El factor humano en la era de la IA: construir el futuro sin dejar a nadie atrás
La competitividad ya no se medirá únicamente por el acceso a la tecnología, sino por la capacidad de las empresas para activar y orientar su talento en entornos cambiantes
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En este Día de los Recursos Humanos, cobra más sentido que nunca reflexionar sobre el papel de las personas en un contexto laboral marcado por la revolución de la inteligencia artificial (IA). Vivimos una transformación profunda y acelerada que está redefiniendo las dinámicas del trabajo, los modelos de negocio y las competencias necesarias para prosperar en el futuro. Pero frente al avance tecnológico, hay una certeza que se mantiene firme: el verdadero valor diferencial seguirá estando en el factor humano.
La IA está generando la mayor disrupción en décadas. Ya no se trata de una promesa futura, sino de una realidad presente. Herramientas que automatizan procesos, analizan datos en tiempo real o incluso interactúan con los usuarios se han integrado en el día a día de millones de trabajadores. Nuestro estudio Workforce of the Future revela que el 79% de los trabajadores españoles ya utiliza la IA en mayor o menor medida, y una amplia mayoría cree que su impacto será positivo. Sin embargo, todavía hay un porcentaje que desconoce su funcionamiento o teme que pueda reemplazar su empleo.
Nuestra responsabilidad como departamentos de Personas estará en sensibilizar sobre sus beneficios y explicar que no viene a sustituir a las personas, sino a complementar su trabajo. Su verdadero potencial reside en liberar tiempo de tareas repetitivas y permitir que las personas se centren en aquellas funciones donde sus habilidades humanas son insustituibles: la creatividad, la empatía, la capacidad de liderazgo, la toma de decisiones o la resolución de problemas complejos. Todo aquello que ninguna máquina puede replicar.
Personas en el centro
En este contexto, poner a las personas en el centro no es un eslogan: es una necesidad estratégica. Implica evaluar de forma honesta cómo afecta la tecnología a cada profesional, capacitarles de manera responsable y gestionar los procesos de cambio desde la ética y la transparencia. El talento debe guiar la transformación, no ser una víctima de ella.
Nuestra responsabilidad será explicar que no sustituirá a las personas, sino que complementará su trabajo
Esto exige un compromiso colectivo. Las organizaciones deben invertir de forma decidida en el desarrollo de competencias, en la orientación profesional y en políticas activas que aseguren una transición justa. No hacerlo correctamente y de manera supondrá el riesgo de abrir nuevas brechas entre quienes pueden adaptarse y quienes se quedan atrás. Brechas que no solo son digitales, sino también sociales, económicas y de género.
No hay transformación / evolución sin formación
La formación continua ya no es una opción, sino un pilar imprescindible de la empleabilidad. Diversos análisis coinciden en que más de 300 millones de personas en el mundo necesitarán actualizar sus habilidades antes del final de la década. Pese a ello, solo una parte de las empresas ha puesto en marcha planes sistemáticos de reciclaje profesional.
La formación continua ya no es una opción, sino un pilar imprescindible de la empleabilidad
Este reto requiere pensar a gran escala y con visión de futuro. No basta con formar en herramientas; hay que desarrollar capacidades críticas, fomentar la curiosidad, la adaptabilidad y el pensamiento estratégico. Y esto aplica tanto a trabajadores como a líderes, muchos de los cuales aún no están preparados para aprovechar las oportunidades que ofrece esta tecnología.
Talento y competitividad
La competitividad ya no se medirá únicamente por el acceso a la tecnología, sino por la capacidad de las empresas para activar y orientar su talento en entornos cambiantes. Las organizaciones que empoderen a sus equipos, que promuevan culturas inclusivas, y que prioricen el bienestar y el aprendizaje continuo serán las que lideren este nuevo escenario. La IA puede ser una palanca para la productividad, pero sin visión humana, nunca tendrá el impacto que esperamos de ella.
El debate sobre la IA no puede limitarse a la eficiencia. También debe abordarse desde la ética. Es fundamental garantizar que los algoritmos no reproduzcan sesgos, que se respete la privacidad y que se construyan modelos transparentes y auditables. La confianza será clave para una adopción sostenible.
Los equipos de Recursos Humanos tenemos un papel fundamental para garantizar que este nuevo modelo de trabajo donde nuestras organizaciones sean más eficientes, más competitivas, más sostenibles y, también, mucho más humana. ¡Este es nuestro momento! ¡Feliz Día de los Recursos Humanos!
* Encarna Maroño es directora de Personas y Cultura de The Adecco Group.
En este Día de los Recursos Humanos, cobra más sentido que nunca reflexionar sobre el papel de las personas en un contexto laboral marcado por la revolución de la inteligencia artificial (IA). Vivimos una transformación profunda y acelerada que está redefiniendo las dinámicas del trabajo, los modelos de negocio y las competencias necesarias para prosperar en el futuro. Pero frente al avance tecnológico, hay una certeza que se mantiene firme: el verdadero valor diferencial seguirá estando en el factor humano.