estar preparados para lo que viene.

“Aquí ya se ha producido el cuajado del fruto”, explica Vañó mientras sostiene una miniaceituna al pie de un olivo plantado en 1856. “Primero abre la flor, luego se fecunda con el polen que transporta el aire y después nace la fruta. Todas estas lluvias pillaron muy bien a los árboles, porque veníamos de un ciclo de sequía terrible. El año pasado la cosecha mejoró, pero la anterior fue catastrófica. Ahora el agua beneficia porque llegó en un momento crítico del proceso fenológico del olivo: la floración. La cosecha de 2023 fue fatal porque la sequía y el sol acabaron con las flores, por eso las malas previsiones de cosecha hicieron subir el precio del aceite a partir de julio de 2023”.

"Sin agua no hay campo"

Abogado de profesión, Vañó dejó su puesto en la banca hace 20 años y junto a su hermana regresó a las tierras del padre para relanzar el proyecto familiar que lleva más de 200 años produciendo aceite. Dirige una empresa de menos de cien empleados fijos que factura decenas de millones de euros al año y vende su producto en 60 países, como hacían sus antepasados durante el imperio romano. Cumplió 65 años y tiene más de 40 cotizados, pero no piensa jubilarse. Es el responsable de una serie de proyectos que dispararon los resultados de la empresa.

Su padre, por ejemplo, había construido un embalse que se abastecía del Guadiana menor (principal afluente del Guadalquivir en la zona), y Vañó hizo otros dos depósitos a diferentes alturas para crear un sistema de purificación por decantación. Cuando se recorren las inmediaciones del mayor de los embalses, se nota que el agua es más azul y cristalina porque llega con muy pocos sedimentos. De ahí se bombea para el sistema de goteo que riega cada uno de los 287.000 olivos de la finca.

Mientras más limpia está el agua, mejor para el olivo”, enfatiza Vañó al señalar los estanques que acumulan más de 900.000 metros cúbicos del líquido. “Sin agua no hay campo, pero además de la lluvia, lo positivo es que hoy estamos a 22 de mayo y no hace tanto calor como otros años. Con lo que ha llovido y estas temperaturas, el olivo vive un escenario ideal. Como la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha duplicado su capacidad, tenemos garantizado el riego durante el verano, cosa que no pudimos permitirnos en las últimas cosechas”.

placeholder Vista del olivar y el sistema de embalses de la Finca Conde de Guadiana. (A.H.S.)
Vista del olivar y el sistema de embalses de la Finca Conde de Guadiana. (A.H.S.)

Una de las estimaciones más esperadas por los consumidores es la bajada de los costos de determinados productos. Aunque Vañó aclara que las condiciones actuales ya se están revirtiendo en los precios del aceite, no cree que puedan bajar mucho más. “Tal como está el campo hoy no creo que vuelvan a subir los precios, pero si siguen bajando va a ser muy duro para el agricultor. Es complicado sostener el negocio si el litro baja a menos de tres euros. Habría problemas porque los costes de mantener los olivares han subido mucho”, detalla el empresario mientras señala un tractor que desbroza la hierba en sus sembrados.

Daniel Trenado, un consultor agrícola que cultiva pistacho y olivos, explica a El Confidencial por qué las lluvias de los últimos meses resultan tan beneficiosas: “Estábamos en unas condiciones de sequía tan graves que el suelo pudo absorber mucha agua y creó reservas acuíferas que podrán utilizar los árboles leñosos todo el año. Al final estos cultivos tienen raíces más potentes que los herbáceos y pueden aprovechar mejor esa agua. Los pistacheros estamos muy contentos. La cosecha pasada fue una cuarta parte de lo normal, pero esta y la que viene pueden ser muy buenas. En casi todos los cultivos leñosos las cosechas vienen un poco determinadas también por cómo llueva el año anterior, ya que la yema de la flor se produce un año antes de que salga”.

Trenado considera que las zonas de España que más aprovecharán las masivas precipitaciones que han caído son las comprendidas por los valles del Guadiana y del Guadalquivir. El agua que cae del cielo es muy importante para muchos campesinos, explica, porque pocos pueden permitirse tener embalses propios: cuestan mucho y demandan trámites interminables.

Hay que invertir más en embalses

En Extremadura, la comunidad autónoma donde opera este ingeniero agrónomo, la sequía impidió hace dos años cosechar cultivos típicos como el tomate o el arroz: “El año pasado se sembraron, pero con restricciones. Ahora sí se podrán trabajar libremente gracias al agua. Al mejorar la capacidad de embalsar en toda esta zona (Arzuega, Badajoz), ha sido un alivio tremendo para nosotros, porque gran parte de la economía agrícola depende del riego”.

