Empieza la guerra comercial en Occidente: cuál será la próxima ofensiva de Trump
El mundo entra definitivamente en una nueva era de proteccionismo en la que es imprevisible quiénes serán los ganadores. Los productos agrícolas son los siguientes
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La lógica económica invitaba a pensar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvería a posponer la amenaza arancelaria. Pero no fue así. El martes entró en vigor el arancel general del 25% a los productos procedentes de México y Canadá (con excepciones del 10% para algunos bienes, como los energéticos) y del 10% adicional a China. Esto es, un ataque frontal a sus principales socios comerciales. Canadá y China ya han anunciado medidas en represalia y México lo hará el domingo.
No es fácil construir un relato de un deterioro económico, pero para Trump no es imposible. El argumento será que es necesario hacer sacrificios para hacer a América grande otra vez (Make America Great Again). Está por ver si los votantes aceptan este discurso si la economía se resiente como empiezan a mostrar los primeros datos.
Los expertos que pensaban que Trump entraría en razón ahora temen que este sea solo el inicio de su ofensiva comercial. Su siguiente movimiento de ataque son los productos agrícolas. El presidente anunció el martes que establecerá aranceles a los productos alimenticios para fomentar la agricultura y la ganadería del país. Un guiño directo a las zonas rurales del país donde cimentó su victoria en las elecciones de noviembre.
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Trump quiere proteger a los agricultores y ganaderos americanos, amenazados por los aranceles que impondrán China y Canadá en represalia. Ambos países fijaron su objetivo en las exportaciones agrícolas estadounidenses, como vía para dañar directamente a un caladero importante de votos de Trump. En respuesta, el presidente busca que la demanda interna sea suficiente para vender todo lo que produce el campo estadounidense.
Europa espera
El siguiente objetivo de Trump, más allá del sector agrícola, es Europa. En especial la Unión Europea. El presidente americano ya anticipó sus intenciones la semana pasada, cuando afirmó que "la UE se creó para joder a EEUU”. En ese momento ya anticipó un arancel genérico para los países europeos del 25%. Esto es, tendrían el mismo tratamiento que México y Canadá. "Hemos tomado una decisión y la anunciaremos muy pronto", anunció Trump.
Europa está preparando su respuesta para cuando lleguen los aranceles. La UE podrá utilizar el Mecanismo Anti Coerción que desarrolló durante el primer mandato de Trump. Una herramienta con la que puede poner limitación a la exportación de servicios desde EEUU, sobre todo de las grandes tecnológicas americanas. Por ejemplo, con este mecanismo se puede limitar los beneficios de la propiedad intelectual de estas compañías o incluso obligarlas a compartir sus algoritmos.
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Además de un arancel general a Europa, Trump ha puesto el foco en tres sectores específicos: automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos. Todos ellos están buscando estrategias para evitar la ira del presidente. Por ejemplo, el gigante taiwanés TSMC ha anunciado una inversión de, al menos, 100.000 millones de dólares en EEUU para la fabricación de chips. Taiwán no solo quiere mantener el mercado americano abierto, sino también el apoyo geoestratégico de Washington frente a Pekín.
Al margen de estos aranceles ya anunciados o insinuados, Trump prometió más tarifas durante la campaña electoral que le llevó de vuelta a la Casa Blanca. Destaca la subida de los aranceles a China hasta el 60%. Actualmente están en el 40%, por lo que podría ser un movimiento futuro de la escalada arancelaria entre las dos potencias.
Trump anunció más aranceles durante la campaña. Se refirió directamente a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a quienes amenazó con aranceles del 100%. De hecho, el día de su toma de posesión confundió a España con Sudáfrica y dijo que tendría que soportar esta tarifa. Parece que han pasado años desde entonces y apenas ha sido un mes y medio.
El presidente también prometió aranceles del 100% a los países que boicotearan el uso del dólar como divisa hegemónica. "La idea de que los países BRICS están intentando alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados observando se acabó", escribió Trump en X en diciembre.
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Trump todavía tiene balas para seguir con su metralleta arancelaria. Sin embargo, la gran duda es cómo afectará a la economía estadounidense. A medida que se conocen más datos económicos, cala la percepción de que el país está abocado a sufrir un brusco parón económico, que incluso podría desencadenar en una recesión.
La cotización del dólar es el mejor reflejo de este temor. Al contrario de lo que ocurrió cuando Trump anunció los aranceles a México y Canadá hace un mes, esta vez el dólar se ha debilitado hasta mínimos del año. Una situación paradójica, ya que los aranceles generarían más inflación interna y, por tanto, obligarían a la Reserva Federal a mantener una política monetaria más restrictiva.
Sin embargo, la realidad es que los inversores creen que EEUU va a sufrir un frenazo económico que contrarrestará el efecto inflacionista de los aranceles. De ahí que los inversores también estén descontando ahora tres bajadas de los tipos de interés de la Fed este año, por las dos que anticipaban hace solo cuatro días. Es imposible predecir si EEUU saldrá victoriosa de este desafío comercial, pero a corto plazo, los inversores empiezan a pensar que será negativo.
La lógica económica invitaba a pensar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvería a posponer la amenaza arancelaria. Pero no fue así. El martes entró en vigor el arancel general del 25% a los productos procedentes de México y Canadá (con excepciones del 10% para algunos bienes, como los energéticos) y del 10% adicional a China. Esto es, un ataque frontal a sus principales socios comerciales. Canadá y China ya han anunciado medidas en represalia y México lo hará el domingo.