No es solo bolsa: el desplome de los mercados amenaza también a la economía real
La riqueza de los hogares se evapora con las caídas, las empresas no están pudiendo financiarse y los bancos pierden capacidad para prestar. La cuenta atrás está en marcha
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El temor a una crisis económica provocada por los aranceles de Trump está causando un desplome en los mercados que amenaza con ser histórico. A su vez, una caída de este calibre tendrá impactos económicos. Existen numerosos canales por los que los mercados financieros pueden contagiar a la economía real. Se puede desencadenar así un círculo vicioso de consecuencias impredecibles si no se corta rápidamente.
El principal canal de contagio es el efecto confianza. El ruido en los mercados siempre genera preocupación a los hogares. Existe un pensamiento generalizado de que los inversores tienen mejor información sobre lo que está ocurriendo que el mercado común (si están vendiendo, por algo será). La confianza de los agentes ya estaba muy deteriorada antes de los aranceles, pero la situación ha escalado rápidamente.
Un indicador publicado el lunes que muestra el impacto de la incertidumbre fue la inesperada caída del crédito al consumo en EEUU en febrero. En especial, se redujo el crédito destinado a la compra de vehículos y a matrículas escolares, el primer descenso en casi un año. Los consumidores están adoptando una posición más prudente, ya que temen que la economía empeore en los próximos meses. El CEO de Blackrock, Larry Fink, dijo el lunes que "probablemente ya estemos en recesión" en Estados Unidos por la caída del consumo de los hogares.
En España, "el impacto directo de los aranceles es pequeño", explica Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, pero advierte de que "los efectos indirectos son varios y pueden ser significativos". Uno de ellos es precisamente el financiero.
Un estudio publicado el lunes por el Banco Central Europeo ponía números a la incertidumbre que tenían los hogares, antes incluso de la toma de posesión de Trump. En su encuesta de diciembre, preguntó a los consumidores sobre sus expectativas económicas. El 30% declaró temer un empeoramiento de la economía y asignaron un porcentaje de riesgo de sufrir una crisis financiera de casi el 35%. Ya existían grandes dudas sobre Trump a este lado del Atlántico.
Más allá del impacto sobre la confianza, los hogares han visto cómo se evaporaban cerca de 10 billones de dólares de riqueza como consecuencia del desplome de los mercados. Las familias toman sus decisiones de consumo teniendo en cuenta su patrimonio, por lo que ahora tendrán que ajustar su gasto para situarlo en línea con su nuevo patrimonio.
Este efecto empobrecimiento puede generar un impacto considerable sobre la demanda, sobre todo en Estados Unidos. Según los últimos datos, algo más del 60% de los americanos tiene ahorros invertidos en bolsa, lo que significa que las pérdidas de patrimonio han sido generalizadas. El impacto es mucho más severo para los hogares que necesiten sus ahorros financieros para compensar su renta, como es el caso de los pensionistas.
Los inversores todavía quieren creer en Trump, en que salga a relucir su vertiente de hombre de negocios y rectifique antes de que sea demasiado tarde para los mercados. Esto explica que un tuit falso (según el que Trump iba a quitar los aranceles) reanimara la cotización de las bolsas mundiales en cuestión de minutos. Pero eso significa que todavía hay margen para más caídas si estas expectativas optimistas no se cumplen.
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El desplome de las bolsas ha llegado en un momento en el que los hogares tienen sus cuentas saneadas, lo que es un cortafuegos a la crisis financiera. La deuda de las familias en EEUU es inferior al 70% del PIB y en la UE es del 50%. Además, el grueso de la deuda está destinada a la compra de vivienda y prácticamente no hay inversiones financieras apalancadas, al contrario de lo que ocurrió durante la burbuja inmobiliaria.
Canal financiación
El desplome de los mercados también va a secar la financiación para las empresas y los hogares, lo que puede generar tensiones de liquidez y morosidad en las próximas semanas. Según la agencia Bloomberg, las entidades de intermediación están paralizando emisiones de deuda en los mercados desde que Trump anunció los aranceles. El motivo es la falta de demanda: nadie quiere comprar deuda corporativa en estos momentos, solo bonos del Tesoro.
La situación se agrava para las empresas con peor calificación crediticia. El diferencial exigido a los bonos basura en EEUU se ha disparado en más de 100 puntos básicos en la última semana y supera los 450 puntos básicos. Para estas empresas, conseguir financiación en los mercados es casi imposible.
El canal bancario también puede atravesar dificultades. El desplome de las acciones de los bancos deteriora las ratios de capital y su capacidad para seguir prestando. Solo en las tres últimas sesiones, la banca europea acumula un desplome superior al 16%. En el caso de algunas entidades italianas, el descenso llega al 20%.
