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Tres de cada diez funcionarios que eligen la sanidad pública tienen un seguro privado
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Informe de la AIREF

Tres de cada diez funcionarios que eligen la sanidad pública tienen un seguro privado

Existe una preferencia clara por el sistema público para enfermedades graves y por el privado para leves y pruebas diagnósticas, lo que lleva a los empleados públicos con poder adquisitivo a pagar por una cobertura doble

Foto: Cirugías en directo organizadas conjuntamente por los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena. (Europa Press/José López)
Cirugías en directo organizadas conjuntamente por los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena. (Europa Press/José López)
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La evolución de la asistencia sanitaria de los funcionarios experimenta una evolución aparentemente contraria a la del resto de la población. Según los últimos datos de Muface, el principal sistema de mutualismo, el trasvase de los empleados públicos a la opción que cubre directamente el Sistema Nacional de Salud continúa y ya son el 32,2% los atendidos bajo esta modalidad en 2024, frente a solo el 18,2% de hace diez años. Se registra así un abandono progresivo del mutualismo privado, al contrario de lo que ocurre en el conjunto del país. Cada vez es más frecuente la contratación de seguros privados de salud, que ya cuentan con 20 millones de usuarios en España.

Sin embargo, un estudio de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) resuelve la paradoja a través de una encuesta y de datos administrativos: los funcionarios prefieren el sistema público para las situaciones graves y el privado para consultas con especialistas y enfermedades leves, lo que lleva a que el 30% de los funcionarios que eligen la sanidad pública contraten después un seguro sanitario privado para combinar las ventajas de los dos modelos. Esto evidencia también los puntos débiles de cada ámbito.

El motivo de contratar un seguro adicional a la cobertura pública pudiendo escoger solo el modelo privado es que en ese caso se pierde, por lo general, la asistencia pública y la encuesta refleja que es esta la que tiene la confianza para las patologías complejas. La sanidad pública es preferida para casos de urgencia médica vital y enfermedad grave y la privada para síntomas leves y para el acceso a especialistas. La AIReF detecta así, por un lado, “el respaldo y la amplitud de servicios de la sanidad pública”, y por otro, “la agilidad y flexibilidad características del sector privado”.

Según la encuesta, la elección de la doble cobertura por los funcionarios de Muface es más frecuente entre las mujeres, siendo la opción para el 33,9%, frente al 22,8% de los hombres. Además, aumenta proporcionalmente con el nivel de renta de los mutualistas. Solo el 20% de los que cobran menos de 1.800 euros al mes contratan el seguro privado adicional después de elegir la sanidad pública, mientras que el 35,1% de los que cobran más de 3.900 lo hace.

El análisis de los datos administrativos refuerza los resultados de la encuesta y explica por qué se produce una elección dual. El 60% de los mutualistas con altas hospitalarias clasificadas con niveles de severidad mayor o extrema (grados 3 o 4) eligen la opción pública, mientras que la cifra disminuye hasta el 27% cuando no tienen estos episodios. Según la AIReF, hay “una correlación robusta entre la gravedad del alta hospitalaria y la preferencia por la atención sanitaria pública”. En contraste, las comunidades autónomas con mayor presencia de mutualistas de opción privada son las que tienen un mayor número de pacientes en espera en especialistas y cirugías.

El informe señala específicamente los casos de Extremadura, Andalucía y Aragón, con más de 70 pacientes por cada 1.000 habitantes en espera de consultas y 25 en el caso de cirugías. En estas tres, la ratio de mutualistas en la privada respecto a la población total en la sanidad pública supera el 5% frente a menos del 2% de País Vasco, que tiene las menores listas de espera. De hecho, el 67,7% de los funcionarios de Muface encuestados por la AIReF manifestó que cambiaría a la modalidad pública si disminuyesen las listas de espera de los especialistas y el 66,7% si disminuyesen las de las intervenciones quirúrgicas.

La opción pública entre los mutualistas está en auge por tres motivos: el 72% de los nuevos eligen directamente la pública al entrar al funcionariado; hay cada vez más cambios del mutualismo privado al público (69.000 transitaron de la privada a la pública y 36.500 de la pública a la privada) y están disminuyendo los beneficiarios de la opción privada por el envejecimiento de los titulares. Por otra parte, el informe detecta un incremento transversal en la preferencia por la provisión sanitaria pública entre los nuevos mutualistas de Muface, pero la mayor preferencia se concentra en mujeres menores de 40 años y entre los profesores de universidad. Al contrario, la menor preferencia la tienen los policías hombres de mediana edad.

Más recursos para atender a menos pacientes

Como resultado de los cambios preferenciales y demográficos, las aseguradoras de Muface atienden a un número históricamente bajo de pacientes: 1.065.408 en 2024, un 14,2% menos que hace diez años. Sin embargo, las aseguradoras cuentan con recursos crecientes. En primer lugar, por el incremento de la aportación del Estado a través del concierto, que será un 41,2% superior al anterior para el periodo 2025-2027 en el caso de Muface, pero también ha tenido incrementos notables en Isfas y Mugeju. Y, en segundo lugar, porque el sistema sigue aportando los mismos recursos a las aseguradoras aunque tengan menos pacientes.

Esto se debe a que los funcionarios siguen cotizando por el sistema mutualista incluso aunque escojan la opción pública y el Estado sigue haciendo las mismas aportaciones para cubrir las primas de las aseguradoras y el gasto farmacéutico. En consecuencia, la salida de funcionarios a la pública está permitiendo una mayor financiación de las aseguradoras al ahorrar en el servicio que no prestan a los funcionarios que eligen la sanidad pública.

La AIReF prevé que, con la tendencia actual, “los servicios públicos de salud se convertirán en el principal proveedor de asistencia sanitaria del sistema mutualista”, por lo que es ve “cada vez más necesaria una reconsideración del sistema de financiación”. Sus principales propuestas son eliminar progresivamente el sistema mutualista privado y reducir las aportaciones a las aseguradoras de manera proporcional a los funcionarios que escojan el sistema público. Estos recursos deberían ser redireccionados para reforzar la sanidad pública, cuyas listas de espera se dispararían hasta en un 30% en algunos casos si se incorporan todos los beneficiarios actuales del mutualismo privado.

La evolución de la asistencia sanitaria de los funcionarios experimenta una evolución aparentemente contraria a la del resto de la población. Según los últimos datos de Muface, el principal sistema de mutualismo, el trasvase de los empleados públicos a la opción que cubre directamente el Sistema Nacional de Salud continúa y ya son el 32,2% los atendidos bajo esta modalidad en 2024, frente a solo el 18,2% de hace diez años. Se registra así un abandono progresivo del mutualismo privado, al contrario de lo que ocurre en el conjunto del país. Cada vez es más frecuente la contratación de seguros privados de salud, que ya cuentan con 20 millones de usuarios en España.

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