El reto de la reindustrialización: España consolida la luz barata entre las dudas generadas por el apagón
España tiene la oportunidad histórica para ser una potencia industrial, pero necesita que el suministro eléctrico sea fiable y crear un marco regulatorio apropiado
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España tiene en 2025 una ventaja comparativa que nunca antes tuvo en su historia: electricidad barata. Eurostat ha confirmado esta semana el cambio estructural que ha experimentado el país en los últimos años. Los hogares españoles pagaron por la electricidad, en la segunda mitad de 2024, un 14% menos que la media de la eurozona. Un ahorro que en las empresas alcanzó el 23%.
La incorporación de las energías renovables al mix energético ha permitido rebajar la factura eléctrica. España, que históricamente ha pagado precios muy altos debido a su situación geográfica de isla energética, tiene ahora precios más competitivos que los de la mayoría del continente. El precio de la electricidad explica el buen desempeño de la industria española en comparación con el de la del resto del continente en los tres últimos años. Algo parece estar cambiando y el país encara una oportunidad histórica para reindustrializarse. Por este motivo, el apagón del 28 de abril es aún más grave. Las dudas que han surgido sobre la fiabilidad del suministro son una amenaza frontal para atraer inversiones industriales.
El potencial energético de España atrae cada vez más interés. Antes del apagón, la Cámara de Comercio de EEUU en España publicó un informe en el que informaba a las empresas americanas de este margen industrializador. El título es elocuente, España: nueva potencia industrial, digital y energética. La Cámara concluye que España está "bien posicionada para duplicar el peso de la industria, alcanzando un 22% del PIB, para el año 2035".
Hasta ahora, el potencial energético de España era una promesa, pero ya es una realidad. En el año 2018, antes de la pandemia, el precio de la electricidad para contratos empresariales con un consumo de 500 a 2.000 megavatios hora, era un 25% más alto en España que en el conjunto de la eurozona. En 2024, por el contrario, ya fue un 23% inferior. El precio es incluso inferior al de Francia, con la excepción de los contratos de más alta potencia, muchos de los cuales se fijan a largo plazo, por lo que irán mejorando a medida que renueven.
La situación de España comenzó a cambiar con la adopción de la excepción ibérica, que redujo los precios de la electricidad mientras se disparaban en Europa. El final de este sistema en 2024 generó el temor de una vuelta a los patrones tradicionales, pero los datos de Eurostat confirman que la situación ha cambiado. De hecho, el diferencial de precios a favor de España incluso se amplió durante el último año.
España lleva desde 2019 aplicando un plan estratégico energético para lograr este hito. El denominado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) se basa en el crecimiento exponencial de la capacidad de potencia renovable variable, principalmente la eólica y solar, que dan autonomía energética y que reduce los precios. En 2019, cuando se lanzó ese PNIEC, la energía renovable representaba el 37,8% de la generación total en España, cinco años después, se sitúa en el 56,8%, con el que cerró 2024.
"La desventaja competitiva en términos del coste de la energía que sufre la Unión Europea se puede llegar a suplir invirtiendo en renovables que permitan desplazar a las tecnologías de generación basadas en gas natural", explican los analistas de la consultora PwC. "De esta forma, se disminuirían los precios y se aumentaría la independencia energética que, como consecuencia, reduciría el riesgo a la volatilidad de los precios de la energía", añaden.
Una carrera donde España ha tomado la delantera. Cuando las renovables dominan, el precio del mercado mayorista de la electricidad se desploma y es mucho más competitivo que el de los vecinos europeos. Eso sí, como se demostró el apagón del 28 de abril, esa potencia renovable necesita los siete reactores nucleares, las 67 plantas de ciclos combinados de gas y la flexibilidad de la hidráulica para poder compensar sus carencias. Una compañía que da firmeza al sistema y que provoca una mayor volatilidad de precios cuando acuden en su ayuda.
Pero las renovables no es el único factor que determina esta mejora competitiva con Europa. La península Ibérica es una isla energética con una capacidad muy limitada de interconexión. De España a Francia, solo puede pasar el 2,8% de toda la energía que se produce frente al 10% que exige la Unión Europea. Un lastre del pasado que en la última época ha "protegido" al mercado ibérico de la subida de los precios del norte de Europa, más dependientes del gas y del carbón.
Además, la limitación para exportar en los momentos en los que se produce un exceso de oferta renovable provoca un hundimiento del precio. El último factor, es el más negativo pero que afecta a la bajada de los precios, ha sido la reducción paulatina de la demanda eléctrica desde 2019, que no se ha recuperado todavía del desplome que sufrió por la pandemia en 2020. Una caída de la demanda eléctrica, eso sí, que es generalizada en toda Europa.
Reindustrializar España
Volviendo al informe de la Cámara de EEUU, explica que: "La capacidad de generación renovable de España, sumada a un entorno de estabilidad y competitividad en precios, ofrece un contexto altamente atractivo para atraer industrias para las cuales el coste de la energía sea un factor determinante". España nunca ha sido una potencia industrial, pero ahora tiene una oportunidad única.
Los datos más recientes de producción industrial muestran un buen comportamiento del sector en comparación con Europa. Algo está empezando a cambiar. A pesar de las dificultades que ha vivido la economía global, la producción manufacturera ha crecido un 0,5% mientras que en el conjunto de la eurozona ha caído un 5,4%.
Esta diferencia se repite si se observa el comportamiento individualmente de las industrias. En la química, por ejemplo, la producción de España ha aumentado un 6% frente a un descenso del 3% en la eurozona. La industria del papel ha crecido un 3,7% en España frente al 1,6% de los países del euro. Incluso en sectores en los que España registra un comportamiento negativo, como el del automóvil, Europa está peor, con caídas del 6,7% y del 17,7% respectivamente.
La CEOE celebra esta ganancia de competitividad energética que está consiguiendo España. Un alto responsable de la patronal explican que es “un factor determinante” para el crecimiento económico del país en los últimos años. "Estos menores precios están ayudando a que las exportaciones industriales españolas estén ganando peso en Europa", explica esta fuente de la CEOE.
Algo está cambiando en España, pero el apagón ha sido un duro toque de atención. La fiabilidad del suministro es clave para atraer inversiones industriales. Ya lo advertía el informe de la Cámara americana, publicado antes del corte de luz del día 28, en el que reclama a las Administraciones Públicas aumentar la inversión en las redes de transporte energético para blindar la oferta.
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El problema al que se enfrenta España es que todavía no conoce cuál es la causa concreta del apagón, por lo que es imposible ponerle solución. La falta de información va en contra de los intereses del país. La única evidencia que existe es que el sistema eléctrico ya tuvo señales de alerta previas al apagón, lo que podría indicar la existencia de un problema estructural.
El apagón se produjo en un mal momento: justo cuando España tiene un precio competitivo de la energía para industrializarse. Y la falta de soluciones agrava el problema. Los próximos meses y años son claves para España, porque la guerra comercial está obligando a acortar las cadenas de valor y las empresas están buscando dónde reubicar sus líneas de producción. Si España logra consolidarse como un polo de energía barata y buenas relaciones comerciales, podrá competir por la deseada inversión industrial. Perder esta oportunidad sería un fracaso de país histórico.
España tiene en 2025 una ventaja comparativa que nunca antes tuvo en su historia: electricidad barata. Eurostat ha confirmado esta semana el cambio estructural que ha experimentado el país en los últimos años. Los hogares españoles pagaron por la electricidad, en la segunda mitad de 2024, un 14% menos que la media de la eurozona. Un ahorro que en las empresas alcanzó el 23%.