La pérdida de capital y el deterioro de las expectativas es un cóctel explosivo para la economía. "Si siguen cayendo las cotizaciones, las entidades financieras se van a mostrar más precavidas a la hora de conceder préstamos, incluso para la compra de vivienda", advierte Torres.
Si el grifo del crédito se cierra, el contagio de los mercados a la economía real será inmediato. Varios gobiernos del mundo, entre ellos el de España, han habilitado líneas de financiación extraordinarias para que las empresas afectadas por los aranceles no se queden sin liquidez. El problema es que la falta de crédito puede escalar rápidamente a hogares o empresas no afectadas directamente por las tarifas. El riesgo del canal financiero está obligando a los bancos centrales a extremar su vigilancia. Cualquier susto en el flujo de crédito tiene potencial para desencadenar una crisis económica o financiera (si aumenta la morosidad).
"A corto plazo, Europa tiene pocos instrumentos para revertir el impacto económico"
Una caída prolongada de las bolsas puede activar uno, o varios, de estos canales, agravando así la crisis de los aranceles. "A corto plazo, Europa tiene pocos instrumentos para revertir el impacto económico", explica Torres. Los planes de inversión anunciados por la Comisión Europea o Alemania tardarán tiempo en desplegarse. Hasta entonces, estamos a expensas de las decisiones de Trump.
El impacto directo
El potencial impacto para las economías europeas, incluyendo España, debería ser "moderado", señalan en Caixabank Research. Teniendo en cuenta la exposición directa del 2,1% y un arancel recíproco del 20%, los analistas del banco catalán estiman un impacto del 0,4% del PIB en la Unión Europea, estando Alemania e Italia por encima del promedio, y un 0,2% para países como España o Francia. Aun así, la volatilidad en los mercados financieros ya está paralizando operaciones de deuda y de compras y fusiones (M&A), hundiendo la actividad de la banca de inversión. Y esto se produce porque hay dudas sobre los beneficios futuros de todos los sectores, ante los impactos directos e indirectos de los aranceles.
En cualquier caso, el golpe es heterogéneo por sectores. Para varias industrias hay un daño potencial de cientos de millones de euros, según los cálculos de los analistas del banco catalán, que estiman una caída en las exportaciones del 1% por cada punto porcentual más de arancel.
Así, en términos absolutos, el mayor impacto se lo llevará la industria de minerales y metales. El porcentaje de valor añadido bruto del sector ligado a la demanda final de Estados Unidos es de más de 2.700 millones, según la investigación de Caixabank Research, con datos de 2019. El impacto sería de 575 millones, o del 1,4% de las exportaciones totales del sector.
También destaca el posible agujero de 500 millones en la industria de maquinaria mecánica, de oficina y de computación. Es decir, material informático producido en España, cuya exposición a Estados Unidos alcanza los 2.500 millones, el 9,5% de las exportaciones. Otro sector muy golpeado es el químico, con una dependencia de más de 3.000 millones a la primera economía mundial, y con exportaciones del 6%. El impacto sobre las exportaciones totales sería del 0,8%.
Desde la agricultura es desde donde más se ha dado la voz de alarma en los primeros días de aranceles. La categoría de semillas oleaginosas, grasas y aceites se lleva la peor parte. Esto es, todo lo relacionado con el aceite de oliva, que tiene ventas a Estados Unidos del 14,5% entre el total que vende al exterior, y que se enfrenta a un impacto de 250 millones, el 2,9% de sus exportaciones.
Similar golpe se llevaría la producción de azúcares y confitería relacionada, que cuenta con una exposición a Estados Unidos cercana a los 160 millones, el 14% de sus exportaciones. En este caso, el impacto sería de más de 30 millones, casi el 3% de sus ventas al exterior.
Por ahora, el sector español más expuesto a Estados Unidos se ha librado del primer impacto. El valor añadido de la industria farmacéutica depende en un 8% de la demanda desde la economía norteamericana, pero Trump no ha incluido los medicamentos en la lista de aranceles. Aun así, en la industria de farma ya se habla de impactos indirectos relacionados con los costes de producción.
El temor a una crisis económica provocada por los aranceles de Trump está causando un desplome en los mercados que amenaza con ser histórico. A su vez, una caída de este calibre tendrá impactos económicos. Existen numerosos canales por los que los mercados financieros pueden contagiar a la economía real. Se puede desencadenar así un círculo vicioso de consecuencias impredecibles si no se corta rápidamente.