¿Qué es el gasto en defensa? España busca una interpretación amplia pero el Este se resiste
Los ministros de Finanzas discrepan sobre qué se debe considerar gasto en defensa a la hora de aplicar la flexibilidad fiscal que la Comisión Europea ha propuesto
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La Unión Europea está de acuerdo en que debe aumentar sustancialmente su inversión en defensa. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha llegado incluso a señalar este martes que habrá que llevar el gasto hasta el 3% del PIB. La alemana ha propuesto un fondo común de 150.000 millones de euros para ofrecer préstamos ventajosos a los Estados miembros, y también ha puesto sobre la mesa la activación de la cláusula nacional de escape para permitir que las capitales inviertan mucho más en defensa sin que esto se contabilice para comprobar el cumplimiento de las reglas fiscales de la Unión Europea.
Pero para poder hablar de todo ello hay que responder primero a una pregunta sencilla pero para la que no hay una única respuesta: ¿qué es el gasto en defensa? Las diferencias han quedado claramente marcadas este lunes y martes cuando los ministros de Finanzas de la Unión Europea han discutido la cuestión, con dos bloques diferenciados: los que hablan de seguridad como un concepto más amplio, y los que hablan de defensa en su derivada más clásica, la de los tanques, aviones y buques.
España es uno de los líderes del grupo que defiende que hay que tener una concepción “amplia” del gasto en defensa. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ya lo apuntó la semana pasada durante una reunión extraordinaria del Consejo Europeo, el foro de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, y Carlos Cuerpo, ministro de Economía, ha insistido esta semana ante sus homólogos europeos. Así, el Gobierno español defiende por ejemplo que puedan computar como gasto en defensa la inversión en protección de las fronteras o la inversión en ciberseguridad.
Frente a esta visión está especialmente marcada la de un grupo de Estados miembros, algunos de los más expuestos a la amenaza de Rusia, que consideran que se debe concentrar la inversión en capacidades militares y en inversión en defensa clásica, como baterías antiaéreas, drones, tanques, munición o misiles. Les preocupa que el debate abierto sobre la necesidad de invertir más en defensa no se traduzca en una mejora de la capacidad de disuasión de la Unión Europea, y por eso prefieren centrar la discusión y todas las medidas en capacidades militares y en todo aquello que permita la disuasión.
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Sánchez ya señaló tras el último Consejo Europeo que los retos que afrontan Polonia o Estonia son “matizadamente diferentes” a los que afronta España, citando ataques cibernéticos o “a una realidad que no tienen estos países, pero que nosotros sí tenemos en el Sahel”. De hecho, la delegación española forzó que las conclusiones de esa cumbre europea no se limitaran a hacer referencia a la amenaza del flanco oriental e incluyeran un enfoque más amplio.
El Gobierno enviará en los próximos días un documento de reflexión a la Comisión Europea para intentar que su visión quede recogida en el Libro Blanco sobre defensa que está preparando el Ejecutivo comunitario. El objetivo del departamento de Cuerpo es influir para que Bruselas se decante por una visión amplia de la seguridad, más allá del ámbito militar. Parte del debate se centra en la interpretación que se hace del COFOG, una especie de ‘inventario’ de los distintos gastos de los Gobiernos y que tiene una función estadística.
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El COFOG incluye una serie de partidas en materia de defensa, que se dividen en defensa militar, defensa civil, ayuda militar exterior, I+D en defensa, gastos no comprendidos en otras partidas de defensa. Tanto Valdis Dombrovskis, comisario de Economía, como Andrzej Domański, ministro de Finanzas de Polonia, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, han mostrado su respaldo a una interpretación “amplia” del COFOG, pero ni siquiera todo el mundo está de acuerdo en qué significa exactamente esa interpretación más laxa. De hecho, fuentes diplomáticas dan explicaciones diferentes sobre cómo definir una interpretación “amplia” del COFOG. “En ciberseguridad depende de si puede calificarse de seguridad nacional o no. Así que caso por caso”, explica una fuente de uno de los países que defienden una visión más restringida.
Cuerpo, además, se ha mostrado confiado en que la ausencia de presupuestos generales del Estado no va a ser un problema para que España siga aumentando su gasto en defensa, pocos días después de que Sánchez anunciara que la intención del Gobierno es cumplir con el actual compromiso de la OTAN de un gasto en defensa de al menos el 2% del PIB antes de 2029, que era cuando Moncloa tenía previsto llegar a ese nivel de gasto. “La ausencia de presupuestos en años pasados no han sido un impedimento” para aumentar la inversión, ha señalado el ministro de Economía durante una rueda de prensa en Bruselas. Cuerpo también ha subrayado que la intención del presidente del Gobierno es concienciar al resto de líderes políticos sobre “la necesidad de aumentar la inversión”, para lo que este jueves va a celebrar una serie de reuniones con todos los líderes de los grupos políticos del Congreso de los Diputados salvo con Vox.
Qué gasto se contabiliza no es relevante únicamente para determinar cuánto del mismo no debe computarse a la hora de que la Comisión Europea compruebe el cumplimiento de las reglas fiscales de la UE. Es fundamental también porque hay una creciente presión para que los Estados miembros aumenten su gasto en defensa respecto al PIB, y para España poder incluir gastos en los que ya está incurriendo sería fundamental para recortar algunas décimas el camino hasta cumplir con un objetivo que obsesiona a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. A la vista de que el Gobierno no está consiguiendo mover el debate sobre que el compromiso en defensa no debería tener únicamente en cuenta el gasto respecto al PIB sino otros elementos como la participación en misiones de la OTAN, España ha pasado a intentar influir en qué se cuenta en ese porcentaje.
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Para Sánchez el debate sobre qué debe contar como gasto en defensa es fundamental además en el contexto de su Gobierno. Sus socios dentro del Ejecutivo, Sumar, ha virado hacia un discurso algo más crítico con el aumento de gasto en defensa a raíz de las críticas internas expresadas por Izquierda Unida, lo que ha llevado a una larga reunión entre Sánchez y Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar. Una interpretación más amplia de la inversión en seguridad ayudaría al Ejecutivo a navegar la oposición de algunos de sus socios tradicionales para cumplir ante los socios internacionales.
La Unión Europea está de acuerdo en que debe aumentar sustancialmente su inversión en defensa. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha llegado incluso a señalar este martes que habrá que llevar el gasto hasta el 3% del PIB. La alemana ha propuesto un fondo común de 150.000 millones de euros para ofrecer préstamos ventajosos a los Estados miembros, y también ha puesto sobre la mesa la activación de la cláusula nacional de escape para permitir que las capitales inviertan mucho más en defensa sin que esto se contabilice para comprobar el cumplimiento de las reglas fiscales de la Unión Europea.