Juan F. Jimeno: "Reducir la jornada por ley no parece la manera, mejor por convenio"
El experto designado por el Gobierno para contribuir a la mejora de la productividad en España confía en consolidar este organismo independiente para ayudar a mejorar el diseño de las políticas públicas
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En el año 2024 el Gobierno creó, a instancias de la Unión Europea, el Consejo de la Productividad, un organismo que se encargará de hacer análisis y recomendaciones para mejorar el diseño de las políticas económicas del país. Y puso al frente a Juan Francisco Jimeno, una decisión aplaudida entre sus colegas por su amplia trayectoria, doctor en Economía por el MIT, investigador de la economía española con más de un centenar de publicaciones y actualmente advisor de la Dirección General de Economía del Banco de España. Por delante tiene un gran reto: consolidar un organismo independiente que analice en detalle las dinámicas de la productividad en España y que conciencie sobre la necesidad de que se incorpore en el diseño de las políticas públicas. Esta es su primera entrevista desde el nombramiento.
PREGUNTA. ¿Qué trabajos va a hacer el Consejo de la productividad? ¿Cuándo podrán ver la luz los primeros resultados?
RESPUESTA. Ya hay trabajos en marcha, porque la preparación de las reuniones exige presentación de trabajos. En la reunión de diciembre se discutió lo que podría ser un primer capítulo del informe anual: un análisis sobre qué es la productividad y cómo estamos en términos de productividad, que es básicamente mal. La idea es constituir durante este primer año tres o cuatro grupos de trabajo que produzcan los capítulos del informe anual. También estamos repasando cómo estamos en regulación del mercado de productos, cómo nos comparamos con otros países, qué nos dice el informe Letta y el informe Draghi sobre la necesidad de reformas en la regulación o la regulación autonómica del Régimen 20 propuesta por el Ministerio de Economía. Un segundo tema que vamos a abordar es el de distribución de las ganancias de productividad. Tan importante es que crezca la productividad como que las ganancias se distribuyan de forma equitativa.
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P. ¿Cómo han sido las primeras reuniones?
R. Todos los miembros del Consejo son conscientes de la importancia de la productividad. Prácticamente hay consenso en qué es la productividad, cómo la medimos y la situación en la que estamos. También coincidimos en que se le presta muy poca atención a la productividad en las políticas públicas y en que necesitamos que los políticos aprendan qué es la productividad y cómo mejorarla.
P. ¿Con qué recursos cuenta el Consejo para hacer sus tareas?
R. El Consejo está compuesto por 15 vocales y todos ellos tenemos otros trabajos. De hecho, nuestro trabajo no es ser miembros del Consejo de Productividad, este es un puesto no remunerado. Estamos discutiendo con el Ministerio de Economía la manera de dotar a los grupos de trabajo de recursos, poder contratar estudios y tener al menos becarios que trabajen en cada uno de estos grupos de trabajo. En el medio y largo plazo me gustaría que este Consejo de Productividad fuera lo que es hoy en otros países: un ente con personalidad jurídica propia y con un presupuesto suficiente.
P. ¿El Gobierno les fija qué asuntos pueden tratar y cuáles no?
R. Somos completamente autónomos a la hora de tratar los temas. Y si hay interés en algún determinado tema, lo vamos a tratar. Sobre la propuesta de reducción de jornada, hemos decidido que no queremos entrar en ese tema por ahora, porque no queremos ser un obstáculo en el proceso político. Cuando se apruebe y entre en marcha, pues seguramente habrá que hacer alguna evaluación y seguramente lo haremos.
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P. Pero actuar a posteriori reduce su capacidad de aconsejar en el diseño de la norma.
R. Esta discusión la tuvimos en la reunión del mes pasado. Por una parte, tú quieres influir y quieres que las políticas reflejen lo que se sabe sobre este tema. Pero por otra parte, no queremos ser un obstáculo al proceso político. Si hay un choque entre el Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, no creo que sea labor del Consejo entrar.
P. En España hay muchos datos agregados sobre la productividad, pero poca información micro. ¿Qué datos necesita el Consejo para poder hacer un análisis en detalle de la productividad en España?
R. Tenemos información sobre las empresas, como la Central de Balances del Banco de España o los registros tributarios de la Agencia Tributaria. Y también tenemos información sobre los trabajadores, como los registros de afiliados de Seguridad Social o la Encuesta de Población Activa. El problema es que nunca se ha conseguido una base de datos que enlace ambas cosas. Necesitamos una base de datos donde tengamos información sobre quién trabaja en la empresa y cuáles son los resultados de esa empresa. No sabemos, por ejemplo, si una población trabajadora más envejecida es más o menos productiva, ni si los inmigrantes son más productivos. Desde el Consejo estamos pidiendo que se haga el enlace entre las estadísticas.
