Europa usará como arma de negociación los 183.000 millones congelados a Rusia
Europa está ausente de las negociaciones bilaterales entre EEUU y Rusia. Cuenta, sin embargo, con un arma contundente. Controla, a través de Euroclear, una cámara de depósitos, los activos congelados a Moscú
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La batalla por el control de los fondos propiedad de Rusia inmovilizados por Europa —alrededor de 183.000 millones de euros— en el marco de las sanciones impuestas tras la invasión no ha hecho más que comenzar. Por el momento, según fuentes autorizadas, se abre la idea de que Bruselas utilice esa ingente cantidad de dinero para marcar su posición, en definitiva, tener algo que decir, en las negociaciones de paz con Rusia.
Esto es así porque Europa, aunque ha sido marginada de los contactos entre Washington y Moscú, dispone, sin embargo, de una potente arma económica para influir en las negociaciones. Esos fondos están hoy depositados en Euroclear, la cámara europea de liquidación y custodia de activos financieros, por lo que su liberación depende de lo que decidan los Estados miembros. Es decir, en este caso, al menos, Bruselas es quien tiene la sartén por el mango. Su intención es destinar esos recursos a la reconstrucción de Ucrania, ya sea parcial o totalmente. Se ha estimado que el coste de la reconstrucción puede situarse en alrededor de medio billón de euros.
Los activos están depositados en Bélgica, al ser la sede fiscal de Euroclear, y, como ha declarado algún alto cargo, se trata de “la gallina de los huevos de oro” en las negociaciones, lo que explica el interés de los 27 en mantener los fondos dentro de su jurisdicción para poder influir en el proceso negociador. Hay que tener en cuenta que el 21 de mayo de 2024, el Consejo Europeo adoptó un marco jurídico propio para asegurarse de que los ingresos extraordinarios generados por la inmovilización de activos del Banco Central de Rusia pudieran utilizarse en apoyo de Ucrania y de su recuperación y reconstrucción. El 65% de los activos (principalmente deuda) están depositados en euros, un 16% en libras esterlinas, un 8% en dólares canadienses, un 7% en dólares de EEUU y el resto en otras divisas.
La paradoja belga
Europa no habla en broma. En 2024, los intereses derivados de los saldos de efectivo de los activos sancionados por Rusia (el capital no se toca) ascendieron a aproximadamente 6.900 millones de euros. Estos ingresos por intereses se basan en los tipos de interés vigentes y en el importe de los saldos de caja que Euroclear debe invertir obligatoriamente. Se da la paradoja de que estos rendimientos, como es lógico, están sujetos al impuesto de sociedades belga, y el año pasado generaron 1.700 millones de euros en ingresos fiscales para el Estado belga.
Ahora bien, posteriormente la Hacienda de Bélgica ingresa los rendimientos en el Fondo Europeo para Ucrania o en otros mecanismos de ayuda. En julio del año pasado ya se ingresaron 1.550 millones de euros y este mismo mes se espera una nueva contribución de unos 2.000 millones de euros. Los fondos rusos en poder de Europa, en todo caso, no son los únicos, pero sí los de mayor cuantía. Se estima que los recursos incautados provisionalmente a Rusia en el marco de las sanciones internacionales suman alrededor de 260.000 millones de euros, lo que significa que alrededor del 70% están en Europa. Cuando se inmovilizaron los activos representaban alrededor del 43% de las reservas internacionales del banco central ruso.
Euroclear, sin embargo, reconoce en sus comunicaciones que, como depositante del dinero congelado a Rusia —actúa como depositario central de valores— se enfrenta a múltiples procedimientos en los tribunales rusos. Dado que Moscú considera que las sanciones internacionales atentan contra el derecho público, los demandantes rusos iniciaron procedimientos legales con el objetivo principal de acceder a los activos bloqueados en los libros contables de Euroclear Bank, reclamando una cantidad equivalente en rublos y haciendo valer su reclamación en Rusia. Euroclear admite que pese a todas las acciones legales emprendidas por la entidad y los “considerables recursos movilizados", la probabilidad de fallos desfavorables en los tribunales rusos es alta, ya que Rusia no reconoce las sanciones internacionales.
No hay que olvidar que la inmunidad soberana de los Estados es parte esencial de un principio básico del Derecho internacional, por el cual un Estado no puede ser sometido a la jurisdicción de otro Estado (par in parem imperium non habet). La propia UE, según informó en su día Bloomberg, manejó documentos internos en los que se reconocía la ilegalidad de confiscar el dinero ruso.
División europea
Los gobiernos de la Unión Europea están divididos sobre qué hacer con los fondos rusos, sobre todo en caso de que Washington y Moscú alcancen un acuerdo de paz. Entre otras razones, porque EEUU no tiene ninguna jurisdicción sobre Euroclear.
Se podría dar la paradoja de que ambas partes llegaran a un acuerdo y que Moscú, obviamente, decidiera reclamar su dinero, pero entonces sería Europa (bajo cuya tutela están los fondos) quien tendría que decidir. Lo que ocurre es que algunos países miembros, como Francia y Bélgica, creen que confiscar estos activos sería un acto ilegal contrario al derecho internacional. Otros gobiernos, por el contrario, especialmente el bloque del Báltico y las naciones del este como Polonia, presionan para embargar el dinero, que representaría más que todas las ayudas concedidas hasta el momento a Ucrania durante los tres años que dura ya la guerra.
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Se apoyan en la existencia de una doctrina, no aceptada por todos, que permitiría a los Estados llevar a cabo legalmente medidas que de otro modo serían ilegales contra un Estado que haya infringido normas fundamentales del Derecho internacional con el fin de inducir a poner fin a su conducta ilícita o a cumplir con su obligación de indemnizar a los Estados perjudicados por dicha conducta.
El hecho de que, entretanto, hayan vencido una serie de títulos de deuda que estaba en manos de Rusia y que estaban depositados en países de la Unión Europea añade todavía más presión, ya que hay que tomar una decisión de manera más urgente. Ni siquiera hay acuerdo en el G7 sobre qué hacer con esos fondos debido a las posibles repercusiones jurídicas y financieras. Confiscar fondos a un país soberano, aunque sea Rusia, supone una pérdida de credibilidad del Estado o de los Estados concernidos, ya que otros países podrían decidir desviar sus reservas hacia jurisdicciones alternativas. Es decir, dañaría la credibilidad del euro.
La batalla por el control de los fondos propiedad de Rusia inmovilizados por Europa —alrededor de 183.000 millones de euros— en el marco de las sanciones impuestas tras la invasión no ha hecho más que comenzar. Por el momento, según fuentes autorizadas, se abre la idea de que Bruselas utilice esa ingente cantidad de dinero para marcar su posición, en definitiva, tener algo que decir, en las negociaciones de paz con Rusia.