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La mejora en el poder adquisitivo de la gran subida del SMI es menor de lo que se creía
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Aumento del 22,3% en 2019

La mejora en el poder adquisitivo de la gran subida del SMI es menor de lo que se creía

El efecto negativo en el empleo impidió que todos los trabajadores potencialmente beneficiados del incremento de 164 euros lo recibieran. El impacto se repite anualmente, aunque con cambios tras la reforma laboral de 2021

Foto: Trabajadores de la construcción en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)
Trabajadores de la construcción en Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)
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El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha subido un 60,9% desde 2018, lo que ha implicado variaciones por encima del IPC y de los salarios medios. Según múltiples estudios de instituciones como el Banco de España o la AIReF, la rápida subida ha conllevado efectos negativos en el crecimiento del empleo, aunque compensados en términos agregados por el auge de la economía española. El estudio publicado este lunes por Fedea y elaborado desde el enfoque de la reacción de las empresas al incremento del 22,3% del SMI en 2019 encuentra un comportamiento similar, pero añade algunos cálculos novedosos.

El más relevante es que la ganancia de poder adquisitivo ha sido menor de la que potencialmente podría haberse logrado sin efectos adversos en el empleo. El SMI reduce la desigualdad salarial y mejora la situación relativa de los trabajadores que lo perciben, pero tendría mayor impacto si no perjudicara a la creación de puestos de trabajo. Es decir, la mejora del poder adquisitivo que provoca una política como el SMI no es independiente de sus efectos en el mercado laboral.

Según los cálculos de Fedea, el paso de 736 a 900 euros mensuales afectó al 21% de las empresas y el 12% de los trabajadores. Escenario que sirve para comparar lo que sucede a los negocios que tienen al 100% de la plantilla afectada por el SMI, microempresas de menos de seis trabajadores, respecto a las que no presentan ninguna incidencia. En esta franja de tamaño se encuentran en torno a 1,2 millones de empresas, según el INE, el 35,6% del total.

Teniendo en cuenta el punto de partida retributivo de los trabajadores de las empresas completamente afectadas, muchos por encima del SMI de 2018 al ser muy reducido, pero por debajo del de 2019, el salario debería haber aumentado en un 11,4% en promedio, pero debido a una disminución del empleo del 4,5%, solo se efectuó el 61% de la subida salarial aprobada en el BOE.

Los trabajadores que se mantuvieron empleados y cobraban el SMI experimentaron un notable aumento de sueldo, pero hubo destrucción de puestos de trabajo en las empresas más pequeñas. Según señala Marcel Jansen, profesor de economía en la UAM y uno de los autores del estudio, si el efecto en el empleo hubiera sido cero, la subida se habría trasladado completamente a la renta del conjunto de trabajadores por debajo del nuevo salario mínimo, pero "algunos se quedaron sin empleo y, por tanto, no pudieron disfrutar de la mejora".

El crecimiento promedio del empleo en 2019 fue del 3%, por lo que la afectación del 4,5% respecto al escenario sin SMI indica, según los investigadores, que en las empresas con toda la plantilla afectada hubo destrucción de empleo neto. No sucedió lo mismo en promedio, ya que la disminución en la tasa de crecimiento del empleo fue de entre el 0,5% y 1,1%, por lo que quedó compensado.

Foto: Un camarero durante su jornada laboral en un bar de Madrid. (Europa Press/Jesús Hellín)

Se trata de un rango similar al que halló el Banco de España en un informe publicado en 2021, en el que estimó un impacto negativo en el empleo de la subida del SMI de 2019 de entre el 0,6% y el 1,1%, lo que equivale a una horquilla de 94.530 y 173.500 puestos de trabajo menos. AIReF también encuentra efectos negativos, aunque inferiores, en el rango del 0,28% y el 0,45%, lo que habría implicado entre 40.000 y 65.00 afiliados menos al Régimen General en 2019. Para la subida de 2023 el impacto sería algo mayor, con una pérdida de entre 55.000 y 85.000 afiliados.

Los efectos adversos se tradujeron, según Fedea, en "despidos y no renovaciones" y en "sustitución de empleo completo por parcial" para tratar de compensar la subida de costes laborales, unas adaptaciones que se aplicaron rápidamente por la flexibilidad que permitía el marco regulatorio previo a la reforma laboral de 2021. No obstante, esto no se aprecia en los datos agregados, que muestran una buena evolución con menos parcialidad debido al ciclo económico.

Jansen estima que tras la reforma laboral de 2021 "probablemente los ajustes son más lentos, no tan inmediatos" tras cada subida anual del SMI y que "ahora el margen principal es dejar de contratar". Otro canal de ajuste pueden ser los llamamientos que se hacen a los fijos discontinuos. En cualquier caso, mientras sigan existiendo efectos adversos en el empleo, el alcance del SMI para elevar la renta de los trabajadores seguirá estando por debajo de su potencial.

Se reduce la desigualdad salarial

En términos reales, el SMI subió un 29% entre 2018 y 2023, lo que ha supuesto una notable ganancia de poder adquisitivo que no se ha producido en el resto de los salarios, con pérdida de poder de compra en ese periodo. Los trabajadores beneficiados por la subida de 2019 y 2020 tuvieron un colchón para la crisis inflacionista de 2021.

Además, los incrementos acumulados del salario mínimo (más el aumento de la intensidad en el empleo) han reducido la desigualdad salarial por una mejora muy superior de los salarios más bajos. Según los últimos datos de la encuesta de deciles de salarios de la EPA, el sueldo medio del 10% de trabajadores que menos gana se incrementó un 34,4% entre 2018 y 2023; y el salario del 10% siguiente (segundo decil), un 33,7%. En el extremo opuesto de la distribución, el salario del 10% que más gana acumula una subida del 12,2%. Por tanto, los salarios más bajos han subido casi el triple que los más altos.

Más dudas hay sobre el impacto en la economía en términos agregados. La AIReF lo calcula con dos modelos distintos, en uno (el MTA) encuentra que "los incrementos del SMI tienen un ligero efecto expansivo" porque elevan el consumo (la demanda interna) y la recaudación por cotizaciones sociales. Sin embargo, en otro (MEGAIReF) encuentra que el aumento de los costes laborales y el efecto negativo sobre el empleo "compensaría el impulso positivo procedente del aumento de la renta de los individuos".

El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha subido un 60,9% desde 2018, lo que ha implicado variaciones por encima del IPC y de los salarios medios. Según múltiples estudios de instituciones como el Banco de España o la AIReF, la rápida subida ha conllevado efectos negativos en el crecimiento del empleo, aunque compensados en términos agregados por el auge de la economía española. El estudio publicado este lunes por Fedea y elaborado desde el enfoque de la reacción de las empresas al incremento del 22,3% del SMI en 2019 encuentra un comportamiento similar, pero añade algunos cálculos novedosos.

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