España sale inmune del recorte del FMI y mejora su previsión de crecimiento al 2,5%

El Fondo Monetario Internacional ha sido el primer organismo internacional en publicar un cálculo del impacto de la guerra comercial sobre la economía global. Antes de la llegada al poder de Donald Trump el mundo se encaminaba hacia una fase de estabilización de la economía, una vez superadas las dos crisis concatenadas de la pandemia y la inflación. Sin embargo, la escalada arancelaria inicia un nuevo episodio de inestabilidad y ralentización económica.

El FMI ha rebajado sus previsiones económicas para casi todos los países del mundo. El mundo crecerá un 2,8% en 2025, medio punto menos de la proyección que realizó en enero. Será el tercer peor año para la economía global de las tres últimas décadas, sólo por detrás de 2009, en la crisis financiera, y 2020, en la pandemia.

España es uno de los poquísimos países que se libra del recorte de las previsiones de crecimiento. Es más, el FMI ha mejorado su proyección en 0,2 puntos, hasta el 2,5%. Esta previsión, que se sitúa en línea con la realizada hace dos semanas por la Autoridad Fiscal (AIReF), implica un alto dinamismo de la actividad en España.

El Fondo destaca el "momentum" que vive la economía española, que "contrasta con la lenta dinámica de otros países europeos". El FMI ya actualizó esta previsión de crecimiento hace dos semanas, sin embargo, sus proyecciones todavía no incorporaban el impacto de la guerra comercial. Ahora, incluso con la guerra comercial, el FMI mantiene una previsión de crecimiento del 0,2%.

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Marisol Hernández Lino Vargas

Hay tres causas fundamentales que explican esta revisión al alza. La primera son los datos económicos del cierre de 2024 que han sido mejores de lo previsto inicialmente. Esto implica un mayor efecto arrastre (carry over) sobre el crecimiento del año 2025. Este efecto arrastre, por sí solo, generará 1,2 puntos de crecimiento en 2025.

La segunda es la recuperación económica de las regiones afectadas por la DANA. Las riadas destruyeron una parte del PIB de estos territorios, con una incidencia a nivel nacional de entre una y dos décimas del PIB. La inversión en reconstrucción y la rápida normalización de su actividad están generando un impulso adicional en 2025.

La tercera es la escasa exposición que tiene España a la guerra comercial. El grueso de las exportaciones que realiza el país, tanto de bienes como de servicios, se dirigen al resto de la Unión Europea, lo que mitiga el impacto de la escalada arancelaria. Además, los planes de inversión que va a poner en marcha la Comisión Europea (en Defensa) y Alemania (en infraestructuras y productividad) generarán un impulso económico que beneficiará a España, entre otros países, explica el Fondo.

El Fondo prevé que España siga siendo uno de los países con mayor dinamismo económico. Cree que será, de las grandes economías desarrolladas, la que más crezca este año, multiplicando por 2,5 el crecimiento de la eurozona. Dentro del euro, será el cuarto país con mayor avance del PIB, por detrás de tres países pequeños: Croacia, Lituania y Malta.

Estas previsiones están hechas con los aranceles (y la reacción del mercado) observada hasta el día 4 de abril. Esto es, incluye los aranceles específicos por países, incluyendo las tarifas agravadas, actualmente suspendidas hasta julio. Es posible que la guerra comercial esté viviendo aún sus primeros pasos, por lo que estas previsiones podrían quedarse obsoletas.

Lo importante para España es que el FMI cree tiene una posición de partida sólida ante la escalada arancelaria por parte de EEUU. De hecho, el Fondo prevé que España siga manteniendo un saldo positivo de la balanza por cuenta corriente, equivalente al 2,4% del PIB este año y al 2,2% el próximo.

De cara a 2026 el FMI prevé un crecimiento para España del 1,8%, en línea con su proyección de enero. Sería una ralentización importante, pero con tasas de crecimiento todavía superiores al PIB potencial.

El FMI cree que el crecimiento del PIB per cápita también será superior al europeo este año, del 1,2% frente al 0,5% de la eurozona. Un avance que permitirá cierta convergencia en producción a la media europea.

Las previsiones de inflación apuntan a una paulatina moderación del avance de los precios, desde el 2,8% de 2024 al 2,2% este año y el 2% en 2026. España cumpliría así con el objetivo de estabilidad de precios del Banco Central Europeo, dando por finalizada la crisis inflacionista.