La precariedad que impuso la sequía en la agricultura española demostró la importancia que tiene almacenar agua, lamenta Trenado. Por eso cree que deberían ampliarse la cantidad y la capacidad de los embalses dedicados al riego de cara a los años más complicados. “La principales represas están todas llenas ahora, por eso aunque tuviésemos más lluvias las estaríamos desperdiciando”, detalla. “Entonces luego vienen varias temporadas sin llover y no sabemos qué se puede hacer para labrar la tierra. Deberían crearse más infraestructuras hidráulicas en general. Viendo lo que pasó en Valencia con la DANA, creo que llevamos mucho tiempo sin hacer inversiones en ese sentido”.

Los reclamos de Trenado han sido replicados por otros campesinos. La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), la mayor organización profesional agraria de España, pidió a raíz de la lluvias una mejor planificación de los desembalses y que se limpiaran los cauces. Además, agricultores de Segovia y Madrid criticaron la gestión de las lluvias realizada por la Confederación Hidrográfica del Duero y del Tajo.

placeholder Pequeñas aceitunas en un olivo de la Finca Conde de Guadiana, Jaén.
Pequeñas aceitunas en un olivo de la Finca Conde de Guadiana, Jaén.

“Como las autoridades no están a favor del aprovechamiento del agua más allá de lo estrictamente regulado, te ponen trabas para, por ejemplo, construir un embalse en tu finca y te complican la vida con los papeleos. La ley en teoría te permite construir”, lamenta Trenado.

Fernando Giraldo, un agricultor de 37 años que muestra en las redes sociales su día a día en La Carlota, un pueblo de Córdoba, coincide en el desastre que supuso la sequía de los últimos años: “En Andalucía se cortó el 80% de los riegos y el trigo que se sembraba, por ejemplo, no levantaba un palmo del suelo en muchas zonas. Había plantaciones de trigo que no granaban, a los olivos se les quemó la flor por el calor y hasta labrar la tierra era casi imposible, porque estaba tan dura como la carretera”.

La mayoría de las plantaciones de olivo de Giraldo son de secano, solo una pequeña parte tiene un sistema de regadío artesanal abastecido con agua de pozo. Ahora cree que solo tendrá que utilizarlo durante un tiempo muy corto en varano, pues la lluvia ha cambiado el panorama a mejor: “Hasta en el pueblo da gusto caminar y ver todo florecido”.

Productores de manzanas y jamones, otros beneficiados

En Cataluña, la cuna de las frutas de hueso y pepitas de España, también se prevén crecimientos en los índices de cosecha a raíz de las elevadas precipitaciones. En Lérida, por ejemplo, aconteció el segundo marzo más lluvioso en 112 años y eso le vino muy bien a los manzanos y perales de Pomona Fruits, una empresa de fruta ecológica.

“Ahora partimos de reservas de agua en el campo muy alargadas para las plantas y eso provoca que estén brotando espectacularmente”, detalla el responsable de campo de la compañía, Xavier Viladot. “También se han llenado los embalses que utilizamos y eso nos da la garantía de llegar al final de la campaña con agua suficiente. Esperamos recoger más fruta, porque si los árboles salen resplandecientes de la primavera, normalmente significa que la cosecha será más abundante. Lo malo es que los precios de algunas frutas se están desplomando en el mercado, pero la lluvia siempre es buena en la agricultura, sobre todo aquí en España donde, como dice la canción del cantautor valenciano Raimon, ‘la lluvia no sabe llover’”.

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Olivos plantados en 1856 en la Finca Conde de Guadiana. (A.H.S.)

Las encinas, los árboles productores de la bellota que comen los cerdos ibéricos utilizados para producir jamón, también darán más frutos este año. Manuel Cruz, el responsable de campo de Jamones Blázquez, cree que ahora podrán aumentar el volumen de producción gracias a las lluvias.

“Los árboles han cogido mucha fuerza y tendremos una cosecha de bellota bastante buena”, explica Cruz. “Las encinas son muy sensibles a cualquier cambio en el clima. También tenemos alcornoques y robles, y la bellota que produzcan nos permitirá poner más cerdos y aumentar la montanera (pastoreo de cerdos en bosques de bellotas y fase final de su engorde). Ahora tenemos 15.000 cerdos, pero esperamos elevar esa cifra hasta los 20.000 este año”.

Cruz lleva varias décadas dedicado al sostenimiento de fincas porcinas en Extremadura y Andalucía. Hace años que no dirige una campaña con tantas lluvias y bellotas, algo que “siempre viene bien”, porque luego se “ve recompensado” con la cría. Solo espera que en septiembre no haga un calor muy fuerte para que los árboles “no suelten tanta bellota” y la vayan despendiendo poco a poco.

Las aceitunas ya tienen un par de milímetros de tamaño en la Finca Conde de Guadiana, el olivar de 1.500 hectáreas ubicado en los cerros de Úbeda, Jaén. La empresa regente de este campo, Castillo de Canena, espera que una buena cosecha dispare su producción de aceite de oliva virgen extra. No es un caso aislado. La provincia de Jaén, epicentro mundial de la producción del mejor aceite comestible, está reverdeciendo a medida que pasan los días y cuajan los efectos de las cuantiosas lluvias de los últimos meses.

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