¿Energía abundante y barata o causa del caos? Por qué el foco apunta a la fotovoltaica
La segunda mayor tecnología en España está siendo acusada de poco fiable e inestable. Sus defensores apuntan a que sus plantas se desconectaron por seguridad tras el colapso
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España es ya un país de placas solares. Su gran desarrollo le ha llevado a contar con una capacidad de 28.691 megavatios (MW) de energía fotovoltaica, la segunda tecnología con mayor presencia en el parque de generación del país, solo superada por la eólica y que representa el 22 % del total. Un instrumento destinado a proporcionar energía abundante y barata a España que, tras el gran apagón del lunes, está en el foco de las críticas.
Aquellos que acusan a la energía solar de dejar a España entera sin luz se fundamentan, principalmente, en los datos de generación y las declaraciones del Gobierno. Pedro Sánchez aseguraba el mismo lunes que un 60% de la generación eléctrica había desaparecido del sistema en un día en el que el mercado esperaba satisfacerse con un 75% de energía fotovoltaica.
Una teoría que ha alimentado aún más este martes Red Eléctrica, cuando su portavoz ha asegurado que el problema de generación se concentró en el suroeste peninsular. Los más curiosos se han ido al mapa de generación y han visto que Extremadura es la región líder en instalación de plantas fotovoltaicas en España, con una potencia instalada que supera los 5.538 MW.
Esta corriente de opinión en el sector muestra que, técnicamente, es un peligro dejar a la solar y la eólica solas. El sistema eléctrico, además de generación que alimente la demanda de los consumidores, necesita que la luz se mueva con tensión, ese concepto que da estabilidad al fluido eléctrico que no tienen ambas tecnologías renovables y que sí poseen las tecnologías tradicionales que producen mediante turbinas: nucleares, hidroeléctricas o ciclos combinados de gas.
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El sistema eléctrico es síncrono; esto significa que todos los aparatos eléctricos conectados a la red tienen una frecuencia de 50 hercios (Hz). Algo que sucede en toda Europa para permitir la interconexión entre países, mientras que en Estados Unidos esta frecuencia es de 60 Hz. Tecnologías como la hidroeléctrica —el agua de las presas que, al caer, mueve una turbina— regulan su inercia para sincronizarse con el sistema. Por su parte, la generación fotovoltaica no tiene inercia síncrona con el sistema y lo hace más vulnerable a generar desequilibrios.
Las tecnologías convencionales, antes del apagón, representaban menos del 20 % del mix energético. Una teoría que apunta al exceso de confianza en la generación fotovoltaica, que es barata porque solo depende del sol y no contaminante, pero que conlleva un elevado riesgo si se queda sola en el sistema.
¿Qué dicen sus defensores?
Los defensores de la fotovoltaica piden, en primer lugar, prudencia, porque todavía no han salido «las cajas negras» del apagón y ya se están señalando culpables y cargando de ideología teorías sobre un mercado muy técnico. En segundo lugar, destacan que no se está hablando de una tecnología nueva en fase experimental. La fotovoltaica es una tecnología madura, capaz de aportar todo lo que necesite la red para su estabilidad y cumple con todos los requisitos técnicos que ha venido exigiendo el operador del sistema eléctrico.
"Las plantas fotovoltaicas no se desconectaron voluntariamente; fueron desconectadas de la red", explica la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), la principal patronal española del sector. El sector defiende que el sistema con renovables es estable y que ha llegado a suministrar el 17% de toda la electricidad en 2024, mayor cantidad de energía que la aportada ayer, sin ningún problema. "Hay sistemas 100 % fotovoltaicos con baterías que son perfectamente estables", defienden.
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Un ejemplo de ello, apuntan, es que ayer los sistemas autónomos de autoconsumo fotovoltaico con baterías se reconfiguraron adecuadamente (en 'modo isla', desconectados de la red) y funcionaron sin problemas. "El sector fotovoltaico está en condiciones de seguir aportando para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), garantizando una energía barata, limpia y segura, y asegurando la independencia energética", afirman desde UNEF.
España está condenada a entenderse con el sol y a lograr mayor autonomía energética con esta tecnología. Para ello, el sector reclama que se activen de inmediato elementos como el almacenamiento y la agilización de la tramitación de las instalaciones híbridas de fotovoltaica con almacenamiento. Además, como vía para evitar sucesos como el del pasado lunes, el sector reclama que se activen los mecanismos que permitan a las renovables controlar la tensión y la corriente.
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