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El campo sale de la crisis de la inflación, pero la recuperación es incompleta
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Un año después de las protestas

El campo sale de la crisis de la inflación, pero la recuperación es incompleta

Los márgenes empresariales del sector agrario marcan cifras récord, pero el empleo y el PIB todavía se resienten tras el aumento de los costes de producción y la sequía

Foto: Maquinaria trabajando un campo de pasto. (Europa Press/Víctor Fernández)
Maquinaria trabajando un campo de pasto. (Europa Press/Víctor Fernández)
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Los problemas en el campo español han sido una constante en los últimos cuatro años, en los que han confluido una crisis de precios, una sequía y un creciente descontento con las políticas públicas, que estallaron en protestas por todo el país hace un año. Una vez moderados los costes de producción y mejoradas las condiciones climáticas, los indicadores de la actividad agraria han iniciado una importante recuperación.

Las señales son mixtas y las fuentes de datos diversas: algunas apuntan a unos niveles de márgenes empresariales récord en términos agregados, pero otras indican que el tamaño del sector primario todavía no se ha recuperado. El campo ha vivido una transformación en los últimos años con pérdida de volumen de empresas y de trabajadores, pero las que han sobrevivido a la crisis les va mejor.

Los precios de las semillas, los fertilizantes, los piensos y la energía aumentaron en 2021 y se dispararon en 2022 con el inicio de la guerra en Ucrania, pero experimentan un descenso progresivo desde 2023 que ha permitido repercutir la inflación e incluso aumentar las ganancias por cada producto vendido. Esta tendencia se percibe tanto en los datos de precios del Ministerio de Agricultura como en las distintas estadísticas de márgenes empresariales. Ha habido dos fases en la crisis de la inflación para el conjunto de agricultores y ganaderos.

Entre 2020 y 2022 fue mayor la subida de los precios pagados por los medios de producción (un 49,9%) que los percibidos por los productos (35,3%), pero desde 2023 los primeros han descendido, mientras los segundos se han incrementado. En comparación con 2020 y con datos hasta noviembre de 2024, los precios pagados en promedio el año pasado fueron un 25,4% superiores, pero los percibidos se mantienen en un nivel alto, un 49,3% por encima.

Permanecen especialmente elevados los precios que repercuten los agricultores (un 55,2% por encima de los de 2020), en comparación con los de los ganaderos (un 33%). Dentro de los agrícolas, destacan los productores de aceite de oliva, que han más que triplicado el precio de venta, lo que contrasta con los cítricos, vendidos un 5% más baratos que en 2020.

Esta brecha positiva en 2023 y 2024 entre los precios que perciben los productores del campo y los que pagan ha hecho posible un crecimiento de los márgenes empresariales hasta niveles superiores a los de la situación anterior. Los datos de la Central de Balances del Banco de España señalan un récord. La ratio entre el resultado del ejercicio y el valor añadido bruto al coste de los factores en el sector agrario fue del 23,7% en 2023 (último año disponible), 5,8 puntos más que en 2019, lo que ha permitido una recuperación completa después de tres años de cifras inferiores. La mejora es mayor en las empresas pequeñas y solo registran un descenso de los márgenes las grandes.

En la misma línea apuntan los datos del Observatorio de Márgenes Empresariales procedentes de la Agencia Tributaria, que registran que las rentas percibidas por los
empresarios sobre ventas en la agricultura son las que más se han recuperado de la cadena agroalimentaria, estando en el primer semestre de 2024 en torno a un 10% por encima del nivel de cierre de 2019.

No obstante, las dos estadísticas de márgenes dan una imagen que no es del todo completa. El observatorio no incorpora datos de autónomos agrarios, con elevada presencia en el sector, por lo que avisa de que "la agricultura está escasamente representada" en sus resultados. La Central de Balances, aunque es más completa, advierte también de que "no está representada a un nivel aceptable, en relación con el agregado nacional, el total de las empresas de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca".

Judit Montoriol, economista principal de CaixaBank Research, opina que "es muy difícil de dirimir" cuál es la situación real de los márgenes del sector agrario porque "intervienen muchos eslabones en la cadena alimentaria y de formación de precios de los alimentos desde la explotación agraria al consumidor final". Pero incide también en que los datos agregados disponibles "muestran una recuperación".

Menos empleo y menos producción

Aunque la evolución de los precios y de los márgenes es positiva, la Seguridad Social registra una caída de empresas agrarias respecto a 2019 que no ocurre en el conjunto del país. Si se compara diciembre de 2024 con el mismo mes de 2019, hay 5.822 empresas menos de alta y una merma de 34.278 trabajadores. Esto podría indicar que el sector es más pequeño tras la pandemia y la inflación, a pesar de que las empresas que han resistido tienen mejores rendimientos.

La EPA también refleja una caída de ocupados del 7,2%, lo que influye en que las horas trabajadas aún no se hayan recuperado: estuvieron un 6,6% por debajo del nivel prepandemia en el cuarto trimestre de 2024. Esto, unido a un crecimiento de la productividad por hora insuficiente, ha dado como resultado un nivel de producción agregada del sector inferior al de antes de la pandemia.

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, señala que la productividad por hora trabajada "apenas ha aumentado" en el campo en la última década. "El problema ha estado en que no ha habido un aumento de horas trabajadas", continúa, que permita elevar el valor añadido bruto del sector. Según la Contabilidad Nacional, en el cuarto trimestre de 2024 aún se encontraba un 3,4% por debajo del que marcaba en el mismo periodo de 2019.

Cardoso no considera "preocupante" que el empleo no avance en términos relativos en el sector agrario porque "los puestos de trabajo **se están dando** en sectores (servicios) donde las condiciones de trabajo son mejores". Sin embargo, sí advierte del bajo crecimiento de la productividad porque apunta a intensificar las tendencias que ya se presentan en el sector y que le impiden "dejar de depender de mano de obra poco cualificada, automatizar más los procesos de producción y fomentar la consolidación entre empresas para ganar tamaño y economías de escala".

Una economía más tercerizada

Los datos del sector agrario contrastan con el buen desempeño de los servicios, que son los que tiran del PIB y lo sitúan un 6,9% por encima del nivel anterior a la pandemia. Esta evolución dispar a lo largo de las últimas décadas provoca, según señala Montoriol, "unas economías cada vez más tercerizadas" en las que los servicios crecen con mucho más dinamismo y van ganando peso.

"El valor añadido bruto del sector primario se encuentra en niveles similares a los de 2013, mientras que el conjunto de la economía ha registrado un crecimiento del 26%", añade. Si se amplía el análisis a la serie histórica disponible, se observa cómo el primer sector representaba el 3,9% del PIB en 1995, frente al 2,5% en 2024.

Los problemas en el campo español han sido una constante en los últimos cuatro años, en los que han confluido una crisis de precios, una sequía y un creciente descontento con las políticas públicas, que estallaron en protestas por todo el país hace un año. Una vez moderados los costes de producción y mejoradas las condiciones climáticas, los indicadores de la actividad agraria han iniciado una importante recuperación.

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