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P. ¿Estos datos existen en otros países?
R. Sí. En España, la única agencia que yo sepa que tiene este tipo de datos es la Agencia Tributaria. Posee el registro de afiliados de la Seguridad Social unida con las declaraciones del Impuesto sobre Sociedades y del IVA.
P. Como ha comentado, España tiene una productividad baja, pero en los últimos trimestres parece que se ha recuperado un poco. ¿Qué está ocurriendo?
R. Hay que distinguir entre productividad del trabajo por trabajador, productividad por hora trabajada y productividad total de los factores. En los últimos trimestres ha habido un cierto repunte de las dos primeras, mayor en la productividad por hora trabajada que la productividad por trabajo. Aquí hay un debate importante sobre si estamos midiendo bien las horas de trabajo.
En cuanto a la productividad total de los factores, todavía no tenemos muy claro si es baja porque no se utiliza bien el capital o porque instalamos demasiado capital para hacer determinadas tareas. Hay un trabajo muy interesante, de Javier Quintana y coautores, en el que están intentando incorporar la tasa de utilización del capital en la medición de la productividad total de los factores. A la luz de los resultados, parece que la baja productividad total de factores no se debe solo a que la tasa de utilización del capital sea baja. Por otro lado, está la cuestión de la mala asignación del capital, que fue lo que ocurrió durante la burbuja inmobiliaria. En todos estos temas de medición, el Consejo va a tratar de influir haciendo recomendaciones sobre las revisiones metodológicas en las estadísticas que hay que hacer para medir mejor la productividad.
P. ¿Puede estar influyendo también la reforma laboral de 2022 en la mejora de la productividad? La menor rotación debería impulsar la acumulación de capital humano.
R. Eso es cierto, de hecho, durante mucho tiempo hemos criticado la legislación española por la segmentación entre permanentes y temporales. Pero también hay que mirar qué ha pasado con la reforma laboral: es cierto que hay más estabilidad en el empleo, porque hay más trabajadores indefinidos que antes, pero también sigue habiendo un 5% de los trabajadores que están sujetos a una rotación muy alta. No está claro cómo ha afectado la reforma laboral a la productividad.
"No está claro cómo ha afectado la reforma laboral a la productividad"
P. ¿Sería necesaria una reforma empresarial en España para impulsar la productividad?
R. Por ahora no tenemos muchos datos para decir si la gestión empresarial en España es peor que en otros países. Hay dos cuestiones que me hacen dudar de esta idea. Una es que, al menos en la gran empresa, la formación de los empresarios no es peor que en otros países. La segunda es que, cuando tú comparas la función empresarial entre países, tienes que tener en cuenta que las restricciones que tienen a la hora de ejercer su función empresarial también son diferentes. No es lo mismo gestionar recursos humanos en un país donde el despido es libre, que en un país donde el despido es muy caro y está muy restringido. Yo no diría que los empresarios españoles tienen peor formación o capacidad. Dicho esto, es cierto que no hay todo un núcleo de empresas pequeñas y medianas o empresas familiares en las que quizá la función empresarial no está suficientemente profesionalizada. Pero esa es otra discusión. Hay trabajos de Vicente Salas en los que demostraba que el nivel educativo de los empresarios en determinados segmentos de empresas era peor que el de los trabajadores.
P. ¿Hay una parte de la regulación laboral española que complica la productividad?
R. Sí, y es un tema que tendremos que tratar también en años sucesivos.
P. La distribución de la productividad está en el debate político. ¿Es posible y deseable que los sueldos aumenten siguiendo la estela de la productividad del trabajo? Es lo que reclaman los sindicatos y algunos partidos.
R. Sobre el papel, en un crecimiento equilibrado, los salarios reales deberían crecer igual que la productividad por trabajo o por trabajador y a la reducción de jornada. Lo que hemos visto en los últimos años es que, si tomas valores medios (aunque no sea buena idea hacerlo), los salarios están creciendo menos que la productividad y la reducción de jornada tampoco ha avanzado mucho. Estos indicadores lo que te están diciendo es que había un desajuste entre productividad y salarios que puede venir de un aumento excesivo de los salarios en épocas pasadas. Por ejemplo, al inicio de la crisis inmobiliaria, los salarios crecieron demasiado rápido, durante los años 2008 al 2010. Si tienes un aumento excesivo, luego tienes que realinearte. Este desacople puede deberse a reajustes, desequilibrios pasados, cambios sectoriales que tienen que ver con que los trabajadores se han ido de unos sectores a otros, cambios tecnológicos que hacen que determinados bienes de capital se remuneren más, inmigración…
Hay muchos factores que explican este desacople, pero en una situación de crecimiento equilibrado, ambas cosas tienen que ir aparejadas. Además, no se trata solo de que ambas cosas vayan aparejadas en valores medios, se trata también de la distribución de salarios y de las distribuciones de productividad. Para que la reasignación de trabajo se produzca bien, lo deseable es que en los sectores en los que crece más la productividad, crezcan más los salarios para que los trabajadores tengan incentivos a irse a esas actividades. Cómo acomodar esa distribución de salarios a la distribución de productividad es fundamental y se ha prestado mucha atención a los valores medios, pero no tanto a la distribución.
