Así funciona el conocido "rebote del gato muerto": el fenómeno económico que engañó a todas las bolsas europeas

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La política arancelaria de Donald Trump ha vuelto a tensar los mercados. El anuncio de nuevos gravámenes a productos europeos reactivó el miedo a una guerra comercial a gran escala, lo que desató ventas masivas en las principales plazas bursátiles. Wall Street, que había arrancado la semana con leves subidas, acabó cediendo terreno rápidamente. La falta de señales claras sobre una negociación y el endurecimiento de las medidas por parte de Washington ahondaron el sentimiento de incertidumbre entre los inversores.

Los efectos se dejaron sentir con especial fuerza en Europa. El Ibex 35 sufrió caídas superiores al 2%, mientras que los índices de París, Fráncfort o Milán llegaron a retroceder más de un 3%. El repunte de la tensión geopolítica y la entrada en vigor de los aranceles generaron un contexto de elevada volatilidad que golpeó especialmente a los sectores más expuestos a la exportación. Sin cambios relevantes en el fondo económico, el temor se impuso a cualquier atisbo de recuperación.

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Carlos Rodríguez Lucía Puerto Lucía Arechavala

En este escenario de alta inestabilidad, algunos analistas advirtieron que el rebote experimentado durante la jornada anterior no era más que un espejismo. Lo que parecía un alivio se interpretó como un "rebote del gato muerto", un término cada vez más utilizado en la jerga financiera. La aparente calma no duró, y las ventas volvieron a intensificarse, evidenciando que el mercado aún no ha digerido del todo el impacto de las políticas proteccionistas.

¿Qué es el "rebote del gato muerto"?

El llamado"rebote del gato muerto" se refiere a un repunte temporal de los precios tras una fuerte caída, que no implica una recuperación real, sino un simple respiro antes de nuevas bajadas. El término, acuñado en 1985 por dos periodistas del Financial Times, parte de una idea gráfica: “hasta un gato muerto rebota si cae desde muy alto”. En los mercados, esto se traduce en que tras un gran desplome, puede haber un repunte engañoso que confunde a los inversores.

La razón principal de que ocurra este efecto suele ser psicológica. Muchos inversores, tras ver una caída brusca, creen que los activos han tocado fondo y compran anticipando una remontada. Esto genera un pequeño rebote. También puede deberse a la cobertura de posiciones cortas o incluso a movimientos especulativos. A veces, una noticia optimista o una tregua parcial, como la anunciada recientemente entre Estados Unidos y la Unión Europea, basta para provocar ese breve ascenso.

Este tipo de repunte suele tener una duración limitada, que puede ir desde unos días hasta pocas semanas. Su corta vida se debe a que no hay cambios reales en los fundamentos económicos. En cuanto los inversores detectan la falta de soporte sólido para la recuperación, las ventas vuelven y los precios retoman la senda bajista. Solo después de que los índices caen por debajo del nivel en el que comenzó el rebote se confirma que, efectivamente, era un gato muerto y no un cambio de tendencia.

Este término financiero se utiliza para describir un repunte engañoso tras fuertes desplomes que confunde a los inversores

Para los inversores, lo más importante es no dejarse llevar por el entusiasmo inicial y es clave analizar el contexto, estudiar si hay motivos de peso detrás del repunte y, sobre todo, gestionar el riesgo. Operar con prudencia, establecer límites de pérdidas (stop loss) y no comprometer grandes cantidades de capital puede evitar disgustos. Aprovechar un rebote de este tipo requiere experiencia, nervios templados y una estrategia clara, porque lo que parece un resurgir puede acabar siendo solo la antesala de nuevas caídas.