Los tres cambios que disparan la eficiencia energética de tu vivienda sin grandes reformas (y que casi nadie aplica)
Tres decisiones prácticas pueden transformar el gasto energético de tu vivienda sin tocar un solo ladrillo, aunque casi nadie las tiene en cuenta
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Mejorar la eficiencia energética de una vivienda no siempre exige obras complejas ni presupuestos desorbitados. A través de decisiones prácticas y bien orientadas, es posible rebajar el consumo de energía en el hogar. La calificación energética, expresada mediante letras de la A a la G, permite conocer en qué punto se encuentra cada inmueble. Alcanzar los primeros niveles supone un ahorro económico y una vivienda más sostenible.
Uno de los aspectos más relevantes es el aislamiento, ya que una vivienda mal sellada pierde una gran parte del calor interior. Según la entidad bancaria BBVA, hasta un 30 % de la energía puede escaparse por pequeñas grietas o defectos en puertas y ventanas. Corregir estas pérdidas mediante ajustes sencillos puede marcar una gran diferencia. Aunque no se note al instante, el impacto en la factura se percibe con el tiempo.
Los sistemas de calefacción suponen la mitad del gasto energético doméstico, tal como indican los datos del Ministerio de Industria y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. Utilizar tecnologías eficientes y evitar sobrecalentar la vivienda son claves fundamentales. Mantener la temperatura en torno a los 21 grados y regular su funcionamiento con termostatos puede reducir considerablemente el consumo.
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En cuanto a los electrodomésticos, el paso de los años incrementa su impacto energético. El BBVA recomienda sustituir aquellos aparatos que superan la década por otros más modernos con etiqueta A+, A++ o A+++. Además, evitar dejar dispositivos en modo espera, como televisores o equipos informáticos, ayuda a eliminar el consumo oculto que pasa desapercibido.
Por último, apostar por instalaciones fotovoltaicas puede suponer un salto cualitativo para quienes buscan un nivel superior de eficiencia. Las placas solares transforman la luz solar en energía útil para el hogar, reduciendo así la dependencia de fuentes tradicionales. Aislamiento, calefacción bien gestionada y renovación de aparatos: tres gestos eficaces que pocos aplican, pero que marcan la diferencia.
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Mejorar la eficiencia energética de una vivienda no siempre exige obras complejas ni presupuestos desorbitados. A través de decisiones prácticas y bien orientadas, es posible rebajar el consumo de energía en el hogar. La calificación energética, expresada mediante letras de la A a la G, permite conocer en qué punto se encuentra cada inmueble. Alcanzar los primeros niveles supone un ahorro económico y una vivienda más sostenible.