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Los aranceles de Trump empujan al BCE a hacer una pausa en la rebaja de tipos
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LA GEOPOLÍTICA ENTRA EN ESCENA

Los aranceles de Trump empujan al BCE a hacer una pausa en la rebaja de tipos

Mucho ha cambiado tras la toma de posesión de Trump. También la hoja de ruta del BCE a la hora de rebajar los tipos de interés. Las últimas declaraciones de distintos gobernadores dan señales de que habrá una pausa

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittek)
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittek)
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La política arancelaria de la nueva Administración de EEUU comienza a pasar factura a la economía real. La primera prueba de fuego en Europa tras el nombramiento de Donald Trump llegará el próximo 6 de marzo, cuando el Consejo de Gobierno del BCE se reúna para decidir si continúa con su estrategia de relajación de los tipos de interés o, por el contrario, hacer una pausa a la vista de las incertidumbres que se han abierto en el panorama internacional.

Las primeras señales dan a entender que habrá pausa. La consejera alemana Isabel Schnabel, muy influyente, ya ha avanzado en una entrevista con Financial Times que, según la información previa de la que disponen los gobernadores del banco central, indica que el grado de restricción de la política monetaria “ha disminuido significativamente, hasta el punto de que ya no podemos decir con certeza que sigue siendo restrictiva”. Schnabel argumenta que los responsables políticos deberían “ahora” comenzar a debatir una “pausa o detención” de los recortes de tipos, ya que los riesgos de precios estaban “sesgados al alza” mientras que los costes de los préstamos habían disminuido de forma relevante.

Lo justifica con la información que aporta la Encuesta de Préstamos Bancarios que elabora el propio BCE, la cual muestra que el 90% de los bancos piensan que el nivel actual de los tipos de interés no tiene impacto en la demanda de préstamos, mientras que el 8% manifestó que ha impulsado la demanda de crédito. Es decir, son neutrales o casi, lo que significa que hay riesgo de que una rebaja adicional alimente la inflación.

En la misma línea, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, dijo en una entrevista con La Vanguardia que el BCE debería ser “cauteloso” en función del contexto “macrofinanciero y geopolítico”, por lo que habría que ir “reunión a reunión”. Escriva recuerda que la inflación se situó en enero en el 2,5% y, por ello, aún queda “camino [por recorrer] hasta el objetivo del 2%”.

Los últimos acontecimientos

La tercera señal la ha dado este martes Joachim Nagel, alemán y también miembro del Consejo de Gobierno del BCE, que en declaraciones a Bloomberg ha pedido a sus colegas que dejen de discutir abiertamente sobre sus preferencias a la hora de fijar la política monetaria. “En vista de los últimos acontecimientos en el frente de la inflación y dado el alto nivel de incertidumbre, es prudente avanzar paso a paso en términos de política monetaria”, dijo Nagel durante la presentación del informe anual del Bundesbank. También en la misma dirección, Pierre Wunsch, gobernador del banco central de Bélgica, dijo la pasada semana a Financial Times: “No estoy pidiendo una pausa en abril, pero no debemos caminar como sonámbulos hasta el 2% sin pensarlo”.

Otro factor a tener en cuenta es el diferencial de tipos de interés entre Europa y EEUU, que se ha ensanchado en los últimos tiempos debido a que la Reserva Federal es hoy más prudente tras la llegada de Trump y su política arancelaria. Lo que teme la Fed es que los precios internos crezcan si la Casa Blanca impone aranceles a las importaciones, en la medida en que el aumento de precios se trasladará al consumidor final, ya sean las empresas o los particulares. Además, para más inri, los ciclos económicos difieren (más robusto en EEUU), lo que también influye en el diferencial de tipos. Rebajas adicionales de los tipos de interés debilitarían al euro y ese sería un canal de transmisión de la inflación, de ahí que este sea otro argumento para pausar la rebaja de tipos.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

Es verdad que la debilidad de algunas de las principales economías europeas, en particular Alemania, empuja la necesidad de aflojar la política monetaria, pero por causas estructurales la influencia sobre el crecimiento de una rebaja de tipos sería marginal. El exceso de ahorro, de hecho, seguiría produciéndose aunque los tipos bajaran medio punto o incluso más. Alemania anunció ayer que el PIB cayó un 0,2% en 2024, lo que supone dos años consecutivos de contracción, aunque sea ligera. En el cuarto trimestre, respecto del mismo periodo anterior, el descenso también fue del 0,2%. La última vez que el BCE bajó los tipos de interés (un 0,25%) fue el pasado 30 de enero, apenas diez días después de que Trump tomara posesión. Desde entonces, sus amenazas de imposición de aranceles apenas se han materializado, ya que Trump ha dado tiempo a los socios comerciales de EEUU para negociar.

Objetivo del 2%

En su último comunicado, el BCE consideró que el proceso de desinflación seguía avanzando de acuerdo con las proyecciones de los expertos y que “probablemente” retornará al objetivo del 2% a medio plazo. Es decir, ya está en línea con los objetivos de política monetaria del banco central para frenar la inflación. Además, afecta tanto a la inflación general como a la subyacente, que excluye a los componentes más volátiles, como los alimentos no elaborados y la energía. Los tipos de interés actuales se sitúan hoy entre el 2,75% y el 3,15%. Los mercados estiman que, a finales de este año, se coloquen en torno al 2% para acelerar el débil crecimiento económico.

Ahora bien, en el horizonte hay fenómenos que actúan en contra. Los datos reales del BCE muestran que en el conjunto del área euro el crédito a las empresas se expandió un 1,5% en diciembre, la tasa más alta en un año y medio, mientras que el crédito a los hogares para la compra de viviendas creció un 1,1%. Estas tasas son las que indicarían que la política monetaria ha dejado de ser restrictiva. La rebaja o el mantenimiento de tipos, en todo caso, dependerá de la correlación de fuerzas en el seno del Consejo de Gobierno. Esto es así porque, a diferencia del pasado reciente, se ha roto la unanimidad entre los banqueros centrales.

Foto: El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters/Carlos Barria)

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en este sentido, y a tenor de sus últimas declaraciones, se sitúa entre quienes apuestan por mantener el ‘piloto automático’, es decir, caminar sin pausa hacia un tipo de interés oficial del 2%. Sin embargo, como un adelanto a la disputa que se avecina, la consejera Schnabel recordó ayer en una conferencia en Londres que, según las estimaciones de los economistas del BCE, el tipo de interés natural en la zona del euro ha aumentado considerablemente en los últimos dos años, e incluso más de lo que sugerían los tipos de interés reales a plazo basados en el mercado. Lo achaca a las grandes transformaciones que se están produciendo entre el ahorro y la inversión global, marcada por un significativo incremento del mercado de bonos debido a los altos niveles de endeudamiento.

La política arancelaria de la nueva Administración de EEUU comienza a pasar factura a la economía real. La primera prueba de fuego en Europa tras el nombramiento de Donald Trump llegará el próximo 6 de marzo, cuando el Consejo de Gobierno del BCE se reúna para decidir si continúa con su estrategia de relajación de los tipos de interés o, por el contrario, hacer una pausa a la vista de las incertidumbres que se han abierto en el panorama internacional.

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