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La pausa arancelaria de Trump da motivos a la Fed para alejarse de las bajadas de tipos del BCE
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La pausa arancelaria de Trump da motivos a la Fed para alejarse de las bajadas de tipos del BCE

Las negociaciones con los países para rebajar los aranceles y la distancia entre los indicadores económicos reales y las expectativas sostienen la estrategia de Powell de esperar hasta que los datos se aclaren

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (Reuters/Nathan Howard)
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. (Reuters/Nathan Howard)
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El Banco Central Europeo ha recortado por séptima vez los tipos de interés en su reunión de abril ante el progresivo descenso de la inflación y el menor crecimiento esperado en un contexto de guerra comercial. La diferencia entre el precio del dinero en la eurozona (2,25%) y en EEUU (4,25%-4,5%) es notable y todo apunta a que la tendencia se mantendrá por la estrategia del Banco Central de Estados Unidos respecto a las políticas de Trump. La economía también se desacelera al otro lado del Atlántico, pero la pausa de 90 días da alas a la Fed para mantener la política monetaria sin cambios.

Los aranceles aprobados por Trump el pasado dos de abril (el ‘Día de la Liberación’) tenían el potencial de cambiar el rumbo a la Reserva Federal si se hubieran implementado tal como se anunciaron, pero la prórroga hasta julio y las conversaciones con la mayor parte de los países para rebajarlos hacen que la Fed se mueva en un escenario más cómodo, de aranceles generalizados de un 10% más algunos sectoriales. Lo más probable es que continúe con la estrategia explicada en la reunión de marzo al menos en las dos próximas reuniones de mayo y junio, aunque algunos analistas no prevén movimientos hasta finales de 2025.

El propio Jerome Powell lo sugirió este miércoles en el Club Económico de Chicago: “Estamos bien posicionados para esperar una mayor claridad antes de considerar cualquier ajuste en nuestra postura política”. Por otra parte, el Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE), que actualizó proyecciones previamente esta semana, no espera bajadas de tipos hasta bien entrada la segunda mitad del año. Su argumento es que “una inflación muy por encima del objetivo y el temor a que las expectativas se desanclen desalentarán los recortes”.

Foto: Kristalina Georgieva durante la reunión en Washington. (Reuters/Leah Millis)

Según advierte el PIIE, los “datos duros” no muestran aún “mucha evidencia de una caída de la demanda”, mientras que “los datos blandos son más coherentes con el debilitamiento” económico. Los informes de contactos comerciales y las encuestas a consumidores y empresas apuntan a una desaceleración sustancial, pero las mediciones reales y estimaciones agregadas más actualizadas muestran un crecimiento moderado. Estos últimos datos, junto con el ritmo de implementación y envergadura de los aranceles, son claves en la decisión de la Fed.

Los motivos que pueden estar detrás de la estrategia de la Reserva Federal los sugirió esta semana Christopher Waller, miembro de la junta directiva del banco central estadounidense, durante su discurso en la Sociedad de Analistas Financieros Certificados de San Luis. Según el economista, las expectativas de los agentes económicos de EEUU apuntan a una situación económica peor de la que aún registran los principales datos macro oficiales, por lo que se está produciendo una distancia entre los indicadores de confianza y los reales que complica aún más el análisis del momento económico y da margen para mantener tipos hasta que las malas noticias no se dejen notar en los datos más sólidos.

El puzzle de indicadores que vigila el banco central es el siguiente. Por una parte, la confianza de los consumidores que mide la Universidad de Michigan cayó por cuarto mes consecutivo a principios de abril, antes del anuncio de prórroga de 90 días, y ha perdido más de un 30% desde diciembre de 2024. El índice general del sentimiento del consumidor (que tiene en cuenta factores como las perspectivas de inflación, desempleo y finanzas personales) marca un 50,8 en abril de 2025, el segundo valor más bajo de la serie histórica (que comienza en 1952).

No obstante, el índice resultante es una media muy influida por afiliaciones partidistas, ya que entre los encuestados republicanos el índice supera los 80 puntos y entre los demócratas está solo ligeramente por encima de los 20, muestra de la profunda división política del país. Tampoco es positivo el dato de PMI manufacturero que publica el ISM, especialmente en lo referido a los nuevos pedidos, que marcaron solo 45,2 puntos en marzo, por debajo de la barrera de los 50 puntos que indica un periodo expansivo. En paralelo, el PMI del sector servicios cayó hasta los 50,4 puntos en nuevos pedidos, lo que apunta a que las empresas están percibiendo ya una disminución de su actividad.

