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El 'milagro español': el sector privado paga su deuda exterior y ya es acreedor internacional
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El gran cambio del país

El 'milagro español': el sector privado paga su deuda exterior y ya es acreedor internacional

El persistente ahorro privado durante los últimos 15 años ha llevado a la economía española a lograr un hito en su historia: hogares y empresas tienen más activos que pasivos en el exterior

Foto: Imagen de una bandera de España en Huelva. (Reuters/Jon Nazca)
Imagen de una bandera de España en Huelva. (Reuters/Jon Nazca)
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Si algo había caracterizado a la economía española en el último siglo es su deuda perenne. El país dependía constantemente del ahorro exterior para financiarse, lo que acabó derivando en la profunda crisis financiera que vivió España en 2008. Desde entonces España se ha transformado completamente y se ha convertido en un país muy ahorrador. Tanto que el sector privado ya acreedor neto con el resto del mundo. Esto es, tiene más activos en el exterior que deudas. Un cambio histórico que parecía imposible hace menos de dos décadas.

En 2024 el sector privado no monetario (empresas y hogares) tuvieron una posición internacional neta positiva de 40.000 millones de euros. La cifra no es muy amplia (apenas el 2,5% del PIB), pero el cambio de signo es trascendental. El desapalancamiento ha sido consecuencia de la reducción de la deuda de muchas empresas y familias pero, sobre todo, de la compra de activos en el extranjero.

El ahorro interno se está destinando a invertir en el exterior, lo que genera una rentabilidad para el sector privado. Pero no es oro todo lo que reluce: todo este dinero que se va al exterior no se invierte en España, lo que explica los pobres datos de crecimiento de la productividad desde principios de siglo.

Los hogares y empresas no monetarias llegaron a acumular un pasivo exterior de más de 400.000 millones de euros en el pico de la burbuja inmobiliaria. Esto era casi el 40% del PIB. Ese saldo negativo ahora está neutralizado y el sector privado se ha convertido en acreedor con el resto del mundo.

El Banco de España ha publicado esta semana los datos del cierre de 2024, que reflejan el primer saldo positivo desde que comenzó la serie en 1993. De hecho, es posible que sea la primera vez que España consigue este hito en varios siglos. Históricamente, el país aumentaba su posición deudora durante las expansiones económicas. Cuando la economía iba bien, hogares y empresas vivían por encima de sus posibilidades, financiado su gasto con ahorro procedente del exterior.

La mentalidad de los españoles cambió radicalmente tras la crisis financiera. El miedo a repetir los errores de los primeros años de la burbuja creó una preferencia por el ahorro en el sector privado. Por primera vez, España ahorra más de lo que gasta. En 2024 la capacidad de financiación alcanzó un récord histórico de 67.000 millones de euros, un 4,2% del PIB.

Durante años, ese ahorro se destinó a reducir deudas, pero ahora también se destina a comprar activos en el extranjero. Es un cambio que afecta particularmente a las clases medias y altas, que son las que han elevado su ahorro sacrificando consumo. Al cierre de 2024, empresas y familias tenían 1,74 billones de euros en activos en el exterior. Sólo en la última década se ha duplicado la inversión en el exterior.

La mayor parte de este ahorro se canaliza a través de vehículos financieros como fondos de inversión, seguros o planes de pensiones. Estas empresas no monetarias que hacen la intermediación juegan un papel clave en las decisiones de inversión en el extranjero, ya que son quienes gestionan el ahorro de millones de hogares. Sólo en el último año, el volúmen de activos en el exterior que gestionan se ha disparado en 68.400 millones de euros, hasta alcanzar los 730.000 millones. Y su saldo acreedor se ha elevado hasta los 392.000 millones. Esta inversión en el exterior comprende tanto acciones como deuda extranjera.

Las empresas no financieras todavía mantienen una posición deudora con el exterior, pero también lo están reduciendo de forma acelerada. Este saldo negativo es consecuencia de la gran presencia de multinacionales extranjeras en España y de la financiación concedida a las empresas españolas, en especial a las grandes, que son quienes emiten títulos de deuda en los mercados. Sin embargo, las empresas españolas cada vez tienen mayor presencia en el exterior, lo que compensa el déficit.

Por ejemplo, según los datos de las cuentas financieras, las empresas españolas tienen 730.000 millones de euros en activos financieros en el extranjero. Es un 96% más que en el pico de la burbuja financiera. En este periodo, sus pasivos financieros han aumentado algo menos, un 63%, pero su montante es superior, alcanza los 1,36 billones de euros.

También los bancos españoles han eliminado todo su déficit con el exterior de los años de la burbuja. Al cierre de 2024 tenían un saldo positivo de casi 70.000 millones de euros.

La acumulación de activos en el extranjero dota a España de una gran fortaleza financiera que no tenía hace unas décadas. Si en el futuro vienen mal dadas, esa riqueza en el exterior dará confianza a los inversores en la capacidad de pago del país, reduciendo así los riesgos de un señalamiento a España por parte de los mercados.

Sin embargo, la deuda de las administraciones públicas. El sector público acumula un saldo negativo con el exterior de 640.000 millones de euros, y el Banco de España, tiene un pasivo de 170.000 millones, en buena medida, derivado de los programas de compra de activos del Banco Central Europeo (BCE).

El conjunto del país cerró el año con un saldo negativo de 700.000 millones de euros, equivalente al 44% del PIB. Se trata del mejor dato desde el año 2002. Esto es, España ha conseguido volver a los niveles de deuda externa equivalentes a los que tenía antes de la burbuja inmobiliaria. Con la diferencia de que la tendencia actual es la opuesta, por lo que España seguirá desapalancándose y aumentando sus activos con el exterior. Un país con mucho ahorro, pero con un gran talón de Aquiles: no genera inversión productiva.

Si algo había caracterizado a la economía española en el último siglo es su deuda perenne. El país dependía constantemente del ahorro exterior para financiarse, lo que acabó derivando en la profunda crisis financiera que vivió España en 2008. Desde entonces España se ha transformado completamente y se ha convertido en un país muy ahorrador. Tanto que el sector privado ya acreedor neto con el resto del mundo. Esto es, tiene más activos en el exterior que deudas. Un cambio histórico que parecía imposible hace menos de dos décadas.

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