Las empresas se vuelcan en la demanda interna de España en plena guerra comercial
Los datos de alta frecuencia de la AEAT reflejan una caída de las exportaciones desde marzo que se compensa con las ventas interiores. El empleo, las subidas de las rentas y el aumento poblacional respaldan el crecimiento
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El contraste entre la situación económica internacional y la española es creciente, según expuso esta misma semana el FMI. El comercio exterior ya estaba debilitado en los últimos años por la escalada de tensiones geopolíticas y barreras comerciales, pero los aranceles empeorarán la tendencia y, en paralelo, el plano interno de España mantiene un ritmo expansivo. Todas las previsiones apuntan a que la demanda nacional será la que tire del crecimiento en el próximo año, logrando compensar una probable aportación negativa del sector exterior.
Los datos comerciales de aduanas publicados por el Ministerio de Economía ya registran una caída en el valor de las exportaciones de bienes del 0,4% en 2025 en comparación con los dos primeros meses del año anterior y un recorte del 1,8% en el volumen a pesar del efecto de anticipación de ventas a EEUU antes de los aranceles. Además, los datos de mayor frecuencia adelantan una pronunciada caída del valor de las exportaciones coincidiendo con la entrada en vigor de los primeros aranceles y con la apreciación del euro frente al dólar, que encarece de facto las exportaciones.
Según la estadística de ventas diarias que publica la Agencia Tributaria a partir de lo que le declaran las empresas, las ventas al exterior corregidas de variaciones estacionales y de calendario (CVEC) registran una caída interanual en marzo del 3,5% tras un inicio de año en valores similares a los de 2024. El descenso coincide con la entrada en vigor de los primeros aranceles de EEUU, a las importaciones de acero y aluminio del resto del mundo el 12 de marzo. Posteriormente, el tres de abril entraron en vigor los aranceles a los automóviles y el cinco los recíprocos del 10% para la mayor parte de los países.
Las ventas medias diarias al exterior fueron de 1.533 millones de euros en marzo de 2025, el valor más bajo para este mes desde 2021, y en la serie diaria se aprecia que el descenso continúa en los primeros días de abril, marcando el día ocho una media de 1.508 millones. El comportamiento es heterogéneo por sectores, de hecho, la caída de ventas exteriores se concentra en dos: la venta de vehículos, que se desplomó más de un 10% interanual en los tres primeros meses del año, y el comercio al por mayor, que cayó un 9,4% en marzo.
La debilidad de las exportaciones contrasta con la fortaleza de las ventas interiores. La Agencia Tributaria registra un aumento del 8,7% interanual en marzo, hasta los 4.829 millones de euros medios en ventas diarias. Un récord para dicho mes en la corta serie histórica disponible, desde 2017, gracias a registrar crecimientos por encima de los dos dígitos en los dos primeros meses del año. La evolución es positiva en todos los sectores en comparación con 2024 y logra que el auge de la actividad interna salve los valores negativos de las exportaciones. Por ello, las ventas totales registran un crecimiento interanual del 5,5% en marzo, aunque más reducido que el de enero (8,2%) y febrero (8,4%).
Con los datos estadísticos es difícil discernir si se pueden estar produciendo estrategias de recolocación de productos en el mercado interior ante la imposibilidad de venderlos fuera, pero lo cierto es que, en términos agregados, existe un efecto compensación que puede aliviar a muchos negocios. Los motivos detrás del auge interno son la fortaleza del empleo, que supera los 21 millones de afiliados a la Seguridad Social y mantiene un ritmo de crecimiento interanual por encima del 2%; las subidas salariales y de pensiones, y la ganancia de población. España cuenta ya con más de 49 millones de potenciales consumidores, un 4,6% más que en 2019.
Dada esta coyuntura, los principales centros de análisis prevén que el sector exterior reste crecimiento en 2025. Por ejemplo, Funcas estima -0,3 puntos. La aportación ya fue reducida en 2024 con solo tres décimas de un crecimiento total anual del 3,2%, por lo que la demanda interna fue la protagonista en un reparto de las aportaciones menos equilibrado que en los años anteriores. Aunque la mayor parte de la contribución se espera por el consumo privado, el consumo público también jugará su papel impulsado por el nuevo plan de defensa, que incluye una buena parte de gasto corriente en sueldos y materiales de las tropas.
Diversificar es lento y requiere inversión
Los datos de la Agencia Tributaria ofrecen un indicador adelantado de coyuntura una vez se han empezado a materializar los primeros aranceles, pero se trata de cifras parciales, ya que solo perciben las ventas de algunas empresas (especialmente las de mayor tamaño) y tienen poca representatividad en sectores como la construcción, la hostelería, la restauración y algunas modalidades de transporte. Además, la estadística no distingue entre ventas de bienes y de servicios e incorpora cálculos econométricos, por lo que habrá que esperar a los datos mensuales de Economía (que tienen un decalaje de dos meses), para conocer cuál es exactamente el desplome de ventas de mercancías y de qué países procede.
No obstante, la estrategia empresarial esperable es consistente con el incipiente descenso que ya muestran los datos de alta frecuencia. Según señala Joaquín de la Herrán, coordinador del área de trabajo de EE.UU. y Canadá del Club de Exportadores, “es lógico” que las ventas a EEUU “se paralicen un poco por un elemento de precaución”. En su opinión, las empresas estadounidenses habrían adelantado todas las compras posibles antes de los diversos aranceles, como se observa en los datos de importaciones que publica la Oficina del Censo, y ahora estarán esperando “a ver qué ocurre” durante los 90 días de prórroga de los aranceles adicionales. “No tengo cifras, pero estaría casi seguro de la ralentización de pedidos por pura lógica empresarial”, apunta.
Debido al encarecimiento de las exportaciones y a la incertidumbre sobre la política de la administración Trump, De la Herrán cree que la mayoría de las empresas españolas disminuirán sus ventas a EEUU. “No creo que se vayan a ir del país, pero sí habrá una reducción inexorable de su participación”, señala. Esto repercutirá con elevada probabilidad en una caída general de sus ventas al exterior porque, aunque opten por entrar en otros mercados, se trata de un proceso de al menos dos o tres años difícil de financiar para las pymes.
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“Hay que invertir, ir a ferias, adaptar el producto al mercado e incluso tener almacenes y pequeños centros de producción. Eso requiere recursos que las empresas medianas y pequeñas no necesariamente tienen”, advierte Antonio Bonet, presidente del citado club. A esto se suma que habrá “mucha competencia” en la búsqueda de nuevos mercados porque las empresas del resto de los países se ven obligadas a diversificar sus ventas ante la generalidad de aranceles de EEUU.
Otra amenaza adicional para las empresas españolas y europeas es la probable desviación de productos chinos hacia el mercado europeo por los elevados aranceles que enfrenta el gigante asiático para vender directa e indirectamente en EEUU. El impacto que tendrá ofensiva comercial china en la UE dependerá de si se logran alcanzar acuerdos para evitar la entrada de productos a muy bajo coste que impidan competir a las empresas locales. Este conjunto de condiciones adversas de los mercados exteriores hace que el interior gane enteros.
El contraste entre la situación económica internacional y la española es creciente, según expuso esta misma semana el FMI. El comercio exterior ya estaba debilitado en los últimos años por la escalada de tensiones geopolíticas y barreras comerciales, pero los aranceles empeorarán la tendencia y, en paralelo, el plano interno de España mantiene un ritmo expansivo. Todas las previsiones apuntan a que la demanda nacional será la que tire del crecimiento en el próximo año, logrando compensar una probable aportación negativa del sector exterior.