Alemania despierta del letargo: los inversores creen en el resurgir de su economía
Las encuestas de confianza muestran un punto de inflexión ante el cambio de la política fiscal. Creen que la inversión pública reactivará una economía muy venida a menos
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La victoria de Donald Trump en las elecciones del pasado mes de noviembre extendió una sombra de pesimismo en Europa. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos puede ser el catalizador que necesitaba el continente. Los bandazos de la Administración Federal estadounidense y el relanzamiento de la Unión Europea están recuperando un optimismo perdido desde hace años, probablemente desde el final de la burbuja inmobiliaria.
El Parlamento alemán, el Bundestag, aprobó el martes el cambio constitucional que pone fin al freno de la deuda. El país va a embarcarse en su mayor inversión pública en casi un siglo, lo que está levantando altas expectativas. Por el camino tiene innumerables retos, el más importante, conseguir que la inversión genere un incremento de la demanda interna y una transformación productiva de la oferta. Pero, la coyuntura en la que va a tener lugar esta inversión es propicia, ya que viene acompañada de una mejora del sentimiento empresarial.
La encuesta mensual que elabora el instituto ZEW muestra un importante repunte de las expectativas. El sondeo, que pregunta a grandes inversores, aseguradoras y responsables de finanzas de grandes compañías, muestra un salto de las previsiones hasta niveles que no se veían desde febrero de 2022, antes del inicio de la invasión de Ucrania.
El saldo entre respuestas optimistas menos las pesimistas fue del 52% del total de encuestas. Este dato multiplica por cuatro el promedio de las dos últimas décadas, lo que indica un salto de las expectativas pocas veces visto en la historia reciente.
Es cierto que las respuestas sobre la situación actual siguen siendo muy negativas, dado el estancamiento en el que se encuentra la economía alemana. Sin embargo, los inversores creen que se producirá un relanzamiento en los próximos meses. Este cambio de expectativas queda remachado con la aprobación de la modificación constitucional que permitirá resucitar la inversión pública germana.
No es la única encuesta que muestra un cambio en el sentimiento de los agentes económicos. La encuesta PMI sobre el clima de negocios, elaborada a finales de febrero, también reflejó un salto en las perspectivas de crecimiento hasta máximos de dos años. "El sentimiento entre las empresas alemanas ha mejorado desde finales del año pasado", explicaba Phil Smith, director asociado de Economía de S&P en la publicación de la encuesta.
La encuesta del ZEW muestra que el optimismo, de momento, no es generalizado. Al contrario, se concentra en los sectores que más pueden verse beneficiados por el impulso fiscal. Tecnología, telecomunicaciones y construcción son los tres sectores con mejores perspectivas. Por el contrario, el pesimismo sigue siendo dominante en la industria del automóvil y del acero. La esperanza es que una reactivación de la economía logre incorporar al mayor número de sectores al crecimiento económico.
El orgullo alemán
El principal índice de la bolsa alemana, el Dax 40, es uno de los que mejor se ha comportado en las tres últimas semanas de todas las economías desarrolladas, ampliando más sus máximos históricos. Un espaldarazo de los inversores al cambio de sentimiento en el país. Los mercados financieros esperan que el regreso de la inversión pública consiga reactivar también la inversión privada. Alemania también está recuperando su ambición por retomar un papel de liderazgo europeo y global que hace tiempo que perdió.
Los expertos empiezan a recalcular sus previsiones de crecimiento para el país, contemplando un importante dinamismo del consumo público. La última encuesta a casas de análisis elaborada por Bloomberg, publicada el lunes, anticipa un aumento del consumo público del 1,9% este año, frente al 1,1% de la encuesta de febrero.
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Pero lo que es más importante, se ha producido una mejora en las previsiones de crecimiento del PIB y de la inversión a medio plazo. Los expertos esperan un avance de la formación de capital fijo (FBCF) del 1,8% en 2026 y del 2,5% en 2027. Esto es, la inversión ganaría tracción, impulsando también el crecimiento potencial del país.
Como se ha señalado, todavía existen grandes riesgos que amenazan el optimismo. Por ejemplo, la fragmentación política seguirá complicando los planes del nuevo presidente del país, Friedrich Merz. El cambio constitucional no garantiza que sus planes de inversión vayan a cumplirse. El despliegue de los 500.000 millones de dólares necesitará nuevas mayorías parlamentarias.
Las previsiones a corto plazo siguen siendo sombrías. En el mejor de los casos, la economía alemana evitará la recesión y estará estancada durante el resto del año. El consumo de los hogares sigue decepcionando y los costes de producción siguen siendo altos. Además, los aranceles de Trump siguen siendo un reto mayúsculo para Alemania, sobre todo, para su sector automovilístico.
El cambio de las perspectivas de los agentes es clave para conseguir un círculo virtuoso, pero está por ver cómo se despliega la inversión pública y si ésta consigue un impulso de la oferta. Esto es, conseguir que Alemania vuelva a ser competitiva. Alemania quiere volver a ser la locomotora del continente, pero para ello necesita recuperar su ambición.
La victoria de Donald Trump en las elecciones del pasado mes de noviembre extendió una sombra de pesimismo en Europa. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos puede ser el catalizador que necesitaba el continente. Los bandazos de la Administración Federal estadounidense y el relanzamiento de la Unión Europea están recuperando un optimismo perdido desde hace años, probablemente desde el final de la burbuja inmobiliaria.