El interés de la UE tras la ampliación al Este: asegurar la mitad de las materias primas críticas
Incorporar a los diez aspirantes aumentaría el comercio, pero también la contribución al presupuesto europeo. El verdadero atractivo reside en los minerales estratégicos para depender menos de países rivales
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Diez países son candidatos o potenciales candidatos para unirse a la Unión Europea de los 27, lo que supondría realizar la octava ampliación, una de las más numerosas, y una segunda gran expansión hacia la Europa del Este. La inclusión de todos ellos implicaría un reto de funcionamiento para la propia UE y serían necesarias reformas en cuestiones de toma de decisiones y de ámbito presupuestario, pero a cambio tendría beneficios comerciales claves.
Según un estudio publicado recientemente por el Banco de España, el comercio de los Estados miembros aumentaría con la incorporación de los países candidatos, pero en mucha menor medida que el incremento que se daría en los mismos. Sin embargo, el interés económico de la UE en la ampliación no se mide tanto en términos macroeconómicos ni presupuestarios, sino de abastecimiento de materiales críticos y en cuestiones geopolíticas.
La Comisión Europea ha definido 34 materias primas fundamentales para las cadenas de suministro de la UE en su plan para la autonomía estratégica, de las cuales 17 son críticas. Esta calificación indica que determinados materiales necesarios y no sustituibles para las distintas transiciones y la industria aeroespacial y la de defensa están en un riesgo elevado de suministro, al depender de la provisión por parte de países poco confiables. El informe del Banco de España detecta que entre los diez países aspirantes disponen de ocho de estas materias críticas, por lo que su adhesión a la UE supondría asegurarse el suministro de buena parte de los minerales más preciados del momento para cualquier economía.
En concreto, los países que quieren unirse a la UE tienen reservas importantes de boro, cobalto, cobre, grafito, litio, magnesio, titanio y níquel. También cuentan con otras tres materias fundamentales: antimonio, barita y feldespato. El litio, el cobalto, el níquel y el grafito son necesarios para los vehículos eléctricos y las baterías; el boro para los aerogeneradores y el magnesio y el titanio para la construcción de aviones, aeronaves y material defensivo. Si los aspirantes se adhieren a la UE, entrarían en el mercado único y se produciría una integración comercial más profunda, eliminando aranceles y armonizando los estándares regulatorios.
Turquía ya proporciona a los países europeos el 97% del boro en la etapa de minería y más del 65% en la etapa de refino, así como el 79% del antimonio en la etapa de minería, el 78% del feldespato y el 15% de la barita. Además, el bloque de países candidatos es responsable del 18% de las importaciones de manganeso de la UE, provenientes principalmente de Ucrania y Georgia, y del 15% de las de cobre.
De hecho, el Banco de España calcula que las exportaciones totales de los países candidatos de materiales como el boro en la etapa de refino y el feldespato serían suficientes para satisfacer la totalidad de las importaciones europeas de dichos bienes provenientes de fuera de la unión y cubrirían el 70% y el 40%, respectivamente, de las de la barita y el manganeso. Además, se estima que Ucrania tiene reservas significativas y todavía no explotadas de varias materias primas críticas, como titanio, níquel, litio, grafito, manganeso, cobalto y cobre, minerales que son "particularmente escasos" en el mercado interno y cuyo mayor proveedor actual para la UE es un país "relativamente distante desde el punto de vista geopolítico".
Por ejemplo, la UE importó en 2023 el 100% de las tierras raras pesadas a China, pero el gigante asiático también es el principal proveedor de otras 11 materias primas fundamentales. Otras dependencias estratégicas se dan con el níquel comprado a Rusia (el 29% del total) y el berilio a EEUU (el 60%). De hecho, solo cinco de las 34 materias primas fundamentales señaladas por la Comisión Europea proceden mayoritariamente de dentro de la UE: Bélgica suministra el 59% del arsénico; Polonia, el 26% del carbón de coque y el 19% del cobre; España, el 99% del estroncio; y Francia, el 76% del hafnio.
Debido a estas dependencias, los autores del estudio consideran que, en caso de una integración, las reservas minerales de Ucrania y su explotación "podrían ser útiles para ayudar a la UE a diversificar el suministro" de minerales críticos, cuya demanda se incrementará en las próximas décadas debido a la transición energética y la digital.
No obstante, el proceso de adhesión a la UE es lento y muchos de los expedientes llevan años parados, por lo que se trata más de un ejercicio teórico que factible en el corto plazo. Además, hay otros países con el interés puesto en los minerales de Europa del Este. En concreto, Trump ha ofrecido en las últimas semanas más apoyo militar de EEUU a Ucrania en su guerra contra Rusia a cambio de acceder a sus yacimientos.
Beneficios comerciales
La ampliación de la UE tendría un impacto positivo sobre el comercio de los actuales miembros, pero muy heterogéneo por países y, en la mayor parte de ellos, reducido. Los más beneficiados serían los geográficamente más cercanos, que actualmente ya tienen relaciones comerciales frecuentes. Según estima el Banco de España, el comercio crecería un 2,6% en Croacia; un 2,2% en Rumanía; un 1,5% en Bulgaria y un 1% en Grecia. En el resto de miembros actuales la cifra está por debajo del 1%.
En el caso de España, el comercio internacional solo crecería un 0,2%, una tercera parte del beneficio comercial calculado para la entrada en vigor del Tratado UE-Mercosur y una sexta parte de los beneficios comerciales generados por las tres últimas ampliaciones de la UE en 2004, 2007 y 2013 hacia el este de Europa. No obstante, también cabría esperar un impacto migratorio positivo que no está cuantificado en el documento y un aumento de la inversión extranjera directa.
Las claramente beneficiadas en términos macroeconómicos y presupuestarios de una potencial ampliación son las economías candidatas. Se estima que el crecimiento de su comercio estaría entre un máximo del 39,8% en el caso de Albania y un mínimo del 6,1% en Turquía, debido a que actualmente ya es parte de la unión aduanera de la UE.
Además, todos los países que ya son contribuyentes netos al presupuesto europeo tendrían que aumentar su aportación para hacer frente a las inversiones en los nuevos Estados miembros, que están alejados de los estándares económicos y de bienestar comunitarios. España registró su primer saldo financiero negativo en 2019 y pasaría, con elevada probabilidad, a ser contribuyente neto permanente. El país que más peso seguirá asumiendo es Alemania y los miembros adheridos en 2004 y años posteriores continuarían siendo más perceptores que aportantes.
Diez países son candidatos o potenciales candidatos para unirse a la Unión Europea de los 27, lo que supondría realizar la octava ampliación, una de las más numerosas, y una segunda gran expansión hacia la Europa del Este. La inclusión de todos ellos implicaría un reto de funcionamiento para la propia UE y serían necesarias reformas en cuestiones de toma de decisiones y de ámbito presupuestario, pero a cambio tendría beneficios comerciales claves.