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El inesperado aliado del Banco Central Europeo que acelerará la bajada de los tipos de interés
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La desinflación

El inesperado aliado del Banco Central Europeo que acelerará la bajada de los tipos de interés

Paradójicamente, pese a la guerra arancelaria, a corto plazo mandan las fuerzas desinflacionistas, lo que abre la puerta a que el BCE se centre en los problemas de crecimiento económico y los riesgos financieros

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittek)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittek)
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Cada vez que los miembros del Banco Central Europeo miran los pobres datos de crecimiento de la eurozona les entran las ganas de acelerar la bajada de los tipos de interés. Sin embargo, las tensiones inflacionistas atenazaban sus decisiones. Hasta ahora. La guerra comercial iniciada por Donald Trump ha generado un inesperado aliado en el proceso de bajada de los tipos de interés: la desinflación.

Aunque pueda resultar paradójico en medio de una guerra arancelaria, todo apunta a que la inflación acelerará su descenso en los próximos meses. A corto plazo, la mayor parte de los riesgos sobre la evolución de los precios se concentran a la baja. Y, además, tienen una magnitud relevante. Esto significa que la inflación podría situarse por debajo del 2% en los próximos meses, generando así una ventana de oportunidad para que el BCE recorte más sus tipos de interés.

Es cierto que la guerra comercial provocará tensiones inflacionistas, principalmente en los países que pongan aranceles. Pero la Unión Europea todavía no está en esa situación, ya que ha paralizado cualquier medida arancelaria contra EEUU durante tres meses. Por el contrario, hay varios factores que sí están tirando a la baja de los precios.

El primero es la escalada del euro, que ha subido cerca de un 10% en los dos últimos meses, hasta los 1,14 dólares. La moneda común está actuando como refugio para muchos inversores que quieren reducir su exposición a EEUU, lo que está generando una apreciación de la moneda común frente a casi todas las divisas. Un euro fuerte reducirá el coste de las importaciones, lo que generará un efecto desinflacionista a través del comercio exterior.

El BCE elaboró sus previsiones macro de marzo con el supuesto de un tipo de cambio en 1,04 dólares, pero actualmente está casi un 10% por encima. Y los futuros anticipan más subidas, hasta los 1,15 dólares por euro. Sólo la corrección del supuesto del tipo de cambio ya provoca un descenso automático en las previsiones de inflación.

Lo mismo ocurre con el precio del petróleo. Arabia Saudí y otros productores están echando un pulso al presidente de EEUU, Donald Trump, con los hidrocarburos. Trump quiere aumentar la extracción de crudo: "Drill, baby, drill" (perfora, nena, perfora). Sin embargo, el coste de las nuevas inversiones americanas requiere que el precio del crudo esté por encima de los 90 dólares para ser rentable. Arabia Saudí quiere evitar que EEUU produzca más petróleo, por lo que está aumentando sus exportaciones para reducir el precio en los mercados y desincentivar las inversiones americanas.

El resultado es que el precio del barril de Brent, referencia en Europa, cotiza por debajo de los 67 dólares. Sin embargo, el BCE elaboró sus proyecciones de marzo con un precio del petróleo de casi 75 dólares. Esta revisión a la baja, de casi el 11%, también conllevará un recorte de las previsiones de inflación.

Estos dos factores (menor coste de la energía y mayor tipo de cambio) ya están incidiendo sobre la inflación. Es probable que los datos de abril muestren una caída más rápida del IPC. Una vez despejado este problema, al menos en el corto plazo, el BCE tendrá margen para profundizar en la bajada de los tipos de interés.

Hay otros factores de corto plazo que podrían reducir más la inflación. El primero es un comportamiento más débil de la demanda interna en respuesta a la incertidumbre económica.

El segundo es la reorientación de los flujos comerciales hacia Europa procedentes de China. Todo lo que no puedan vender en EEUU intentarán colocarlo en otros mercados, y el europeo es el más atractivo. Es posible que muchas empresas lleguen con ofertas para ganar cuota de mercado, generando así un efecto desinflacionista.

Todos estos factores apuntan en una misma dirección: caída de precios en el corto plazo. A medio plazo existen más dudas, ya que si la UE impone aranceles a EEUU, los precios de importación subirán. Pero, por lo pronto, Bruselas ha concedido tres meses de prórroga sin tarifas.

La suma de todos estos factores probablemente derive en una desinflación más rápida en los próximos meses. Un escenario que abre la puerta para que el BCE resuelva sus grandes preocupaciones: el escaso crecimiento y el riesgo de complicaciones financieras. Y la receta para ambos es la misma: recortar los tipos de interés más de lo proyectado hasta ahora.

Los mercados empiezan a descontar tres bajadas de los tipos de interés antes de que acabe el año. La primera rebaja sería ya en la reunión de junio, cuando también actualiza sus previsiones macroeconómicas. De esta forma, el precio del dinero bajaría hasta el 1,5%, situándose por debajo de las proyecciones de inflación a medio plazo. Esto es, el BCE va camino de situar sus tipos de interés reales en negativo, algo que no ocurría desde la pandemia. Una posición claramente expansiva que era impensable hace unas semanas. Un alivio para empresas y familias endeudadas en medio de una situación económica que podría complicarse mucho por la guerra comercial.

Cada vez que los miembros del Banco Central Europeo miran los pobres datos de crecimiento de la eurozona les entran las ganas de acelerar la bajada de los tipos de interés. Sin embargo, las tensiones inflacionistas atenazaban sus decisiones. Hasta ahora. La guerra comercial iniciada por Donald Trump ha generado un inesperado aliado en el proceso de bajada de los tipos de interés: la desinflación.

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