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P. ¿Reducir la jornada laboral por ley mejorará la productividad?
R. Cuando dices productividad por trabajo, por trabajador, obviamente lo más probable es que si reduces la jornada, la productividad por trabajo se reduzca. Si estás menos horas produciendo, tu productividad disminuye, pero ocurre lo contrario en la productividad por hora trabajada, porque si lo que haces es eliminar las horas menos productivas, entonces tu productividad por hora aumenta. Y la productividad total de los factores, que depende sobre todo de la generación de nuevas ideas y de la asignación… Hay un libro muy interesante de un economista portugués que se llama Pedro Gómez, el de la jornada de cuatro días, que dice que la productividad total de los factores puede aumentar mucho porque con esa disminución de jornada puedes dedicarte a tareas más innovadoras, a cosas más productivas, que hacen que aumente la productividad.
Luego está la casuística que tienes por sectores y por tipos de actividad. Por ejemplo, en el comercio, si se reducen las horas, lo más probable es que aumente la productividad por hora trabajada, porque si tienes una demanda estable y la demanda no varía, lo que vas a tener es el mismo número de ventas en menos horas y tu productividad aumenta. Pero imagínate que la demanda no es estable, que el hecho de que tú reduzcas la jornada significa que tus clientes se van a otra tienda. Pues entonces ya no está claro que tu productividad por hora trabajada aumente. Luego, en el trabajo a turnos, la productividad por hora trabajada es la misma, aunque la productividad por trabajo disminuye y la empresa tendrá que contratar a alguien más para cubrir eso.
Entonces, esta discusión sobre si la productividad aumenta o disminuye con la jornada está muy mal orientada, porque primero tienes que dejar claro qué tipo de productividad te preocupa. Y claro, a las empresas les preocupa la productividad por trabajador, porque eso es lo que influye en sus costes laborales unitarios: cuánto le pago al trabajador y cuánto produce. A los economistas macro y a los políticos quizá les preocupe más la productividad por hora trabajada. Y el efecto es muy distinto.
"Cuando se dice que la jornada en España son 40 horas es falso. Es la duración máxima de la jornada sin pagar horas extra"
La heterogeneidad que hay en los efectos de la jornada sobre la productividad es tan amplia que lo de reducir la jornada por ley no parece la mejor manera de hacerlo. La mejor manera es con negociación colectiva. Y, de hecho, cuando se dice que la jornada en España son 40 horas es falso. Es la duración máxima de la jornada que puedes tener sin pagar horas extra, pero la jornada efectiva, la que te dicen los convenios y la que te dicen las encuestas que hacen a las empresas, es muy inferior a 40 horas, es 38 horas y pico, según los últimos datos.
Reducir la jornada máxima de 40 horas a 37,5 puede ser una forma de promover que las ganancias de productividad de las empresas lleguen más rápido a los trabajadores y, en ese sentido, puede ser una buena idea. Es una mala idea porque no permite que todas las empresas, con toda esta heterogeneidad que tienen y toda esta casuística, reduzcan la jornada de la forma más eficiente posible. En algunas va a ser un shock bastante negativo.
En el año 2024 el Gobierno creó, a instancias de la Unión Europea, el Consejo de la Productividad, un organismo que se encargará de hacer análisis y recomendaciones para mejorar el diseño de las políticas económicas del país. Y puso al frente a Juan Francisco Jimeno, una decisión aplaudida entre sus colegas por su amplia trayectoria, doctor en Economía por el MIT, investigador de la economía española con más de un centenar de publicaciones y actualmente advisor de la Dirección General de Economía del Banco de España. Por delante tiene un gran reto: consolidar un organismo independiente que analice en detalle las dinámicas de la productividad en España y que conciencie sobre la necesidad de que se incorpore en el diseño de las políticas públicas. Esta es su primera entrevista desde el nombramiento.