Un ensayo revela que el Nobel de Economía Kahneman falleció por suicidio asistido
El académico comunicó a sus allegados a mediados de marzo de 2024 que tenía programado poner fin a su vida a finales de ese mismo mes
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Un ensayo publicado en The Wall Street Journal ha ofrecido detalles inéditos del fallecimiento de Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002 por sus investigaciones sobre la economía conductual (behavioral economics).
Kahneman murió el 27 de marzo de 2024 a la edad de 90 años. Sus familiares comunicaron la noticia el mismo día. Lo que no se sabía es que el fallecimiento estaba programado para esa misma fecha en Suiza y que, para ello, contrató los servicios de una empresa de suicidio asistido.
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Jason Zweig, columnista de The Wall Street Journal, ha publicado un artículo titulado La última decisión del principal pensador mundial sobre decisiones, en el que desvela algunos detalles del fallecimiento y del proceso que llevó a Kahneman a tomar la decisión. A mediados de marzo, el laureado académico envió a varias docenas de sus allegados más cercanos una carta en la que les explicaba lo que iba a ocurrir en los días siguientes.
“Esta es una carta de despedida que estoy enviando a mis amigos para decirles que estoy camino a Suiza, donde mi vida terminará el 27 de marzo”, empezaba la misiva. En ella, Kahneman aseguraba que, si bien seguía “disfrutando de muchas cosas en la vida”, no quería afrontar “las miserias e indignidades de los últimos años de vida”.
Muchos de ellos trataron de que cambiase de opinión o, como mínimo, que pospusiese la fecha. Le hicieron saber que consideraban que la decisión era prematura y que no veían en él síntomas de deterioro que le tuvieran que llevar a acabar con su vida. Pero todos los intentos fueron infructuosos.
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Kahneman pasó sus últimos días junto con su familia en París y en el sur de Francia, donde pasó buena parte de su niñez y donde, durante la II Guerra Mundial, estuvo huyendo de la persecución nazi. Tras esos días de despedida, fue a Suiza, donde el suicidio asistido es una práctica legalizada.
Este es el mensaje íntegro que envió a sus allegados y que ve la luz pública a unos días del aniversario de su muerte.
Esta es una carta de despedida que estoy enviando a mis amigos para decirles que estoy camino a Suiza, donde mi vida terminará el 27 de marzo.
He creído desde que era adolescente que las miserias e indignidades de los últimos años de vida son superfluas, y estoy actuando según esa creencia.
Sigo activo, disfrutando de muchas cosas en la vida (excepto las noticias diarias), y moriré siendo un hombre feliz. Pero mis riñones están en las últimas, la frecuencia de mis lapsos mentales va en aumento y tengo noventa años. Es hora de partir.
No es de extrañar que algunos de los que me quieren hubieran preferido que esperara hasta que fuera evidente que mi vida no merece prolongarse. Pero tomé mi decisión precisamente porque quería evitar ese estado, así que debía parecer prematura. Agradezco a los pocos con quienes lo compartí antes, y que a pesar de todo terminaron apoyándome.
No me avergüenza mi elección, pero tampoco me interesa convertirla en un manifiesto público. Mi familia evitará dar detalles sobre la causa de mi muerte en la medida de lo posible, porque nadie quiere que ese sea el enfoque de las esquelas. Por favor, eviten hablar de ello durante unos días.
Descubrí, después de tomar la decisión, que no le temo a la no existencia y que concibo la muerte como irse a dormir y no despertar. Este último período realmente no ha sido difícil, salvo por presenciar el dolor que causé a los demás. Así que si tenían la inclinación de sentir lástima por mí, no lo hagan.
Gracias por ayudar a que mi vida haya sido buena.
Un ensayo publicado en The Wall Street Journal ha ofrecido detalles inéditos del fallecimiento de Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002 por sus investigaciones sobre la economía conductual (behavioral economics).