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La población en riesgo de pobreza cae al mínimo desde 2014, pero la infantil escala al 35%
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Datos de renta de 2023

La población en riesgo de pobreza cae al mínimo desde 2014, pero la infantil escala al 35%

Los ingresos de los hogares se recuperaron en 2023, especialmente en los tramos más bajos, lo que reduce la desigualdad. Las familias con hijos apenas perciben la mejoría

Foto: Foto: EFE / Biel Aliño.
Foto: EFE / Biel Aliño.

La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) publicada este jueves por el INE refleja que la tasa AROPE, que mide el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social, cayó en 2023 al mínimo desde 2014, un 25,8%, siete décimas menos que el año anterior. El indicador tiene en cuenta a la población que están en al menos una de estas tres situaciones: riesgo de pobreza; carencia material y social severa y baja intensidad en el empleo. La mejora en el dato global se debe a una reducción en los tres después de aumentar en 2022 por el impacto de la crisis inflacionista, que se dejó notar especialmente en las variables de carencia.

En concreto, la tasa de riesgo de pobreza cae al 19,7%, cinco décimas menos que en 2022 y la cifra más baja de la serie histórica disponible para la nueva tasa AROPE, vinculada al objetivo de Europa 2030. También desciende en siete décimas en comparación anual el porcentaje de población en carencia material y social severa, hasta el 8,3%, pero continúa siendo más elevada que en 2019, cuando marcó un 7,7%. Esto está vinculado a la subida de los precios y a una recuperación todavía incompleta de los ingresos reales de las familias en 2023, a pesar del escudo social desplegado por el Gobierno con rebajas impositivas y otras ayudas.

La mejora más notable se produce en el indicador de baja intensidad en el empleo, que cae a solo el 8% de la población frente al 10,9% de 2019, el mejor dato de la serie histórica desde 2014. Esto está relacionado con el buen momento que experimenta la creación de empleo tras la pandemia.

No obstante, la disminución generalizada de la población en riesgo de pobreza o exclusión social contrasta con unos datos cada vez peores en la franja de 16 o menos años, es decir, la pobreza infantil continúa creciendo a pesar del buen momento macroeconómico, de la recuperación paulatina de los ingresos reales de las familias y del establecimiento de más ayudas de subsistencia, como es el Ingreso Mínimo Vital. Según el INE, el 34,7% de los menores de 16 años se encontró en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023, cuatro décimas más que el año anterior, mientras que la tasa descendió en el resto de grupos de edad.

La encuesta percibe una mejora en las rentas de los hogares respecto al año anterior, con un crecimiento de los ingresos netos del 5,1%, hasta alcanzar un ingreso medio por persona de 14.807 euros. Las rentas han crecido más en los deciles más bajos, por lo que la desigualdad medida en el índice de Gini se ha reducido en 2023 hasta el 31,2%, el mínimo de la serie histórica desde 2008. También registra el menor valor la relación entre la renta disponible total del 20% de la población con ingresos más elevados y la del 20% con ingresos más bajos, hasta el 5,4%.

Sin embargo, la inflación se ha comido gran parte del crecimiento de los ingresos, lo que explica que algunos indicadores de dificultad económica sean peores que antes de la pandemia. En 2023, el 9,3% de los hogares manifestaron “mucha dificultad” para llegar a fin de mes frente al 7,8% de 2019 y en 2024 la cifra solo desciende hasta el 9,1%. Prácticamente se mantiene la ratio de quienes afirman no poder permitirse ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año (el 33,4% en 2024) y el 35,8% asegura no tener capacidad para afrontar gastos imprevistos el año pasado, 1,8 puntos menos que en 2023, pero 2,4 puntos más que en 2019.

La pobreza infantil

Por otra parte, cada vez hay más niños en los deciles inferiores de renta, reflejo de la gran dificultad que tienen las administraciones públicas para combatir la pobreza infantil. En 2023, el 12,5% de los hogares en los que vive una pareja con uno o más hijos están en el primer decil de renta. Esto es, forman parte del 10% con menos ingresos (medidos por unidad de consumo). En el caso de los hogares monoparentales, el porcentaje escala hasta el 24%. Esto es, casi uno de cada cuatro están en el nivel más bajo de ingresos.

En España, tener hijos es sinónimo de dificultades económicas, como ha denunciado el Consejo Económico y Social en los últimos años. Si se amplía el foco, el 35% de los hogares de una pareja con hijos están en los tres primeros deciles de renta. Y en el caso de los hogares monoparentales, son el 58%.

El motivo de esta divergencia es que la renta está creciendo más rápido en los hogares sin hijos que entre los que tienen hijos. Desde 2019 hasta 2023, la renta de los hogares sin hijos (por unidad de consumo) aumentó cerca de un 28%, mientras que la de los hogares con niños no supera el 20%. En el caso de las parejas con hijos, el crecimiento de los ingresos ha sido del 21%, mientras que en los hogares monoparentales, la renta apenas ha subido un 14% desde que comenzó la pandemia. Una situación que deja a las familias con menores con una renta real inferior a la que tenían en 2019.

En consecuencia, se observa cómo algunos de los hogares con hijos son los que más dificultades tienen para llegar a fin de mes y en los que la evolución es peor en comparación con 2019. Por tipo de hogar, el 21,4% de los monoparentales manifiestan mucha dificultad en 2024, 2,3 puntos más que en 2019 y les siguen otros hogares con niños dependientes (13,1%). Dónde más ha crecido este indicador es en las familias de dos adultos con uno o más niños, pasando del 6,5% de 2019 al 9,1% de 2024.

La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) publicada este jueves por el INE refleja que la tasa AROPE, que mide el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social, cayó en 2023 al mínimo desde 2014, un 25,8%, siete décimas menos que el año anterior. El indicador tiene en cuenta a la población que están en al menos una de estas tres situaciones: riesgo de pobreza; carencia material y social severa y baja intensidad en el empleo. La mejora en el dato global se debe a una reducción en los tres después de aumentar en 2022 por el impacto de la crisis inflacionista, que se dejó notar especialmente en las variables de carencia.

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