El espejismo del crecimiento económico de España que no mejora la calidad de vida

España es uno de los poquísimos países que se ha librado del recorte de previsiones de crecimiento que ha hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI). La sorpresa positiva de los últimos indicadores económicos y la escasa exposición a Estados Unidos han llevado al FMI a situar a España como la única gran economía que mejora sus previsiones. Un éxito que se debe, principalmente, a la creación de empleo gracias a la llegada de mano de obra inmigrante.

Sin embargo, España sigue adoleciendo de un grave problema de productividad. Las previsiones del FMI esconden un pobre desempeño del PIB per cápita durante el próximo lustro. La producción generada por cada habitante crecerá poco más que la de Alemania, Francia o Italia, países cuyas economías están casi estancadas.

Sin crecimiento del PIB per cápita, la calidad de vida en el país no mejorará, por mucho que crezca la economía. Este es el indicador que mejor refleja el estándar de vida de la población y las noticias no son buenas. Además, el FMI tampoco prevé una reducción notable de la tasa de paro, que se estancará cerca del 11%. Esta bolsa de desempleados, sumado al escaso aumento de la renta per cápita, dificultará la mejora del nivel de vida de la población.

El FMI prevé un crecimiento del PIB per cápita en precios constantes del 5,1% en los seis próximos años (datos en precios constantes). Esto es un crecimiento anual inferior al 1%, cifras inferiores a las registradas en el anterior ciclo expansivo (2014-2019).

España, que será el tercer país de la eurozona que más crecerá este año, baja al puesto 14 cuando se mide el crecimiento acumulado del PIB per cápita hasta 2030. De hecho, hay países ricos que avanzarán más que España, como los Países Bajos o Finlandia. El crecimiento de España no será muy diferente del de Alemania, Francia o Italia, que sumarán entre un 4,9 y un 4,7% en este periodo.

El FMI cree que el buen desempeño macroeconómico no logrará resolver los problemas estructurales del país. El crecimiento se sigue basando en la cantidad y no tanto en la calidad. La baja inversión, sobre todo en innovación, y los pobres resultados del sistema educativo siguen lastrando al país. Esto explica que el fuerte crecimiento económico no se esté trasladando en una gran mejora del nivel de vida de la población.

Uno de los indicadores que refleja la anomalía española es la alta tasa de desempleo, y el FMI cree que se prolongará a futuro. En concreto, prevé que el paro siga en el 11% dentro de tres años, de modo que se quedará más retrasada respecto al resto de la eurozona. El segundo país con más paro es Grecia, que hasta 2020 fue el primero. Según las proyecciones del FMI, en 2027 ya tendrá 2,4 puntos menos que España de paro.

Hay dos conclusiones importantes que se derivan de esta previsión. La primera, que la reforma laboral no habría conseguido su objetivo de reducir el desempleo estructural para permitir una aproximación al resto de Europa. La segunda, que el alto ritmo de creación de empleo de España no logrará reducir el desempleo nacional, sino que el mercado laboral se nutrirá de trabajadores inmigrantes.

Cae en la clasificación

España seguirá perdiendo posiciones en el ránking del PIB per cápita ajustado en paridad de poder adquisitivo. Si en 2018 ocupaba la posición 11 de los 20 de la eurozona, este año caerá hasta la posición 14. Tres puestos perdidos en favor de Eslovenia, Chipre y Lituania. Éste último culminará su adelantamiento este año, según las previsiones del FMI. En 2030 Croacia será el siguiente país que alcanzará a España.

España pierde puestos cuando mira a los países del Este y del Sur de Europa. Sin embargo, la situación no es mejor cuando se compara con el centro del continente. El FMI cree que España apenas conseguirá converger unas décimas con los tres grandes países del euro, Alemania, Francia e Italia. España comparte muchos de los problemas de las tres grandes economías comunitarias, sobre todo en lo que se refiere a la baja innovación. Problemas derivados de la aplicación del modelo alemán de austeridad frente a la inversión.

En 2024 el PIB per cápita de España (en PPA) era el 76,8% del alemán y para 2030 será el 77,1%. Una convergencia de apenas tres décimas. Existe un riesgo de que estas previsiones del FMI no estén calibrando bien el impacto de las reformas e inversiones asociadas a los fondos europeos.

Sin embargo, el escenario base del FMI indica que España todavía tiene deberes por hacer. El crecimiento de sectores intensivos en mano de obra, como el turismo o los cuidados, genera mucho PIB y empleo, pero no garantizan mayores ingresos para los trabajadores. Por el contrario, los sectores de mayor valor añadido y las empresas más productivas serán quienes logren mejorar realmente la productividad y en extensión, la calidad de vida.