Bruselas quiere revocar los contratos vigentes de compra de gas ruso… pero no sabe cómo
El Ejecutivo comunitario trabaja en propuestas para permitir a las empresas romper sus contratos de compra de gas ruso sin penalizaciones, pero se enfrenta a muchas dificultades
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La Comisión Europea tiene previsto presentar el próximo 6 de mayo su hoja de ruta para terminar con la compra de energía a Rusia. Aunque el documento sigue abierto, una alta fuente comunitaria señala que algunas de las propuestas podrían incluir la prohibición de nuevos contratos de compra de gas. El elemento más sensible, explican las mismas fuentes a El Confidencial, es cómo deshacer los contratos ya vigentes que incluyen cláusulas conocidas como 'compra o paga' ('take-or-pay'), por las cuales las empresas europeas deberían seguir abonando pagos a las compañías rusas en caso de no adquirir su gas. La inmensa mayoría del gas ruso importado está vinculada a estos contratos de larga duración.
Como explican las fuentes, el objetivo de la iniciativa es dañar a Rusia más de lo que se daña a la propia Unión Europea. Y por eso la fórmula debe estar bien atada, porque de lo contrario las compañías rusas podrían obtener un doble beneficio: la compensación por parte de las empresas europeas al no haber comprado su gas, y encima podrán vender ese mismo gas a otro comprador no comunitario. Doble beneficio. Se busca encontrar una fórmula que facilite a las empresas referirse a una "fuerza mayor" que permita romper los contratos sin consecuencias legales y sin que las compañías rusas puedan acudir a paneles de arbitraje o solicitar compensaciones en otros foros. Las fuentes hacen hincapié en que se trata de una fórmula sencilla y que el Ejecutivo comunitario sigue estudiando cómo hacerlo.
Una solución alternativa habría sido adoptar un régimen de sanciones, que serviría de 'fuerza mayor', pero para ello se requiere una unanimidad imposible en estos momentos por la oposición de Hungría a tomar medidas contra Moscú. De hecho, se intentó incluir la adquisición de gas natural licuado (GNL) ruso en el decimosexto paquete de sanciones, pero finalmente se retiró esa propuesta ante la resistencia de la delegación húngara y eslovaca, pero también de otros Estados miembros que son menos vocales en público. Ahora, para terminar también con la compra de GNL ruso, que ha estado aumentando desde el inicio de la guerra, la Comisión Europea se plantea otras vías, incluyendo el uso de herramientas comerciales. El plan también cubre la energía nuclear, que tiene mucho menor peso que el gas, pero que es técnicamente más compleja de desconectar de la dependencia rusa.
¿Qué herramientas comerciales podrían utilizarse? Una propuesta que ha circulado mucho por Bruselas es la aplicación de aranceles o cuotas. Los aranceles, una opción defendida por el 'think tank' económico Bruegel, permitirían aumentar los ingresos del presupuesto de la Unión Europea y cuentan con la ventaja de que, en el corto plazo, a Rusia le sigue interesando vender gas a los socios europeos, que son los que tienen desarrollada una infraestructura para ello. "Esto (la aplicación de aranceles) representa una opción viable, ya que los aranceles podrían incitar a los proveedores rusos a bajar los precios para seguir siendo competitivos, generando ingresos para apoyar a los países vulnerables de la UE en su transición para alejarse del gas ruso. En última instancia, un arancel también limitaría los ingresos del Kremlin por el gas y, por tanto, debilitaría su capacidad para financiar futuras agresiones contra Ucrania u otros vecinos", señalan los investigadores del 'think tank' económico. Como explican las fuentes consultadas, el plan se basa en la idea de que la sustitución del gas ruso debe hacerse con un enfoque centrado en reducir la dependencia de las energías fósiles en general, que sitúan a la Unión Europea en una posición vulnerable.
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La Comisión Europea planteará el próximo 6 de mayo distintas opciones, pero la idea es presentar propuestas legislativas sobre cómo proceder solamente cuando se hayan hecho consultas con los Estados miembros para decidir qué ruta escoger. Si bien hay dos Estados miembros clara y públicamente opuestos a cualquier medida en este sentido, que son Hungría y Eslovaquia, son más los países que ven con recelo este plan, que consideran que genera un riesgo de suministro y de incremento de los precios del gas. Aunque el mercado del gas es muy volátil, las fuentes esperan que en los próximos años aumente considerablemente la oferta, especialmente por parte de Estados Unidos y Catar, mientras que la demanda se mantendrá o reducirá, por lo que confían en una bajada de los precios en el horizonte.
La compra de gas natural licuado a Estados Unidos es una de las ofertas que la Comisión Europea ha hecho para aplacar a Donald Trump, presidente estadounidense, que se encuentra en plena guerra comercial con la Unión Europea. Las fuentes comunitarias señalan, en todo caso, que el gas ruso que se deje de comprar siguiendo este esquema no se sustituirá por completo por gas estadounidense. La proporción no será de uno por uno, explica una de las fuentes.
La Comisión Europea tiene previsto presentar el próximo 6 de mayo su hoja de ruta para terminar con la compra de energía a Rusia. Aunque el documento sigue abierto, una alta fuente comunitaria señala que algunas de las propuestas podrían incluir la prohibición de nuevos contratos de compra de gas. El elemento más sensible, explican las mismas fuentes a El Confidencial, es cómo deshacer los contratos ya vigentes que incluyen cláusulas conocidas como 'compra o paga' ('take-or-pay'), por las cuales las empresas europeas deberían seguir abonando pagos a las compañías rusas en caso de no adquirir su gas. La inmensa mayoría del gas ruso importado está vinculada a estos contratos de larga duración.