Por otra parte, los datos de consumo e ingresos de los hogares que publica la Oficina de Análisis Económico (BEA por sus siglas en inglés), muestran una recuperación del gasto en febrero respecto a la caída de enero a la vez que los ingresos se mantienen. Waller atribuye este comportamiento de los primeros meses del año a “factores estacionales inusuales”, en concreto, a “las duras condiciones climáticas invernales”. Las ventas minoristas de marzo refuerzan esta hipótesis, ya crecieron un 1,4% en marzo y recuperan el nivel de finales de 2024, según ha publicado la Oficina del Censo.

En cuanto a los dos principales indicadores que tiene encomendado controlar la Fed, el empleo y la inflación, ambos continúan en direcciones positivas. La creación de empleo superó las expectativas en marzo sumando 228.000 puestos de trabajo, el desempleo se mantiene en el 4,2% y tanto el IPC como el PCE continúan en una senda descendente, del 2,4% y el 2,3%, respectivamente. Gran parte de estos datos se deben a que la economía de EEUU partió en 2025 de una buena situación (efecto carry over), lo que según Waller puede suponer que “los hogares y las empresas seguirán gastando y contratando durante las negociaciones” arancelarias.

“Creo que la economía creció modestamente en el primer trimestre y que ese crecimiento habría sido más sólido de no ser por algunos factores especiales que probablemente no se mantendrán”, señaló el gobernador refiriéndose al mencionado efecto del invierno en el consumo y al aumento repentino de las importaciones por un efecto anticipatorio.

La Fed esperará a los “datos duros”

Los ataques de Trump a Powell se han sucedido desde la campaña electoral, pero se están intensificando dada la estrategia de esperar de la Reserva Federal. Este mismo jueves, coincidiendo con la nueva rebaja de tipos del BCE, el presidente estadounidense ha pedido en su red social (Truth) el cese de Powell por no bajar los tipos ya. “Siempre llega demasiado tarde y se equivoca”, ha defendido, tildando de “completo desastre” los análisis económicos del banco central. Sin embargo, es la propia decisión de Trump de aplazar los aranceles la que ha reafirmado a la Fed en su estrategia de prudencia.

Waller explicó en su conferencia que el impacto negativo será menos brusco y más progresivo que si se hubieran implantado ya los elevados aranceles “recíprocos” anunciados el dos de abril y explicó la diferencia entre los dos escenarios. El primero, con un tipo arancelario promedio del 25% a las importaciones de EEUU, produciría una “desaceleración significativa” que amenazaría con una recesión, llevaría la inflación en 2025 a un nivel entre el 4% y el 5% y elevaría el desempleo al entorno del 5% en 2026. Si la situación fuera esta, Waller reconoció que “favorecería un recorte de la tasa de interés oficial del FOMC antes y en mayor medida de lo que había pensado previamente”.

Sin embargo, con un promedio arancelario del 10% (la situación actual), disminuye la amenaza de una desaceleración brusca, la inflación rondaría el 3% en 2025 y el mercado laboral seguiría soportando, lo que permitiría “mayor paciencia” en la respuesta de la política monetaria. “Los recortes preventivos de política monetaria que implementamos el otoño pasado nos permiten esperar un tiempo para ver si los datos duros se igualan con los datos blandos o viceversa y qué proporción del arancel se trasladará al consumidor”, resumió Waller. Incluso añadió que, en este caso, “es muy probable que se consideren recortes de tasas en la segunda mitad de este año”.

El Banco Central Europeo ha recortado por séptima vez los tipos de interés en su reunión de abril ante el progresivo descenso de la inflación y el menor crecimiento esperado en un contexto de guerra comercial. La diferencia entre el precio del dinero en la eurozona (2,25%) y en EEUU (4,25%-4,5%) es notable y todo apunta a que la tendencia se mantendrá por la estrategia del Banco Central de Estados Unidos respecto a las políticas de Trump. La economía también se desacelera al otro lado del Atlántico, pero la pausa de 90 días da alas a la Fed para mantener la política monetaria sin cambios.

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